Nos pasamos la vida hipotecando nuestro
tiempo y nuestra vida a cambio de un dinero que nos permita disfrutar del poco
tiempo que nos quede libre. La mayoría hemos nacido en un país donde se nos
enseña a gastar, un país donde el consumismo es la premisa que se debe seguir.
Y no nos damos cuenta de que lo más importante no se compra con dinero. Lo más
importante es reflexionar y pensar en qué narices gastamos el tiempo.
Las personas duermen entre 7 y 8 horas al
día, y eso es casi un tercio de vida. Las otras 8 o muchas más horas, las
pasamos trabajando y del poco tiempo que nos queda, debemos restar
el que nos pasamos quejándonos, el que nos pasamos planeando lo que haremos
mañana, pasado, el otro y así transcurre la vida.
Luego tristemente nos levantamos un día y nos
vemos frente al espejo con el rostro arrugado, lejos ya de cuando éramos
jóvenes y con ojos vidriosos por las lágrimas entendemos que ya es tarde para
tratar de lograr ciertas cosas.
¿Y todos los momentos de felicidad que pasamos? ¿Fueron de verdad
tan caros? ¿O fueron de esas noches y días sin planear en los que dejamos que
fuera la vida quien nos sorprendiera?
La vida es disfrutar de las pequeñas cosas.
Si tienes gente con quien compartir sonrisas, tienes mucho, y si tienes con
quien compartir y con quien compartirte eres tremendamente afortunado.
Si tienes un empleo, y agua para poder beber
y comida para comer, y salud para cubrir tus necesidades, debes sonreír.
Abrazar a los tuyos, disfrutar de un libro o una gran película o comer
chocolate por la noche puede hacerte feliz. Ser feliz consiste en deshacerte de
lo que te esclaviza y disfrutar de tu tiempo y de tu vida.
La falta de sentido personal
La sociedad de hoy día está experimentando grandes cambios y
nosotros sentimos las consecuencias. Hasta ahora nos hemos movido por el «hacer
lo que toca, lo que es mejor para nuestro futuro y en encontrar una salida
profesional que nos brinde seguridad y estabilidad económica». Actualmente,
vivir siguiendo este modelo ya no nos sirve. Nos sentimos inseguros y
perdidos, no sabemos qué hacer ya que no hay ninguna alternativa profesional
que nos acabe de llenar, no encontramos motivos que nos lleven a perseverar y
tampoco sentimos la seguridad y la estabilidad que esperábamos dado que lo
puestos de trabajo no son fijos en el tiempo. En resumen, experimentamos
una sensación de vacío y sentimos que nuestra vida no tiene sentido.
Mujeres con hijos
Muchas mujeres al tener hijos llenan
relativamente un espacio porque se sienten útiles mientras los niños son
pequeños, pero en su interior hay todavía un vacío que pretenden llenar con su
carrera profesional. La infelicidad llega cuando esa carrera profesional se
convierte en una auto-obligación-presión para no acabar siendo una ama de casa
y ser independiente económicamente, suponiendo en muchos casos una renuncia a
pasar tiempo con los niños. El propósito de vida va más allá de una carrera
profesional. Aunque
vivir el propósito de vida acabe convirtiéndose en la fuente de ingresos, la
sensación será de fluir y hacer lo que te apasiona en lugar de “tener que” trabajar.
¿Cómo se descubre el sentido de la vida?
Asumiendo la responsabilidad de elegir cada
día que quieres ser, qué quieres hacer, con quien te relacionas. Siendo
consciente de que eres un ser social y vives en comunidad. Por
ello, cada vez que interactúas con otros, puedes construir o destruir según tu
intención. Si vives en el amor das amor para ti y otros. Ahora
reflexiona ¿en qué estado de ánimo estás viviendo y cual emoción prevalece siempre?
¿Será que estás viviendo en el miedo y el
temor a que te hagan daño, al fracaso, a no cumplir las expectativas?.
Para que identifiques cuál es tu sentido de
vida, tienes que analizarla. La falta de sentido de la vida, es
vivir en el miedo, tener temor al fracaso, a todo.
El sentido de la vida es vivir en el amor,
hacia ti y hacia otros, sentir alegría, claridad de cómo contribuir al mundo y
cómo quieres contribuir con el mundo desde lo que haces tanto en tu profesión
como en tu vida social y familiar.
La falta de sentido de la vida = temor +
miedo + fracaso
El sentido de la vida = amor + felicidad +
claridad de cómo contribuir al mundo
Si alguna vez te preguntas por
el sentido de tu vida, hazte las siguientes preguntas:
¿Cuál
es mi deseo?
¿Qué
intenciones tengo para conseguir que se cumpla?
¿Qué
compromiso puedo llevar a cabo con la fuerza de mi voluntad?
¿Qué
podría hacer para ser fiel a mi compromiso
¿Cuáles
serán mis actos (acciones)?
La vida sólo te debe lo que estés dispuesto a
pedirle. ¿Qué le pides tú?
Para dar sentido a la vida es indispensable: el
trabajo con los valores, la misión y la visión. Los valores son esa
brújula que nos permite saber hacia dónde ir.
¿Cómo encontrar la misión y la visión en la vida?
Para encontrar la misión y la visión en
la vida, puedes hacerlo a través de dos sencillas preguntas.
¿Cómo es el
mundo en el que tú quieres vivir?
¿Qué puedes
hacer tú para contribuir a crear ese mundo?
Ese mundo en el que tú deseas vivir es tu
visión, es eso que quieres contribuir a construir. Aquello que tú puedes
aportar para que ese mundo sea de la manera que quieres que sea, es tu misión.
Es aquello que debes empezar a desarrollar ya
¿Estás ya trabajando para hacer tu misión y tu
visión realidad? ¿A qué esperas para ponerte a ello?
La fórmula para descubrir el sentido personal
no pasa por esperar de fuera soluciones sobre el trabajo, las otras personas o
un golpe de magia para solucionar nuestra crisis existencial. El cambio
que necesitamos para vivir con sentido y bienestar implica coger el
protagonismo de nuestra felicidad. Y este camino significa
conocernos, conectar con nuestra confianza para creer que es posible vivir como
uno quiere y que depende de uno mismo dar los pasos hacia allí.
La confianza nos ayudará a afrontar la
incertidumbre de sentir que la seguridad no está fuera sino dentro de
nosotros y a tomar las decisiones con determinación y coherencia con quién
somos para empoderarnos y construir nuestra hoja de ruta.
Algunos pensarán que ellos no tienen talentos
y por lo tanto sólo pueden aspirar a una vida “normal” y resignarse y vivir de
la mejor manera que puedan. Pero ¿es su miedo y su pereza la que habla? Podemos
poner nuestro foco en todo lo que no sabemos hacer y escudarnos ahí, o ponerlo
en lo que conecta con nuestras pasiones y todo lo que hacemos bien de manera
natural y explorarlas con curiosidad, porque pueden revelarnos nuevos talentos
que no conocíamos en nosotros.
Consciente de la necesidad de cambio
Si te sientes identificado con mis palabras
te tengo que dar una buena noticia; ya eres consciente de que necesitas un
cambio y cada vez estás más dispuesto y, por tanto, más cerca de acabar con la
falta de sentido personal. Ahora ya es cuestión de respirar valor y adentrarte
en ti a la búsqueda únicamente de tu camino.
El camino de descubrir qué te mueve, cuál es
el talento que nace de ti, qué puedes aportar de especial y distinto en este
mundo y qué alternativa te ayudará a andar hacia allí.
Si quieres clarificar sobre tu misión en la vida, pregúntate:
¿En qué ayudo y me siento bien haciéndolo?
¿Qué me agradecen a menudo los demás?
¿Cómo me gustaría ser recordado?
¿Cuál es el impacto que quiero crear en este mundo?
Si pudiera hablar a millones de personas, ¿qué les diría sobre la
misión de la vida?
Estos son algunos buenos ejemplos de propósito de vida que te
pueden inspirar. Deseo que te ayuden a formular el tuyo.
Amar y ser amado.
Vivir en el aquí y ahora.
Disfrutar de cada segundo como si fuera el último.
Servir a los demás desde el corazón.
Elegir la felicidad en cada momento.
Ser y actuar desde mi “yo auténtico”.
Crear un impacto positivo en el mundo.
Poner mis talentos y habilidades al servicio de la vida.
Dejar a la vida manifestarse libremente a través de mí.
Compartir, ayudar, crear, crecer, evolucionar, etc.
Conocerme y descubrirme a un nivel profundo.
Vivir con libertad sin miedos.
Ser fiel a mí mismo en todo momento.
Convertirme en mi mejor versión y dar lo mejor de mí.
Crear un legado para las generaciones futuras.
Hay una cita preciosa de la Madre Teresa de Calcuta que dice:
“La vida es bella
vívela, la vida es arte contémplala, la vida es misterio descúbrela”.
Disfruta de esta aventura apasionante eligiendo tu propia misión
aquí y ahora.
Hay teorías que dicen que la vida es un ciclo
de rutinas en las que nos vamos hundiendo hasta morir. Quienes respaldan esa
teoría alegan que la mayoría de las personas, desde que nacemos, tenemos el
curso de nuestras vidas predestinados, pues ingresamos al sistema escolar,
estudiamos una carrera, conocemos a alguien, nos casamos y tenemos familia
hasta que finalmente morimos. Sin embargo, esa es una manera fatalista,
pesimista y nada animada de ver lo que realmente es la vida
Muchas personas han tenido muy en claro su
propósito en la vida desde muy pequeño. Hay quienes por ejemplo son muy amantes
de los animales desde niños, y ya de mayores terminan estudiando una carrera
Veterinaria o algo parecido.
Nuestro propósito en la vida es aquello
que nos apasiona, eso por lo que nos desvivimos, eso para lo que sin duda
alguna tenemos un talento innato, un deseo y unas ganas enormes de hacerlo todo
el tiempo.
Resumiendo, el sentido de la vida es que no
importa el sentido de la vida. Lo que importa es: crecer, ser generoso, tratar
de encontrar aquello que sabemos hacer y explotarlo al máximo, amar, pensar,
divertirnos, ser críticos, sinceros, coherentes, proactivos y siempre vivir de
acuerdo a nuestras posibilidades y fieles a nuestro criterio. Todo eso es lo
que mis padres me han enseñado, yo creo que es un muy buen comienzo, ¿y tú?.