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sábado, 29 de agosto de 2020

CON OTRAS GAFAS / Una voz para no olvidar nunca




Paula Palacios es una veterana realizadora española con más de 25 documentales hechos para la televisión. Especializada en temáticas sociales, aborda en sus producciones cuestiones relacionadas con mujer e inmigración. Esta semana, en el Festival de Cine de Málaga, ha obtenido el Premio del Público gracias a su primer largometraje documental, 'Cartas Mojadas', una producción realista, dura y emotiva que aborda la odisea de los inmigrantes que tratan de llegar a Europa por el Mediterráneo muriendo muchos de ellos en su intento.
La cámara de Palacios ha acompañado a Oscar Camps, responsable de la ONG Proactiva Open Arms en una operación para el rescate de más de 550 personas y, por otro lado, ha estado con los guardacostas libios mostrando su labor para impedir el pase de los inmigrantes desde el norte de África a Europa y constatando con toda su crudeza que en Libia se encarcela, tortura y vende como esclavos a inmigrantes procedentes de diversos países.
'Cartas Mojadas' cuenta, a través de una voz misteriosa desde el fondo del mar, la epopeya más trágica de nuestra historia contemporánea. Siguiendo esa cartas escritas, de madres a hijos, la voz acompaña al barco de 'Open Arms'. Una voz que sale del anonimato para recordar a la sociedad la realidad de una tragedia que nunca debería olvidarse. 

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Oscar Camps: "La pandemia ha beneficiado a los radicales que quieren meter miedo con la inmigración"

sábado, 15 de agosto de 2020

CON OTRAS GAFAS / Humanizando la Frontera Sur


La Frontera Sur entre Europa y África es una realidad variada y compleja en la que se encuentran diferentes culturas, lenguas y religiones. En el lado de Marruecos convergen las rutas migratorias procedentes del Centro y Oeste de África. Un importante flujo de personas se concentra en el norte del país magrebí huyendo de la pobreza, la violencia, la persecución racial o por orientación sexual y muchos buscan asilo político tras ser perseguidos. A menudo esta población carece de información sobre la atención humanitaria que puede recibir en su camino hacia una vida digna. Solo en 2019 murieron tratando de llegar a Europa 893 personas, 53 niñas y niñas perdieron sus vidas sin llegar a las costas españolas y medio millar de personas están desaparecidas.
La Delegación de Migraciones de la Iglesia Católica en Tánger ha puesto en marcha el proyecto RefAidFronteraSur cuyo objetivo es captar financiación para costear la licencia de una app y plataforma digital que coordinaría toda la información necesaria para migrantes y refugiados. Esta recursos ya funcionan en otros países europeos.
Se trata de poner a disposición de los migrantes y refugiados información sobre los servicios que ofrecen las diferentes organizaciones humanitarias para atenderlos, especialmente a los más vulnerables como son las mujeres embarazadas, las niñas y niños, los enfermos y las víctimas de la violencia. 




En los últimos meses, los voluntarios han puesto en marcha campañas de sensibilización y prevención del coronavirus que llegan de forma lenta y desigual a estos colectivos de personas. La app y la plataforma digital han comenzado a funcionar de prueba en parte del país. El proyecto ha lanzado la campaña de captación de fondos para extender su uso a todo el país con el objetivo de dar servicios en tiempo real a unas 60.000 personas.
A largo plazo se plantean promover su utilización entre la población de migrantes y refugiados en suelo español.


Explicación de la campaña #RefAidFronteraSur https://startsomegood.com/refaidfronterasur





sábado, 21 de diciembre de 2019

CON OTRAS GAFAS / La luz de la Navidad llega a Málaga y Melilla




La larga prenavidad de comidas de empresa, bombardeo publicitario, compras y ciudades compitiendo por ver quien instala más luces nos ofrece una ilusión de felicidad ficticia centrada en el consumo. Parece como si comer y comprar tuvieran por si mismas la fórmula mágica de garantizarnos la felicidad previo pago de una cantidad de dinero. La industria de los anuncios, especialmente los destinados a la televisión, genera relatos breves y acelerados de hombres y mujeres conquistando la belleza, la riqueza y el poder. Los spots de perfumes llevan esos mensajes a su máxima expresión. Hay incluso una evolución del escenario donde se desarrollan esas fantasías. Se ha pasado de la chica o el chico moviéndose de noche por grandes ciudades iluminadas a un hombre  avanzando con energía por un desierto desolado hasta descubrir unas gotas de perfume surgiendo de la tierra reseca. Ya ni siquiera se molestan en ofrecer luz. El consumidor se arrasta literalmente por encontar luz fuera de sí como si dentro de su persona solo habitara el vacío.
Pero en cada  consumidor niño, joven, adulto o anciano hay un ser humano con su maravillosa esencia; distinto, diverso pero similar a los demás. Iguales en el corazón que late en cada uno de nosotros conectándonos a los demás. Con nuestras sombras y luces. A veces esa luz surge en los pequeños, olvidados por la gran fiesta del consumo. Se hace presente en el gesto de un voluntario que hace compañía a un anciano, del que escucha con respeto y atención al que sufre o del que no tiene miedo en mostrarse vulnerable aunque no esté bien visto. Es el misterio de la vida. Hace 2000 años, en un pueblo perdido de un imperio, un hombre y una mujer embarazada huían de la persecucción de unos poderosos, buscaban acogida y refugio. La joven dio a luz a la intemperie, apenas cobijada por unos animales. Unos pastores que estaban por los alrededores quedaron sobrecogidos por la escena. Nació el misterio de Jesús. Su vida posterior iluminó de esperanza a los descartados en una sociedad que postergaba a las mujeres, apartaba a los niños y condenaba al ostracismo a los enfermos. La llama prendió y siguió viva durante generaciones hasta este siglo XXI en todas las personas que buscan la entrega generosa al prójimo, la paz y la mano tendida a los que sufren. 
Hoy los descartados siguen llamando a la puerta de nuestros corazones, pidiendo aliviar sus dolores e intuyendo caminos de esperanza. Un eco de fraternidad y luz recorrerá la provincia de Málaga y Melilla hasta el 5 de enero como una epifanía de esperanza. Este domingo aterriza en Málaga la Cruz de Lampedusa, también llamada la 'cruz de la vergüenza', construida con maderas de embarcaciones que naufragaron cargadas de emigrantes buscando una vida mejor para ellos y sus familias. En octubre de 2013, un terrible naufragio dejó 366 cuerpos flotando en el Mediterráneo. En abril de 2014, una fundación italiana presentó al Papa Francisco una cruz hecha con tablas de barcos hundidos frente a la isla de Lampedusa. El papa la bendijo y encargó: "Llevadla por todas partes".
La Cruz de Lampedusa, convertida en símbolo del dolor y la injusticia, transmite el grito de los que no tienen voz, pero aún así siguen adelante activados por su dignidad de seres humanos. Ha pasado en 2019 por diversas ciudades españolas como Salamanca, Valladolid, Jaén y Valencia. En esta última, se evidenció que aunque 35.000 personas han muerto en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa, miles de brazos  solidarios abiertos acogen, protegen, promueven e integran a los recién llegados. Varios de ellos portaron la cruz en su recorrido por la Ciudad de la Esperanza, un proyecto humanitario de la Asociación Ciedes, apoyado por Cáritas, que ha acogido a 500 inmigrantes desde 2014. El centro cuenta con 8 bungalows, cafetería y aulas donde se enseña español, informática y deportes.
En Málaga la cruz inspirará oraciones, vigilias y un acto público de sensibilización sobre el drama de la inmigración el domingo 29 de diciembre a las 18.30 horas en el Palmeral de las Sorpresas. En Melilla, el 27 de diciembre personas de diferentes confesiones, participarán en un acto interreligioso junto a la valla fronteriza. Unidos en lo común pese a los muros físicos, culturales y mentales que intentan dividirnos.


sábado, 2 de febrero de 2019

CON OTRAS GAFAS / Ninguna persona es ilegal


Una de las armenias pendientes de ser deportada Koen Van Weel / AFP

Una familia armenia, que había solicitado asilo político en Holanda, ha estado encerrada durante 96 días en la Iglesia Evangélica Bethel de La Haya para evitar su deportación por los Servicios de Inmigración a su país de procedencia. Los armenios, dos adultos y sus hijos de 21, 19 y 15 años, aprovecharon que la ley holandesa impide a la policía la entrada a un templo durante las celebraciones religiosas para evitar ser detenidos. Los fieles evangélicos hicieron el resto, celebrando una vigilia de oración continuada que se ha prolongado durante 96 días. Casi 1000 pastores evangélicos y sacerdotes de diferentes puntos de Europa se turnaron durante todo ese tiempo guiando las oraciones. Asimismo, más de 250.000 personas firmaron una petición para pedir un cambio en la ley ecvitar que familias con los Tamrazyans puedan ser deportados.
La iglesia Bethel apareció en diferentes medios internacionales en los últimos meses y ha sido conocida como “la iglesia en misa permanente” o “la  iglesia de la misa permanente”. Mientras tanto, en las calles, los medios de comunicación y el Parlamento, arreciaron las críticas al Gobierno holandés por parte de ONGs y la sociedad civil en general. El foco mediático sirvió para poner sobre la mesa un problema que se arrastra desde hace varios años. Holanda cuenta con una ley que se conoce como “de amnistía de los niños”, pero su funcionamiento es lento y provoca situaciones tan duras como que 700  menores estén pendientes de ser expulsados o no, algunos durante años. Muchos de ellos nacieron en Holanda y no conocen el idioma de sus padres ni el país del que tuvieron que huir por causas como la guerra o persecuciones de grupos extremistas que hacían temer por sus vidas.
El pasado 30 de enero, tras muchos debates y no pocas tensiones, los cuatro partidos que gobiernan el país en coalición, llegaron al acuerdo de que los Servicios de Inmigración autoricen la permanencia de la familia acogida en la Iglesia Bethel y el 90% de los menores pendientes de su trámite de asilo. También se acordó dotar de más recursos a los Servicios de Inmigración para que las personas no tengan que estar hasta diez años esperando que le contesten a sus peticiones de asilo.
El aumento de los recursos humanos y económicos destinados a los Servicios de Inmigración en Holanda se añade a los que numerosos países de la UE hacen a la parte de las políticas de inmigración que se ocupa del control de fronteras. Recientemente se ha conocido que Europa está transfiriendo 170 millones de euros a Marruecos para que blinde la conocida frontera sur de la UE en Ceuta y Melilla con el fin de evitar la entrada de inmigrantes. Ese país, en un papel de “policía subcontratado”, dedicará el dinero a aumentar la altura de las vallas con concertinas en Ceuta y Melilla, la instalación de torres de vigilancia y fosos para que los policías patrullen con perros de vigilancia.
El gasto constante y creciente de millones de euros en la vigilancia de la entrada de inmigrantes sin documentación que –no lo podemos olvidar- incurren en una infracción administrativa, no un delito, parece no tener fin. Sin embargo, esas políticas no dan resultados y no parecen ir nunca destinadas a ayudar a los países en origen o a acordar entre todos los países implicados unos flujos migratorios para que las personas no tengan que jugarse la vida en el mar o permanecer años bajo sospecha cuando están huyendo y quieren una vida mejor para ellos y sus familias.
El pasado mes de diciembre, la ONU llegó a un histórico acuerdo suscrito por la gran mayoría de los países del mundo que hace posible establecer un sistema de flujos migratorios pactado por todos. El llamado Pacto Mundial por las Migraciones no contó con el respaldo de China, EE.UU, Australia y países del Este de Europa por donde llegan miles de inmigrantes y refugiados por tierra. No es un pacto vinculante legalmente, pero ofrece muchos caminos y propuestas concretas basadas en los derechos humanos. La buena noticia que nos ha traído este pacto del que se habla poco, es que mientras los gobernantes se deciden a ponerlo en práctica, la sociedad civil no espera y actúa en socorro de los necesitados. La solidaridad es innata al ser humano y brota en Holanda, en las calles de Madrid cuando parroquias, ONGs y el Ayuntamiento  no permiten que duerman en la calle los que solicitan asilo o en México donde una gran y valiosa red solidaria de apoyo se vuelca con los centroamericanos que caminan hacia EE.UU buscando una vida mejor. Probablemente, muchas de las personas solidarias que apoyan a los inmigrantes desconocerán que 65 millones de seres humanos viven desplazados de su lugares de origen, pero todos ellos saben que ninguna persona es ilegal.

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sábado, 4 de agosto de 2018

CON OTRAS GAFAS / Vidas salvadas, vidas agradecidas


Los dos inmigrantes que hablaron con los medios. Foto: Europa Press

La llegada a España de más de 600 personas que fueron rescatadas por el barco 'Aquarius' de la ONG Open Arms está dando frutos de agradecimiento por parte de los inmigrantes y personas que quieren acogerse al estatuto de refugiados. Este viernes, varios de ellos comparecieron ante los medios de comunicación y relataron su peligroso periplo vital hasta que fueron rescatados en el mar y trasladados por el barco de la ONG hasta Valencia. 
Omram Osman y Japhet Ntouba son dos de las 25 personas que residen en el convento de Son Rapinya en Mallorca, habilitado como centro de acogida. Cruz Roja se está ocupando de cubrir las necesidades básicas de estas personas y su asistencia jurídica y psicológica. Osman huyó de su país en guerra, Sudán, después de que mataran a su padre. Atravesó el desierto del Sahára sin apenas comida ni agua y fue engañado por una mafia y capturado en Libia, donde le encarcelaron y le exigieron 7000 euros para ponerlo en libertad. Su familia, en Sudán, vendió la casa para hacer frente a la exigencia económica, pero fue vendido como esclavo sufriendo condiciones de vida extremas en manos de un agricultor. Finalmente escapó y se unió a una expedición por mar hasta que fueron salvados por el 'Aquarius'. 
La huida de su compañero Japhet Ntouba, procedente de Camerún, no fue por la guerra si no para huir de la pobreza en la que vivía.  A sus 26 años, dice que prefirió "morir hacia adelante yendo a Europa que volver a África". También fue engañado por una mafia y vendido como esclavo en Libia, un país caótico desde la caída de Gadafi. Encarcelado, pidió ayuda a su familiares, pero tuvo que enviarles fotos a estos para que creyeran el infierno en el que vivía. En su caso, reunieron 1000 euros para su liberación y también se aventuró a la peligrosa ruta por mar que sale del Oeste de Libia. Fue salvado por la tripulación del 'Aquarius'. Ante los periodistas españoles, Japhet se mostró eufórico por la acogida en España, dispuesto a "trabajar al máximo" y "aceptar las normas". Quiere aprender español y un oficio. A su lado, su compañero Osman muestra su agradecimiento al pueblo español: "sin vosotros estaría muerto o tirado en las calles". Añadió que "nunca olvidará" el día en el que desembarcaron en Valencia y señaló que quiere aprender español, pero todavía no sabe si podrá quedarse en nuestro país.
Osman huyó para dejar atrás la guerra interminable de su país, Japhet escapó de la pobreza y otras, como Josefa, encontrada agarrada a unas tablas en el Mediterráneo, dejó atrás a un marido maltratador. Todos sobrevivieron gracias a los voluntarios de la ONG Open Arms y la decisión del Gobierno español de que vinieran. Han encontrado un pasaje seguro para emprender nuevas vidas. Las sociedades europeas y los gobiernos europeos y africanos deberían tener en cuenta que la vida es lo más preciado que tiene cada ser humano antes independientemente de las soluciones políticas que deberán ser globales.


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"Sin vosotros estaría en el fondo del mar"

sábado, 30 de junio de 2018

CON OTRAS GAFAS / Solidaridad a borbotones en la Frontera Sur




La llegada masiva de inmigrantes a través del Mediterráneo en pateras, pequeñas embarcaciones y hasta 'toys' de las que se venden en las tiendas de juguetes para los niños está obligando a realiazar varias operaciones diarias de salvamento de hombres, mujeres y niños. La Organización Mundial de las Migraciones cuantificó que 10.126 personas llegaron desde África a las costas europeas del Mediterráneo, solo entre el 1 y el 24 de junio. De ese contingente de personas, 5.300 alcanzaron las costas andaluzas. Llevamos cuatro semanas viendo imágenes en televisión de esos africanos de mirada cansada, a veces eufóricos por alcanzar su tierra prometida, y siempre disciplinados en largas filas organizadas por los servicios humanitarios. Acaban un largo viaje en el que han huido de sus pueblos o ciudades, han pagado mucho dinero a las mafias para atravesar varios países hasta aguardar semanas en el norte de Marruecos, ocultos en pisos y pensiones, a la espera de los pasadores que los crucen a la península de forma clandestina.
La mirada cansada de los migrantes encuentra un final feliz, al menos en el momento de arribar a puerto, cuando un ejército de personas les ofrece abrigo, comida y bebida.
Desde Almería a Tarifa, pasando por los puertos de Motril y Málaga, cientos de voluntarios de Cruz Roja, guardias civiles y policías están dando todo de si, para atender esta auténtica emergencia humanitaria. Se improvisan espacios para dormir en puertos y polideportivos, se entrega comida y se refuerzan los turnos de trabajo. "Estamos desbordados. Recibimos varios 'Aquarius' al mes" han asegurado miembros de la Asociación Unificada de Guardia Civiles (AUGC) de Cádiz, que ha pedido un protocolo de actuación y más medios para atender el trabajo de ídentificación de los migrantes.
El desbordamiento afecta a los servicios de emergencias de Cruz  Roja. Su coordinador Samuel Linares, destaca que "la principal preocupación es tener un espacio preparado y programado para darles cobertura".  El Ayuntamiento de Málaga se va a coordinar con Cruz Roja y la Policía Nacional para la puesta en marcha de un espacio provisional adecuado en el Recinto Ferial a la espera de que se haga realidad el edificio que la ONG va a levantar en el puerto de Málaga. 
Cientos de voluntarios y funcionarios policiales están ofreciendo un gran ejemplo de acogida, atención y apoyo a miles de personas, muchos de ellos niños, después de sus peligrosos viajes bucando una vida mejor.


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jueves, 17 de agosto de 2017

Un mundo hostil de muros y barrreras




El número de abril-junio de 2017 de la revista 'A vivir' del Teléfono de la Esperanza aborda una cuestión de permanente actualidad en el mundo de hoy, la instalación de muros y gandes vallados fronterizos en diversos puntos del planeta para impedir el acceso a los países de personas que huyen de las guerras, conflictos, hambrunas y de la pobreza. Esta presencia creciente de las barreras físicas se produce en un momento en el que se registra el mayor número de personas refugiadas desde la Segunda Guerra Mundial, 65 millones de seres humanos, según la agencia ACNUR.
Nuesta revista, que siempre aborda los temas con gran profundidad y dando voz a expertos en las diferentes materias, incluye, entre otros, los artículos "Más de 70 muros nos separan", de Herminio Otero, "Educar para el universalismo", de José Luis Rozalén y "Cómo derribar nuestras barreras" de María Guerrero Escusa.
Además, en este último número de 'A vivir', Mari Ángeles Plaza Crespo, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), recuerda en una entrevista que España no está cumpliendo con el cupo de acogida de algo más de 17.000 personas refugiadas con el que se comprometió en 2015. 


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Revista 'A vivir' abril-junio 2017

sábado, 22 de julio de 2017

CON OTRAS GAFAS / Humanidad frente a políticas erróneas e insensibles con el sufrimiento




La ONG Proactiva Open Arms, con sede en Badalona y dedicada a rescatar a inmigrantes a la deriva en el Mediterráneo, ha logrado salvar las vidas de 385 personas solo en las dos primeras semanas de operaciones de rescate con su recién estrenado 'Open Arms'. Este buque, cedido por el grupo de empresas Ibaizabal, es el segundo empleado por esta ONG, fundada por Oscar Camps, propietario de una empresa de socorrismo. Desde 2015, el 'Astral' ha rescatado a miles de personas abandonadas en precarias embarcaciones fletadas por las mafias de Libia y en la que viajan hacinados hombres, mujeres y niños que huyen de las guerras, las persecuciones y la pobreza. También ha atendido a refugiados que trataban de desembarcar en la isla griega de Lesbos.
La ingente labor que viene desarrollando Proactiva Open Arms ha sido reconocida por gran cantidad de instituciones, instituciones y fundaciones y protagonizó el documental 'Astral' del programa 'Salvados' de La Sexta. 
En abril de 2017, Oscar Camps, fue recibido por tercera vez por el papa Francisco en el Vaticano. Camps destacó el gestó solidario de Francisco, que estuvo en Lesbos, se llevó 12 refugiados a Roma y luego impulsó una red de acogida que está poco a poco introduciendo familias por medio de un pasillo humanitario que se propone integrar a 1.000 personas en dos años.
El director de Pro Activa Open Arms consideró al Obispo de Roma un «gran apoyo institucional», en contraste con lo que califica como un «plan de desprestigio» orquestado desde la agencia europea de control de las fronteras exteriores, Frontex.
Se refería a las acusaciones del director ejecutivo de Frontex, Fabrice Leggeri, quien declaró al Financial Times (FT) que las ONG que trabajan en el Mediterráneo están en contacto con los traficantes de personas para hacer llegar más refugiados a Europa.
«La estrategia de Frontex –responde Camps– es poner en duda nuestra capacidad legal para hacer lo que estamos haciendo y desacreditarnos. Así poco a poco los donantes tendrán miedo progresivamente de donar dinero a las personas investigadas», dijo en rueda de prensa.
«Nuestra misión es que la gente no muera en el mar», añadía. «No somos ni la causa ni el problema. Somos solo la respuesta».
Este mes de julio, el ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido, hizo unas polémicas declaraciones en las que habló de hacer comprender a las ONGs que no tienen que centrarse tanto en salvar vidas en el Mediterráneo. Conviene recordar que el problema de las muertes en el mar -unas 5.000 en 2016 y 2.000 en 2017- no está creado por las ONGs. Una combinación de guerras, hambrunas y políticas migratorias erróneas están causando desplazamientos masivos en el mundo. Se da la circunstancia de que en 2015, Italia puso fin a su operación 'Mare Nostrum' centrada en el salvamento de inmigrantes por no obtener apoyo económico del resto de los países europeos. La UE activó la operación 'Tritón' de la agencia de fronteras FRONTEX con el objetivo de impedir el acceso de personas por mar. Se cambió rescates por vigilancia. Desde entonces los rescates se vienen haciendo por la Armada y Guardacostas italianos que se coordinan con organizaciones como Proactiva y Médicos Sin Fronteras, entre otras. 
El terrible acuerdo adoptado por la UE con Turquía para que este país acogiera refugiados a cambio de 2.000 millones de euros supuso el cierre de las fronteras del este de Europa y el éxodo masivo a través del mar. Las muertes en el Mediterráneo no han parado de aumentar mientras se han creado auténticos mercados de esclavos con los inmigrantes africanos que llegan hasta Libia como paso previo para entrar clandestinamente en el continente europeo. 
Culpar a las ONGs de este gran desastre humanitario e incluso insinuar que actúan de acuerdo con traficantes muestra la cortedad e insensiblidad de los responsables políticos europeos y españoles frente a la generosidad de asociaciones, voluntarios y miles de personas de buen corazón que no se escudan en fronteras ni en ahorros económicos a la hora de salvar vidas. La cruel respuesta a personas que carecen de requisitos administrativos para entrar en nuestros países pasará factura en el futuro. 
En el ámbito de la sociedad civil muchos están dispuestos a seguir apoyando con sus firmas, sensibilizándose y donando dinero. Solo en 2016, Proactiva Open Arms recibió 2,1 millones de euros procedentes de más de 16.000 donantes.
Este ejército de la esperanza se ampliará en septiembre con la incorporación una ONG vasca y otra andaluza  a las operaciones de rescate. Todo por salvar las vidas que hagan falta. 

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sábado, 8 de octubre de 2016

CON OTRAS GAFAS / Salud y esperanza para los inmigrantes




La oferta de atención en crisis y formación integral en salud emocional que el Teléfono de la Esperanza hace a la sociedad española se ha ampliado durante 2016 a un nuevo sector, el de las personas migrantes. Gracias a la colaboración con la ONG Salud Entre Culturas, impulsada por médicos y personal sociosanitario del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, se ha puesto en marcha un programa de información y formación para que los emigrantes conozcan como funciona el sistema sanitario y aprendan a gestionar sus emociones.
Una parte del proyecto consiste en la impartición de talleres en los que los inmigrantes reciben información sobre enfermedades como el VIH, enfermedad de Chagas o tuberculosis, así como del funcionamiento del sistema sanitario español. Los participantes han sido familias de ucranianos refugiados, mujeres latinoamericanas y jóvenes subsaharianos.
El director técnico de Salud Entre Culturas, Ignacio Peña, ha explicado: “El sistema sanitario es diferente en cada país, y los inmigrantes necesitan conocer cómo funciona en España y cómo acceder a él para recibir atención sanitaria”. La información sobre enfermedades infectocontagiosas por parte de profesionales de la salud es esencial para realizar una buena labor de prevención e intervención.
En cuanto a la gestión emocional, la directora técnica del Teléfono de la Esperanza, Isabel Ponce, destaca que "es muy importante escuchar las emociones que experimenta una persona que ha dejado su país y se enfrenta a una nueva vida, así como proporcionarles unas herramientas básicas para que identifiquen, expresen y gestionen sus propias emociones”. 
La mejora de los conocimientos y el desarrollo de las capacidades facilita la adaptación a un nuevo entorno y a afrontar las dificultades derivadas de un cambio de vida tan importante. El proyecto se completa con la página web www.saludesperanza.org donde el Teléfono de la Esperanza ha incluido el apartado 'Emociones en el equipaje'. Esta a su vez ofrece las siguientes páginas: me siento solo fuera de mi país, ha fallecido una persona cercana a mí, estoy nervioso y me cuesta dormir por la ansiedad, siempre siento tristeza y creo que estoy deprimido, pienso en el suicidio y padezco una enfermedad mental.
Las emociones y sentimientos viajan con las personas que han tenido que dejar sus países por causa de la pobreza o de las guerras, muchas veces se desplazan solos y otras en familia. El Teléfono de la Esperanza les aporta en este programa la experiencia y formación de sus voluntarios para que se puedan adaptar a la sociedad española y disfruten de una buena salud emocional tras los episodios personales de sufrimiento que han vivido.
El proyecto ha contado con el apoyo de la Obra Social de La Caixa.