lunes, 28 de septiembre de 2009

1.000 visitas a El Tiempo de la Esperanza








Éste blog, El Tiempo de la Esperanza, alcanzó el sábado por la tarde su primer millar de visitas. Una cifra redonda que me anima a seguir trabajando día a día para acercar al teléfono a ese mundo de posibilidades que nos ofrece la red. En estas cuatro semanas de transición desde los calores de agosto a las humedades de septiembre he sentido, primero tímidamente, y luego de forma sostenida como aumentaba el interés y la calidez entorno a éste espacio.

Dos líneas de comentarios han llegado hasta aquí. Los que apoyaban la iniciativa y animaban a seguir adelante y los de personas angustiadas que buscaban ayuda. Entre los primeros, destaco a Teo Martín, del Teléfono de la Esperanza de Extremadura y a Mariví Romero, delegada de Bienestar Social en el Ayuntamiento de Málaga, que nos han ayudado a amplificar la presencia de El Tiempo de la Esperanza.
En el lado de los usuarios, me sorprendió el SOS que una mujer lanzó desde Valencia en mi sitio en Facebook denunciando una supuesta violación de un niño en la provincia de Sevilla. A los pocos días le siguieron un hombre angustiado por las circunstancias de su vida en Perú y una chica española que sufría por su mal aspecto. A todos ellos, los orienté a dirigirse a los números del Teléfono de la Esperanza más próximo a su ubicación.
El silencioso y eficaz trabajo de los voluntarios de Málaga se reflejó en el comentario de un usuario anónimo: "Ha sido una gran bocanada de aire puro en medio de un gran fuego que es mi vida". Quien así se expresaba era un hombre que ha sufrido múltiples crisis familiares durante cinco años. Angustiado, llamó al teléfono de Málaga y luego en el blog quiso agradecer la escucha de un voluntario el 31 de agosto a las diez de la noche.
Quiero agradecer a Mabel el haberse sumado como seguidora a este blog. En nuestras conversaciones, cargadas de ideas a desarrollar, Juan Sánchez, el presidente del teléfono en Málaga, y yo, Luis Santiago, veníamos echando en falta más implicación del colectivo de orientadores y voluntarios y Mabel ha dado un paso adelante.
Manolo Montes, un orientador que ya levantaba el teléfono para oir 'los males del alma' de la gente en 1976, también está presente. Ahora que ha desembarcado felizmente en el periodismo, nos acompaña con su blog.
El Tiempo de la Esperanza tiene que ser el sitio donde voluntarios y orientadores se expresen, compartan sus experiencias y comuniquen cualquier iniciativa. Esta bitácora dispone de varios sitios para participar en ella y seguirla. En la columna de la derecha, podéis entrar en la pestaña Compartir. Al entrar ahí, si un contenido os parece intersante para promover la salud emocional y los fines del teléfono en general, se puede agregar a Wikio y Technorati, que son directorios de blogs, Del.icio.us, un espacio que agrupa enlaces interesantes en la red, Menéame, un ranking de noticias que interesan o a las redes sociales Digg y Facebook. Ésta última cuenta ya con 250 millones de usuarios. También se puede enviar el contenido a Twitter, microblog donde las personas se comunican lo que hacen en no más de 140 carácteres (unas tres líneas) y varias veces al día.
Otra posibilidad para seguir éste espacio es entrar en Suscribirse. La vía más directa es hacerlo por e-mail, aunque hay diversos agregadores de contenidos, que se configuran y nos avisan de las novedades en nuestro escritorio o en favoritos. Uno de ellos, el de Google, permite añadir El Tiempo de la Esperanza a la página de inicio que todos tenemos cuando vamos a entrar en Internet.
Además, en la parte de abajo del blog, hay dos apartados para suscribirse a las entradas (el artículo central) y comentarios. Por supuesto, cualquier lector de éste espacio puede proponer enlaces a webs, blogs y sitios de interés relacionados con la salud emocional, la intervención en crisis, enseñar a ayudar y la cooperación al desarrollo. Lo dicho, El Tiempo de la Esperanza crece. Y otro fruto de éste crecimiento es que los medios de comunicación comiencen a fijarse en él y reflejar la realidad de ésta ONG en sus contenidos. Así ocurrió ayer domingo con las noticias publicadas en Málaga Hoy y La Opinión de Málaga. El apoyo de todos hará aumentar la visibilidad en la red de nuestra ONG y sus objetivos. Esto es sólo el principio.





sábado, 26 de septiembre de 2009

En los inicios de Villa Esperanza


Villa Esperanza, la casona de dos plantas en la que asienta el teléfono desde 1976, ha sido remozada. Por dentro y por fuera. Después de dos años de trabajos de rehabilitación, dentro de unos días podremos trabajar en ella en unas instalaciones amplias, confortables y modernas. La ayuda de entidades como el Ayuntamiento de MálagaCajamadrid, Ikea, la constructora Hexa y Cajamar han sido fundamentales para sacar adelante el proyecto. La caja madrileña ya mantenía una línea de colaboración estrecha con el Teléfono de la Esperanza apostando por respaldar un proyecto de cooperación en Honduras.

 A un mes escaso de la inauguración de la sede rehabilitada, he querido acercarme a los pioneros del teléfono en Málaga. Una persona clave en los inicios fue Salvador Rodríguez de Tembleque. La organización fue fundada por Serafín Madrid, hermano de San Juan de Dios, en Sevilla en 1971. En esas fechas, en Málaga, Salvador, que trabajaba en una asesoría jurídica, recibía peticiones de ayuda a través de María Salud, su mujer, profesora en la humilde barriada de La Palmilla. "Uno de los casos era el de un hombre que dejó embarazada a su hija. Nosotros empezamos a ayudar porque nos salía del corazón. Ví que en Londres y Nueva York funcionaba la organización 'El Buen Samaritano' y en Sevilla ya estaba el teléfono. Contacté con Pedro Madrid, hermano del fundador, y me dijo que buscara un local y un equipo de gente".

Rodríguez de Tembleque, una persona de hondas convicciones cristianas, le pidió al entonces obispo, Ramón Buxarrais, el nombre de un cura para sumarse al proyecto y éste le dio el de Sergio Ferrero, "que se volcó en seguida" abriendo una vía que seguirían con entusiasmo profesionales como el abogado Carlos Linares, el psiquiatra Fernando García y dos psicólogos de la Universidad Laboral. En el grupo inicial también estuvieron los voluntarios Manolo Montes Ángel Medina.

Cuenta Salvador que el respaldo del gobernador civil, José María Aparicio, sirvió para que instituciones como el Ayuntamiento de Málaga y la Diputación también apoyaran el proyecto.

Tras varios años de trabajo informal de los voluntarios, el Teléfono de la Esperanza se abrió oficialmente en Málaga en 1976, con Sergio Ferrero como primer director, "porque un sacerdote está disponible día y noche". En aquellos años de cambios sociales y políticos e ilusión colectiva, decir ayuda era abrir puertas. El equipo fundador compró la parte de arriba de Villa Esperanza por 2,5 millones de pesetas y, pasado un tiempo, el Banco de Bilbao condonó la deuda pendiente. Había entusiasmo en los pioneros y su entorno. Los autores de las letras de forja Villa Esperanza regalaron su trabajo y más adelante Caja de Ronda entregaría un piso para acoger a jóvenes solteras embarazadas.

 En los años setenta y primeros ochenta, profesionales del día a día en la calle como taxistas y policías tenían en cuenta al teléfono y colaboraban derivándole casos de personas que buscaban ayuda. Los propios voluntarios salían a la calle a resolver situaciones de emergencia. "Llamó un hombre desde un bar diciendo que tenía un cuchillo e iba a matar a su mujer. Cuando llegué allí, Sergio estaba hablando con él y el cuchillo encima de una mesa", rememora Rodríguez de Tembleque. Otra noche de tensión se vivió cuando una chica francesa fue encontrada en un banco en la calle. Su novio la había abandonado y estaba enferma. El equipo de voluntarios contactó con el cónsul de Francia y consiguió que una enfermera la acompañara en el viaje en avión a París para encontrarse con su familia.

En los inicios también hubo momentos duros, de impotencia como el caso de una estudiante que anunció su suicidio. La chica no pudo ser localizada a pesar de los contactos con el rector de la Universidad y los vecinos de la zona donde se le situaba "que se sumaron a la búsqueda espontáneamente". Además recuerda con desparpajo que un suicida frustrado llamó "traidores" a él y sus compañeros cuando los vio llegar a donde estaba con la policía.

Todo eso ocurría en los tiempos de los 'equipos volante' del Teléfono de la Esperanza, una suerte de 'unidad de calle' que luego sería suprimida.

Manolo Montes, pionero en el servicio de orientación, recuerda la espontaneidad en los comienzos de lo que hoy es un servicio integral, multidisciplinar, aconfesional y apolítico. El teléfono estaba y está abierto a todo tipo de gente angustiada. "Éramos gente de buena voluntad que teníamos aprendido lo que es la escucha del trato con la gente". Todos atendían las llamadas y luego los sábados "nos reuníamos los voluntarios con un psiquiatra, un psicólogo, un médico y el cura y poníamos sobre la mesa nuestros casos para ver los fallos y cómo actuar".

Rodríguez de Tembleque coincide en "el sentido y la eficacia de aquellas reuniones" y valora el cambio que ha experimentado hoy la asociación con un enfoque profesionalizado. Asegura sentir el teléfono "como un hijo mío" y revela que "después de casi 40 años, lo que no sabes te lo enseñan". Tras los primeros años de romanticismo, éste manchego enraizado en Málaga, como el resto del equipo, se formó y llegó a ser orientador familiar. Hoy a sus 80 saludables años, acude cada miércoles a practicar la escucha activa y sigue en formación permanente. Ha estudiado varios cursos de Teología y enseña su carnet del Aula de Mayores de la Universidad donde aprende Informática.


martes, 22 de septiembre de 2009

La epidemia del siglo XXI

Numerosas ciudades celebraron ayer actos con motivo del Día Internacional del Alzheimer, la que para muchos es ya la epidemia del siglo XXI. 'No olvides, hay esperanza' fue el lema elegido. Conocimos que unos 500.000 españoles, 60.000 andaluces y alrededor de 10.000 malagueños sufren esta cruel enfermedad mental. Una dolencia que les va deteriorando neurológicamente y afecta en fases crecientes al conocimiento, la conducta y las funciones vitales.

"Es como si tú vida fuera un libro y fuesen arrancando páginas desde atrás hacia adelante", explicó gráficamente Paloma Ramos, de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Málaga.
El avance en la extensión de la enfermedad ha sido tan acelerado en los últimos años, que la ciencia no ha logrado desarrollar líneas de investigación con éxitos para frenarla. Así, los familiares y cuidadores son los principales soportes de éstos ancianos que se vuelven como niños. Sólo en la provincia de Málaga trabajan 18 asociaciones de familiares. Y luchan por promover los recursos necesarios, pero una parte de ellas, el 25%, aún no disponen de un centro de día para acoger a los afectados.
En el ámbito sanitario, destaca el esfuerzo del hospital Carlos Haya, que cuenta con una Unidad de Memoria por la que han pasado 4.000 personas en ochos años.
La consejera de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, Micaela Navarro, informó de que son 35.729 los andaluces con la enfermedad diagnosticada, pero está alcanza a unas 60.000 personas. A menudo, las cuidadoras de esos ancianos -el 83% de ellos mujeres- sufren un importante desgaste psicológico. Por ello, la sanidad andaluza implantó la tarjeta sanitaria especial con la que estas personas pueden acceder a una atención preferente en los centros de salud.
La administración redobla sus esfuerzos y anunció la creación de 1.170 plazas en los centros concertados de Andalucía. Asimismo, se adelanta que a finales de año Málaga contará con un nuevo centro de día con 150 plazas diurnas y 16 nocturnas. Todos ellos son esfuerzos dirigidos en la buena dirección, la de la atención y el cuidado a los dolientes, sus cuidadores y familias. Son recursos, pero harán falta implantar más para dar calidad de vida a un colectivo creciente. La sociedad del bienestar occidental juega paradójicamente a favor de la patología. Cuanto más se eleva la esperanza media de vida, más casos se detectan. Así, a partir de los 65 años la prevalencia crece y después de los 85 años, una de cada tres personas convive con ella.
El vídeo Alzheimer muestra una visión detallada de lo que es la enfermedad y la respuesta que se le puede dar.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Salud emocional en Cochabamba


El lunes pasado acabó la Semana de la Cooperación, que se ha estado celebrando en diversas ciudades españolas. En ella se divulga el trabajo de los cooperantes y los programas en los que trabajan en diversos países. Un total de 1.400 españoles trabajan como cooperantes en países extranjeros.

Una de las cuatro líneas de actuación del Teléfono de la Esperanza es la cooperación al desarrollo. Málaga ha ejecutado un proyecto de promoción de la salud emocional entre 2008 y 2009 en Cochabamba, una ciudad de Bolivia que, curiosamente, tiene una población parecida a nuestra ciudad; unos 586.000 habitantes. Allí durante un año se ha trabajado en un interesante programa de puesta en marcha de recursos comunitarios en salud mental y emocional. Con la base del equipo de la sede del Teléfono de la Esperanza en aquella ciudad y la implicación de movimientos asociativos locales se trabajó en tres líneas: Servicio de Intervención en Crisis, Promoción de la Salud Emocional y Fomento del Voluntariado.

Un total de 346 personas se beneficiaron del proyecto al formarse en recursos para la salud mental y emocional, de forma que la auditoría final destaca que un 85% de los participantes son capaces de evitar una crisis emocional propia o en su entorno. Hasta 171 personas recibieron ayuda en el Servicio de Intervención en Crisis (89 en llamadas telefónicas, 50 en talleres de crisis específicas y 32 en entrevistas). Otras 125 participaron en las actividades de Promoción de Salud Emocional, de las que 55 asistieron a conferencias, 50 a talleres de desarrollo personal y 20 en el Día de la Escucha. Entre las actividades, se desarrollaron los grupos de apoyo de autoestima, aprendiendo a vivir, comunicación no-violenta, crisis específicas y atención telefónica 12 horas.

La mejora de los recursos sociales en salud mental y emocional supuso también un importante trabajo de Fomento del Voluntariado en el que se formó a 50 vecinos de Cochabamba, 40 de ellos en el programa de Orientación Familiar y 10 en el Programa de Agentes de Ayuda.

El programa tuvo un presupuesto de 14.711 euros, de los cuales el Ayuntamiento de Málaga aportó 5.164 euros dentro de las ayudas a programas de desarrollo de 2008. Un dinero bien invertido. En promover salud emocional en un país con pocos recursos comunitarios.

El Teléfono de la Esperanza despliega una amplia red de asistencia en América. Tiene diez sedes en Colombia, Honduras, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina. Además, su presencia se amplia con la puesta en marcha en pocos meses de nuevos servicios en Lima (Perú), Valencia (Venezuela), Barranquilla (Colombia), México DF y Miami (Estados Unidos).

Hay mucho que hacer en todos los campos de la cooperación internacional. Como botón de muestra, podéis ver el reportaje que 'Informe Semanal', de TVE, emitió el pasado sábado 12 de septiembre sobre la cooperación oficial española en Senegal. A partir del minuto 38 del vídeo. Ahí se muestra como 'enseñar a pescar' a los jóvenes senegaleses para que no tengan que soñar con un futuro lejos de sus pueblos.

sábado, 12 de septiembre de 2009

"El ser humano debe promover una cultura del ser, no del tener"



Alejandro Rocamora es psiquiatra y fue uno de los fundadores del Teléfono de la Esperanza. Es autor de libros como «El hombre contra sí mismo», un estudio sobre la conducta suicida y «Crecer en la crisis. Cómo recuperar el equilibrio emocional», estudios en los que analiza el sufrimiento y cómo afrontarlo. Nos habla del Curso Superior de Intervención en Crisis que se va a impartir en Málaga y Badajoz, de crisis y conflictos.
¿Qué es la intervención en crisis?

El ser humano está en continuo cambio y por lo tanto en continua crisis, que puede producir angustia y que puede llevar consigo el desequilibrio entre un “antes” y un “después”.La intervención en crisis intenta restablecer ese equilibrio perdido, o al menos, situar a la persona en la rampa de despegue para crecer psicológicamente.

¿A quién va destinado el curso superior que se va a impartir en Badajoz y Málaga?

A profesionales y estudiantes de últimos cursos de los ámbitos social, sanitario y de servicios a la comunidad: psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, educadores sociales, sacerdotes, personal sanitario, personal de servicios de emergencia, etc. A responsables de formación y voluntarios de ONG interesados en la intervención en situaciones de crisis.

¿Qué tipo de crisis personales, familiares y colectivas se abordarán en el curso?

El curso comienza con un tema sobre la Teoría General de la Crisis y desarrolla las principales crisis por las que puede pasar el ser humano: crisis de suicidio, situaciones de duelo, crisis familiares, violencia doméstica, entre otras. También el curso hace hincapié en las estrategias terapéuticas más adecuadas para superar las diferentes crisis. Tiene un carácter práctico; combina sesiones presenciales, con sesiones a distancia, prácticas en contexto real de intervención en crisis y una memoria final del alumno.

¿Qué situaciones de conflicto y crisis planteaban las personas que llamaban al Teléfono de la Esperanza en los años 70? ¿Y en esta primera década del siglo XXI?
En las estadísticas de las llamadas recibidas en los años 70 destacaban las “crisis de pareja” y las “crisis familiar”, sin embargo, en este inicio del siglo XXI destacan las llamadas con contenidos depresivos y la soledad e incomunicación. Una explicación al respecto puede ser que en los años 70 estaba gestándose el cambio en la familia y en la pareja con todo lo que ello sugiere y provoca y que ahora lo que más nos preocupa es la dificultad de la intercomunicación con el otro. Hemos avanzado en la tecnología de la comunicación (móviles, Internet, etc.) pero hemos descuidado la comunicación vis a vis y en profundidad.

¿Por qué han aumentado los casos de violencia familiar como agresiones físicas o psicológicas a menores, padres y ancianos?

Es una realidad poliédrica, con diferentes causas, entre las que podemos señalar las siguientes: culturales, educacionales, psicológicas y psicopatológicas. Así, pues, en el trasfondo de la violencia doméstica podemos encontrar lo siguiente: el agresor piensa que alguien lo amará más si es bastante poderoso y el agredido piensa que será más amado si es un ser impotente e incluso maltratado. Es el vínculo sado-masoquista lo que fortaleza la unión. La agresividad se convierte así en el único vehículo de comunicación.
Es una forma patológica de buscar la felicidad. La cruda realidad de una pareja violenta es que sus miembros no están unidos, ni vinculados sino pegados, como las mariposas alrededor de una bombilla. Lo que les hace estar ahí es la luz, en nuestro caso la violencia; su miedo es que si se apaga la luz, o desaparece la violencia, se producirá el caos, la destrucción del propio vínculo.
El gran error de la mariposa, y de las parejas violentas, es pensar que la felicidad depende exclusivamente de esa unión, sin darse cuenta que pueden existir “otras bombillas”, otras relaciones donde sienta calor ( amor) sin quemarse y sin miedo a que desaparezca. Hay pues que apagar una bombilla, para encender otra. Los miembros de las parejas violentas deberán comprender que el poder no proviene de la fuerza, sino de la bondad, solidaridad y comprensión.

¿Hoy en día afrontamos mejor los duelos familiares que cuando la sociedad era mayoritariamente rural?

Considero que no. En la cultura rural predominaba el vínculo afectivo y se compartía mejor la pena y aflicción por la muerte de un ser querido. Incluso existían conductas (el luto, las misas, etc.), que hoy nos pueden parecer exageradas pero que permitían al familiar exteriorizar su pena. Y esto es así, pues está comprobado que cualquier situación de crisis en que nos sintamos arropados por el grupo es mucho más llevadera y además nos facilita el poder salir antes de conflicto. En la gran urbe los vínculos afectivos son menos consistentes y la distancia geográfica de los familiares favorece que el duelo se convierta en una vivencia individual y no grupal.

La incertidumbre sobre la salida de la crisis económica y el bombardeo de noticias negativas, ¿pueden provocar miedo y crisis personales?

Es evidente. Incluso en la clínica psiquiátrica diaria hemos comprobado un incremento de los cuadros ansiosos y depresivos que está relacionados de forma directa o indirecta con la crisis económica.

¿Qué enseñanzas puede sacar la sociedad después de esta primera gran crisis del siglo XXI?

Desde el punto de vista económico es evidente que se tienen que tomar medidas de control y estructurales por parte de los gobiernos nacionales para evitar una repetición de la crisis; desde el punto de vista psicológico, el ser humano debería aprender, en terminología de Fromm, a promover una “cultura del ser”, no “una cultura del tener”. Es decir, mientras la felicidad se construya en tener posesiones, e incluso cultura, y se deje en un segunda línea todo lo referido a los valores (solidaridad, compartir, etc.), antes o después la humanidad caminará hacia su propia destrucción.

Hoy en día en las crisis de emergencias, como las del 11-M y el accidente de Spanair, vemos equipos de psicólogos. ¿Qué aportan a las víctimas y familiares?

De mi propia experiencia como voluntario en la atención a los familiares del 11-M puedo señalar algunas características de la escucha en situaciones límites: la primacía del contacto físico sobre la palabra, la primacía del “aquí y ahora”, el huir de los estereotipos ( ·”esto pasará pronto”, “al parecer no sufrió”, etc.) y sobre todo la importancia del “nosotros”. En esas situaciones una cosa es evidente. Las razones sirven poco, lo que ayuda es la proximidad, la solidaridad, la transferencia positiva. Por esto, es necesario crear un clima de comprensión, no de razones, para abortar la angustia. Debemos pasar de un tú, y un yo, a un nosotros, que potencie un clima de confianza y seguridad.

¿Qué papel juega la religiosidad de las personas y el consuelo espiritual en las situaciones de crisis?

Fe y psicología están en planos distintos en la personalidad del sujeto, pero cuando la fe se concretiza en un individuo y se internaliza, la vivencia como tal es plenamente psicológica, pues condiciona el comportamiento personal. Por ejemplo, si el paciente vive una concepción de un Dios exigente hasta el límite y castigador de las pequeñas faltas y favorecedor del sufrimiento, o bien, un Dios excesivamente protector y solucionador mágico de los problemas, esto condicionará su comportamiento con la enfermedad.
El terapeuta deberá valorar si la experiencia religiosa de su paciente entorpece la correcta evolución psicológica. Esto ocurre cuando las creencias se apoyan en prácticas de supersticiones o esperan remedios mágicos para conseguir la curación. Así un paciente me dijo una vez: “Doctor, he dejado la medicación pues quiero hacer un viaje a Lourdes para que la Virgen me cure”. El terapeuta no debería entrar en justificar o no las creencias que subyacen en esa decisión, pero si reflexionar sobre las posibles consecuencias del abandono del tratamiento.

Lo definitivo, pues, no es ser ateo o creyente, para superar el conflicto psíquico, sino cómo se vive esa vivencia; hay ateos excesivamente escépticos para cualquier ayuda psicológica y creyentes que rehúsan esa ayuda porque se apoyan en un “Dios solucionador. Ambas posturas son un obstáculo para lograr recuperar el equilibrio psíquico perdido.

Considero, pues, que la ayuda espiritual en las situaciones de crisis también puede ayudar a superar ese momento, siempre y cuando se den las circunstancias adecuadas y no se utilice la religión como forma de taponar la expresión de los sentimientos o defendamos una imagen de Dios que defienda el sufrimiento por el sufrimiento.
¿Cómo deben las autoridades informar a la población en situaciones de catástrofes?
Es importante que la información sea veraz, aunque sin dramatizar, pero siempre acompañada de un mensaje tranquilizador y señalando las posibles vías para tener una información rápida sobre las personas damnificadas ( teléfono, móvil, Internet, etc.)







lunes, 7 de septiembre de 2009

La crisis eleva un 22% las llamadas al teléfono


La crisis también ha llegado al teléfono con sus incertidumbres y sus angustias. Casi el 28% de la población activa de la provincia de Málaga estaba en paro al final del segundo trimestre de 2009 y eso se ha notado en el crecimiento del número de llamadas. Hasta el 12 de agosto pasado, el Teléfono de la Esperanza había recibido un 22% de llamadas más que en el año anterior.

Juan Sánchez Porras, su presidente, detecta que “cuando la economía falla, no se paga la hipoteca o no se hacen frente a otros gastos, la convivencia familiar se resiente y surgen los conflictos”.

Unos usuarios llaman y preguntan “¿y ahora que hago yo”? al verse sin trabajo y con pagos inminentes que afrontar. Otros buscan apoyo para aguantar situaciones de crisis prolongadas en las empresas. “¿Y si me toca a mí?” es la cuestión que se plantea el que ve cerca un posible despido.

Los conflictos son más agudos cuando la pareja o la unidad familiar no están consolidadas. Así comienzan los estados de ansiedad. Pero, ¿qué respuesta ofrecen los orientadores a las personas en crisis por los problemas económicos?.

Los voluntarios que están a la escucha las 24 horas del día comienzan por desangustiara las personas que llaman en situación de angustia. Luego les ofertan una serie de recursos y cómo dirigirse a ellos. Éstos pueden ser de tipo psicológico, psiquiátrico o jurídico en el caso de que se vean amenazados por embargos, desahucios y otras acciones legales. También los derivan a servicios asistenciales como los comedores sociales o repartos de alimentos que se vienen haciendo en los últimos meses. Bancosol y Unicaja pusieron en marcha en mayo una iniciativa por la que se están repartiendo 72.000 cheques-menú de comida gratuita en la ocho provincias andaluzas durante seis meses. Además, en julio se activó otra operación de reparto de comidas, denominada ‘Respiro Solidario’.

A fecha de hoy, 7 de septiembre, el número de llamadas el número de llamadas recibidas éste año es 3902 y se han atendido 79 consultas en la sede de la calle Lagunillas. Las consultas femeninas fueron 2.627 frente a las 1.348 masculinas y las problemáticas emocionales y familiares coparon la mayoría de las peticiones de ayuda. Así, hubo 1.712 solicitudes de orientación psicológica y psiquiátrica, 681 por conflictos familiares, seguidos de lejos por 105 asistenciales, 64 jurídicos y 18 religiosos. Un amplio apartado titulado ‘otros’ agrupa 647 y 964 fueron llamadas periféricas.

Tras las cifras, los conflictos personales y familiares, un termómetro de una sociedad en crisis. A éste lado del teléfono, un puñado de mujeres y hombres dispuestos a escuchar. Orientar. Y dar salidas. Como dijo Martín Luther King, “si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Conocerse para ser felices


Los cursos que enseñan a disfrutar de una buena salud emocional son una de las áreas clave en el Teléfono de la Esperanza. El crecimiento personal, la comunicación positiva y el ejercicio de las funciones de padres y educadores son varias de las materias que se enseñan. Para todo ello es bueno conocerse a si mismo, saber quién soy y porque me comporto como lo hago. El teléfono promueve esa actividad de explorarse personalmente en los cursos de Conocimiento de si Mismo. Muchos de los propios voluntarios de la asociación han realizado este ciclo formativo como paso previo a sus tareas de orientación a las personas que demandan ayuda. Antonio Morilla es uno de ellos y tiene claro que después de haberlo hecho "vivo el período más feliz de mi vida, vivo más consciente". Enriquecimiento, aprendizaje sobre si mismo, conducta sana y felicidad son los beneficios que obtuvo en unas sesiones de orientación personal que se organizan en cuatro días. El curso se inicia un jueves y finaliza el domingo siguiente por la tarde. Comienza con una charla general impartida por un psicólogo experimentado y después continua con trabajo en grupos sobre aspectos de lo escuchado. Cada participante completa un test de conocimiento de si mismo "para ver que posibles conductas debe cambiar para desarrollar una personalidad más sana", explica Antonio.
Vivir sanos, esa aspiración que el ser humano recibe como herencia de sus padres, retoma toda su fortaleza en esas jornadas tranquilas en las que el participante aprende a conocerse mejor. Pero muchas veces, los días felices de la infancia vivida ocultan aprendizajes que pueden ser negativos. Por eso el curso va dirigido a cualquier persona que quiera mejorar, no sólo a los que sufren problemas psicológicos. "Todos nos creemos sanos, pero podemos tener problemas de conducta que normalmente vienen de la infancia cuando se aprenden unas respuestas a estímulos automáticos". En su caso personal, descubrió "cosas sobre las que nunca había recapacitado", que le condicionaban, pero habían sido 'normalizadas' en el seno familiar por la vía de las bromas. Su descubrimiento le ayudó a vivir mejor. ¿Y en qué se traduce esa mejora?. En vivir conscientemente, sin dejarse llevar por las emociones y los mecanismos automáticos de comportamiento. Algo que puede sonar estandarizado a mucha gente, pero que Antonio Morilla ve de otra manera después de su experiencia personal. "Vivimos condicionados por muchas cosas. Mi impresión personal es que la mayoría nos dejamos llevar por la rutina de la vida y haciendo funcionar un personaje aprendido que tiene que caer bien, quedar bien y satisfacer las necesidades de los demás".
Sin embargo, el Curso de Conocimiento de si Mismo enseña a la personas a conocerse con más profundidad, ser capaces de entenderse, ser más naturales consigo mismo y los demás y, por tanto, ser más felices. Antonio Morilla da testimonio del cambio experimentado por muchas personas. Y explica que "si uno no se ama a si mismo, jamás se puede amar a los demás". O explicado con una bella metáfora: "hasta que la fuente no se llena, no puede rebosar. Hasta que el amor no te llena a ti, no puedes darlo a otro".
La próxima edición del Curso de Conocimiento de si Mismo en Málaga tendrá lugar en la Casa Diocesana de Espiritualidad entre el 5 y el 8 de noviembre.