jueves, 10 de noviembre de 2016

Ramón de Unamuno, nieto del histórico escritor, estuvo en el Taller de Lectura del Teléfono de la Esperanza


'La isla del viento'
Ramón de Unamuno, nieto del escritor Miguel de Unamuno. Foto: Luis Santiago

Ramón de Unamuno, nieto del gran escritor español Miguel de Unamuno estuvo el pasado mes de octubre en el Teléfono de la Esperanza participando junto a su mujer, Begoña, en el Taller de Lectura que celebramos mensualmente. Aparejador y licenciado en Derecho,  ha trabajado en diferentes constructoras en España y Bruselas y, desde 1982, está afincado en Málaga donde ejerció de subinspector de trabajo. Sentarse a charlar con él de la vida de su abuelo y la presencia que ha dejado en su familia es recorrer la España convulsa del primer tercio del siglo XX.
Admite su parecido físico, "que sería mayor con barba y gafas", matiza, y nos cuenta que "conocí a sus nueve hijos menos a una que murió antes. El apellido del famoso escritor ha sido una constante en mi vida desde pequeño. Iba por la calle en Salamanca y escuchaba "ahí va Una-mu-no", preguntaba a mi madre "¿qué es un no?", y ella me decía "no hagas caso hijo".
La ciudad castellana dispone de dos puntos claves de atracción para los amantes de la literatura y la obra de este vasco marcado por el desastre de 1898 y la decadencia española. Por un lado, la Casa Museo en la Universidad antigua y, por otro, la Casa Rectoral en la que se conserva su biblioteca con miles de libros, manuscritos, muebles y las salas de estudio en sus plantas superiores acogiendo a lectores e investigadores. Existen dos esculturas de Pablo Serrano y Anaya.
Ramón conoció algo de la obra de su abuelo gracias a las lecturas que le mandaban en el colegio, pero lo descubrió plenamente de adulto. "Sus libros de viajes son impresionantes. Tres de sus libros hablan de su niñez y juventud en Bilbao. Viajó mucho por toda la península y en su obra se ve un increíble dominio de la lengua".
Otra faceta destacable de su obra es la poesía, "para mí es la obra más amplia de mi abuelo, aunque no tan conocida. Hizo mucha poesía dedicada a la familia y a lo religioso, como El Cristo de Velázquez", señala Ramón de Unamuno. Por vía epistolar desarrolló una relación de admiración mutua con Joan Maragall y también intercambió cartas con dirigentes socialistas vascos. Las cartas que él recibió de ellos están publicadas.
Su vida en Salamanca estuvo ligada a la Universidad, en la que fue en 1900 fue nombrado, con sólo 36 años de edad, rector por primera vez, cargo que llegó a ostentar tres veces.
En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituyó del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en represariado de la oposición liberal. En 1920 es elegido por sus compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Fue condenado a 16 años de prisión por injurias al Rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse.

El destierro
En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hicieron que éste lo destituyera nuevamente desterrándolo a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero se destierra voluntariamente a París y, al poco tiempo, a Hendaya. Se queda hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entra en la ciudad con un recibimiento apoteósico. "Cuando regresó, entró por Hendaya y, desde Irún a Salamanca, tuvo un gran recibimiento. Cuando leo la recepción que le hizo España, me emociono profundamente. Fue maravillosa tras seis años de destierro", revela Ramón de Unamuno.
Un año más tarde, el 14 abril de 1931, se proclamó la II República Española, a la que Unamuno, como muchos otros intelectuales, abrazó con esperanza. Resultó elegido concejal por la coalición republicano socialista y llegó a ser diputado por Salamanca por el mismo grupo político, pero comienza a desencantarse y no se presenta a la reelección en 1933. Sus críticas a la política agraria, religiosa, a la clase política y al propio Gobierno de Azaña le distancian. "La llegada del Frente Popular, el marxismo y la anarquía desencadenó graves sucesos como el asesinato del alcalde de Salamanca, que era catedrático de Medicina. "Mi abuelo se llevaba las manos a la cabeza pensando que se había metido en la República tras atacar a la monarquía y estaba siendo peor. Intentó salvar la vida a un pastor anglicano, pero no lo consiguió".
Sus críticas a las actuaciones que estaba llevando a cabo la República causaron que Azaña lo destituyera de su cargo de rector de la Universidad. Posteriormente, se produjo el golpe de Estado de los militares y el general Franco lo restituyó en su puesto. Los primeros meses de la Guerra Civil, según cuenta su nieto, fueron muy angustiosos para Miguel de Unamuno. "Vivía angustiado. Tenía tres hijos en el bando republicano y no sabía como estaba uno de ellos que era soldado. Murieron Concha, su mujer, y Salomé, su hija. Tenía más de 70 años y el régimen lo estaba utilizando. Lo hicieron aparecer como donante y no era cierto".
En ese ambiente, Miguel de Unamuno protagonizó en octubre de 1936 el célebre enfrentamiento en público con Millán-Astray, el fundador de la Legión. El resultado fue la expulsión de Unamuno de la corporación municipal de Salamanca y un decreto de Franco destituyéndolo de rector.




Película
El 18 de noviembre se estrena en los cines la película 'La isla del viento' que refleja el incidente, el exilio en Fuerteventura y sus últimos días de vida. Anteriormente se presentó en el Festival de Cine de Málaga y ha sido proyectada en Salamanca, Bilbao, Nador, Buenos Aires y Huelva. El pasado mes de octubre el veterano actor José Luis Gómez protagonizó un acto académico teatralizado en Salamanca en el que interpretó a Unamuno y Millán Astray de forma simultánea. Ramón de Unamuno y su familia estuvieron allí. "Fue extraordinario. Es un genio de la interpretación, del teatro con un gran poder de palabra y expresión. El llena el escenario y se basta para llenar el teatro. Ya para nosotros es más Unamuno que Unamuno".

Leer más: Blog del Taller de Lectura


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