José María Rueda, nuestro compañero en el voluntariado del Teléfono de la Esperanza, compartió con todos el pasado jueves sus amplios conocimientos de la historia española, los acontecimientos y las actitudes de los personajes clave. Anteriormente había impartido una conferencia sobre el mundo del Reino de Granada. Esta vez nos habló de los diferentes reyes de la dinastía Hagsburgo que gobernaron España en los siglos XVI, XVII y XVIII y que son conocidos como Los Austrias.
Julia Alonso, vicepresidenta del Teléfono de la Esperanza, presentó a José María, destacando su faceta de compañero amable, siempre de buen humor y su amplia cultura que manifiesta en cualquier momento, sin preparación previa y de forma natural. Adelantó la próxima publicación de un libro de José María titulado 'Los días y las horas'.
La primera parte de la conferencia la dedicó a Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue un monarca nacido y formado en Flandes, que desde el primer momento se topó con el rechazo de los castellanos, especialmente de la burguesía urbana que tuvo que soportar el aumento de impuestos para costear la guerras de la Corona contra Francia. Carlos I financió hasta cinco guerras gracias a las remesas de oro y plata que los colonizadores de América remitían a la metrópoli. Otro gran conflicto al que se enfrentó fue el de la reforma del clero y la teología impulsada por Lutero con el apoyo de los príncipes alemanes. Carlos I esperó infructuosamente hasta 30 años a que la Iglesia Católica celebrara un concilio para aclarar las posiciones. Finalmente decidió sofocar la rebelión. Acabó cediendo territorios y eso afectó a la dinastía, que se dividió en dos. Carlos I abdicó en 1555.
José María Rueda mostró su convencimento de que Felipe II fue un buen rey, un monarca con sentido del Estado y capaz de llevar a cabo una buena gestión. Fue rey de España, Portugal, Nápoles y Sicilia, entre otros territorios, y logró una gran expansión territorial en el Atlántico y Pacífico, alcanzando el apogeo del imperio español. De Felipe III destacó que tuvo que reinar con 16 años e instauró el reinado de los válidos, personajes de confianza que ejercían el poder absoluto delegado por los reyes. El suyo fue el Duque de Lerma, protagonista "del primer pelotazo urbanístico de la historia", en palabras de José María, que recordó la venta de palacios y edificios de la Corona en Valladolid. Le sucedió Felipe IV con su válido Conde Duque de Olivares y la ruina de la nación, que sufrió una grandísima deuda y la devaluación de la moneda. Con la decadencia, llegó también un rey decadente, incapaz incluso de valerse por si mismo. Carlos II vivió víctima de una consanguinidad extrema por los continuos casamientos entre parientes y fue un joven muy débil. No fue capaz de caminar hasta los ocho años y su madre, Mariana de Austria, se ocupó de reinar como regente junto a validos. Logró enderezar la situación económica, pero a la muerte de Carlos II, la monarquía se vio desplazada y España entró en la Guerra de Sucesión que traería a los borbones.
Al final de su amena exposició, José María atendió diversas cuestiones que le planteron los compañeros sobre los reyes y nobles de esa época de Los Austrias.
José María Rueda mostró su convencimento de que Felipe II fue un buen rey, un monarca con sentido del Estado y capaz de llevar a cabo una buena gestión. Fue rey de España, Portugal, Nápoles y Sicilia, entre otros territorios, y logró una gran expansión territorial en el Atlántico y Pacífico, alcanzando el apogeo del imperio español. De Felipe III destacó que tuvo que reinar con 16 años e instauró el reinado de los válidos, personajes de confianza que ejercían el poder absoluto delegado por los reyes. El suyo fue el Duque de Lerma, protagonista "del primer pelotazo urbanístico de la historia", en palabras de José María, que recordó la venta de palacios y edificios de la Corona en Valladolid. Le sucedió Felipe IV con su válido Conde Duque de Olivares y la ruina de la nación, que sufrió una grandísima deuda y la devaluación de la moneda. Con la decadencia, llegó también un rey decadente, incapaz incluso de valerse por si mismo. Carlos II vivió víctima de una consanguinidad extrema por los continuos casamientos entre parientes y fue un joven muy débil. No fue capaz de caminar hasta los ocho años y su madre, Mariana de Austria, se ocupó de reinar como regente junto a validos. Logró enderezar la situación económica, pero a la muerte de Carlos II, la monarquía se vio desplazada y España entró en la Guerra de Sucesión que traería a los borbones.
Al final de su amena exposició, José María atendió diversas cuestiones que le planteron los compañeros sobre los reyes y nobles de esa época de Los Austrias.