Juan Manuel Martín.
Psicólogo del Teléfono de la Esperanza
Terminaron las Navidades, fechas alegres y entrañables para
muchos. El nuevo año, trajo consigo el planteamiento de nuevos propósitos de
mejora en numerosos aspectos de nuestras vidas. Al cabo de dos o tres semanas,
la alegría quedó lejos y los propósitos chocan contra la triste realidad. Por
si esto fuera poco, en lo económico, los gastos del mes anterior nos han
llevado a la conocida cuesta de enero. El tiempo tampoco acompaña, frío,
lluvia, nieve en algunos sitios... Es natural que en esta época del año se
experimenten ciertos cambios anímicos, algo de estrés, cansancio emocional o
desmotivación. Así, llegamos al inicio de la tercera semana de este mes.
Los lunes, en general, no gustan a casi nadie, son difíciles todo
el año, pero si le añadimos los inconvenientes citados anteriormente, nos
encontramos con el llamado ‘lunes triste’, aún no muy conocido por la población
en general, pero usado para campañas de marketing, que, por ser de origen
anglosajón, es conocido también como blue
monday.
Una agencia de viajes, ya desaparecida, Sky Travel, ideó una
estrategia comercial para que la gente viajara en estas fechas o al menos,
programara sus viajes de vacaciones. Se apoyó en un estudio pseudocientífico
realizado por Cliff Arnall, psicólogo de la Universidad de Cardiff.
Cuando un científico afirma algo y lo acompaña de
fórmulas suficientemente complejas, parte de la
opinión pública, tiende a creerlo. Este fue el caso. En 2005 expuso una
fórmula, nada sencilla, que se basaba en múltiples parámetros sociales,
meteorológicos, económicos etc.:
El problema es que la fórmula era totalmente arbitraria, no se
basaba en datos empíricos, simplemente enumeraba factores y los combinaba
matemáticamente. En fin, una chapuza
científica que, al principio coló, pero que con el tiempo, se colocó en su
lugar: carece de fundamento. Se utilizaron variables como el clima, el
salario, las deudas, el tiempo transcurrido desde Navidad y haber pasado un
tiempo desde el inicio del año como para haber fallado en los propósitos de Año
Nuevo o la motivación.
A pesar de ello, blue monday puede resultar al final una profecía
autocumplida: “Basta que lo creamos, para tener predisposición a ponernos
tristes”.
No
es el blue monday el único invento
para invitarnos al consumo. Recientemente el black friday o viernes negro, se ha convertido en una semana de
rebajas de cara a las compras de Navidad, fiestas casi despojadas del sentido
religioso y volcadas en el consumo, por otra parte, motor de la economía.
Se
corre el riesgo de que el malestar que produce la tristeza por haber gastado
más de la cuenta, se compense con más gasto en una especie de huida hacia
adelante. Esta es la solución que proponen los gurús del marketing, de la que
el blue monday forma parte. Se trata de suplir carencias afectivas con
objetos, viajes o bienes de consumo en general.
Recomendaciones no consumistas
Para terminar, me permitiré ofrecer algunas recomendaciones no
consumistas, que nos ayuden a superar nuestra “cuesta de enero”. Dejemos el Blue Monday para los anglosajones:
-Buscar pequeños alicientes en cosas caseras que nos permitan
disfrutar estando en casa, resguardados y sin gastar demasiado. Por ejemplo
cocinar, el olor a un postre recién hecho y el placer de degustarlo sin prisa
es un pequeño lujo que solo podemos degustar en casa.
-El agua caliente es otra excelente terapia: un baño con espuma,
aceites esenciales, sales o cápsulas efervescentes levanta el ánimo a
cualquiera.
-Aprovechar las horas de sol para dar un paseo al aire libre. El
sol es un excelente antidepresivo.
-Si hemos acumulado unos kilos de más y queremos perderlos, nos
plantearemos hacerlo en un plazo de varios meses, sin grandes privaciones, sino
siguiendo una pauta constante de disminución calórica.
-Si
estamos tristes y compramos, nuestra tristeza desaparecerá durante un corto
período de tiempo, pero luego regresará de nuevo. Está claro que la solución no
es comprar, sino convivir con esta emoción, necesaria y útil para ayudarnos a
reestructurar nuestros pensamientos y conductas.
-Y si hemos incumplido a principios de año algún propósito,
recordemos que tenemos el resto del año para cumplirlo: si no nos hemos podido
quitar de fumar en enero, tenemos once meses más para poder hacerlo. ¡Animo!
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Los profesionales y voluntarios formados y experimentados del Teléfono dela Esperanza te pueden ayudar