Manuel Montes
Orientador en el Teléfono de la Esperanza
El pasado día 14 de marzo –sábado- me tocaba
turno como orientador del Teléfono de la Esperanza de Málaga. Yo me encontraba aislado desde
el día 9 por prescripción de mi hijo geriatra en Madrid. El sabía perfectamente
lo que estaba pasando y me prohibió salir de casa.
Lo comenté con Juan Sánchez, presidente de
la asociación, me indicó que se podría desviar las llamadas a mi propio teléfono fijo.
Así se hizo. El desvío fue muy eficaz desde el primer momento. Me aislé en un
cuarto de mi casa y comencé a contestar llamadas como cada sábado.
Las llamadas que recibí fueron muy parecidas
a las de cada sábado, menos alguna un poco asustada por la situación. La
epidemia no había dado la mala cara todavía. Procuré tranquilizarles y decirles
que se quedaran en casa y que llamaran a los servicios de urgencia en caso
necesario. Nada especial. Eso sí, como siempre llegaron desde Málaga, desde el
resto de España y, especialmente desde la zona de Murcia-Cartagena.
Volví a prestar mis servicios el pasado 11 de abril, Sábado Santo. Las llamadas habían cogido otro giro; la soledad se estaba
acrecentando, pero no de una forma desesperada. Tan solo una llamada me habló
de su urgencia por recibir apoyo psicológico. Creo que la página www.compartevida.es es
una excelente solución para atender a las personas que necesitan ayuda en estos tiempos de crisis sanitaria.
He podido observar el descenso de las
llamadas procedentes de llamantes habituales. No sé que ha podido pasar. Por lo
demás, me parece estupendo que los orientadores del Teléfono de la Esperanza podamos seguir realizando nuestro turno desde
casa.
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