lunes, 11 de mayo de 2020

Ahora que empezamos a salir, que no te pare el miedo


YoMeCuido



El Teléfono de la Esperanza, ha reforzado su presencia durante esta crisis sanitaria. Desde el 13 de marzo hasta el 4 de mayo se han recibido 22.782 llamadas en sus 31 centros territoriales, lo que ha supuesto un incremento del 30% de las llamadas comparado con el mismo período en 2019. El servicio de apoyo y asesoramiento psicológico, prestado por profesionales sanitarios, puesto en marcha tras la declaración del estado de alarma a través de la web www.compartevida.es ha recibido 720 solicitudes de asistencia psicológica prestada por profesionales sanitarios.
La actual crisis sanitaria, por el carácter disruptivo con la que se produjo, provocó una situación de alarma y emergencia con las correlativas consecuencias afectivas, cognitivas y conductuales. Hay ejemplos muy comunes y cotidianos de estos impactos, entre otros, fácilmente reconocibles;
Ø La reacción de parte de la población de acopiar suministros en sus casas, muy por encima de sus necesidades más inmediatas.
Ø Sensaciones, en ocasiones desbordantes, de una intensa emoción cuando la gente se asomaba a las ventanas a las 8 de la tarde.
Ø Modificaciones en las sensaciones energéticas del cuerpo por los cambios fisiológicos vinculados al confinamiento.
Ø Una inquietud generalizada mezclada con sensación de confusión, consecuencia de la sobreinformación y la pérdida de rutinas.
Por supuesto, aquellas personas que se han visto además expuestas, o que están más en contacto, con las consecuencias biopsicosociales de la pandemia, presentan problemáticas más específicas con un fuerte impacto sobre el equilibrio psicológico (fallecimiento por enfermedad, pérdida de empleo, estrés laboral…).




El miedo y la adaptación
Desde un punto de vista psicológico, considerando la población en general, el miedo ha sido la emoción más determinante en este primer momento. El miedo constituye una reacción adaptativa adecuada a una situación en la que hay riesgo para nuestra integridad física, en este caso, la enfermedad. Una parte de la población, nuestros mayores, se ha visto especialmente afectada por esta circunstancia.
Por otro lado, la utilización en los medios de comunicación de conceptos y visiones asociadas a una situación bélica, hace despertar en el imaginario colectivo otros miedos, más relacionados con hechos pasados (al menos, en España) y/o con creaciones culturales (películas o novelas sobre cataclismos, desastres, etc.).
Se ha hablado de lucha, del enemigo, de combatir, hemos escuchado sirenas, ¡las hemos aplaudido llenos de excitación!, hemos visto militares paseando por las calles, incluso algunos balcones y ventanas han sido la atalaya desde la que vigilar al vecino cuando salía a la calle...

Conductas en la calle
El miedo tiene múltiples formas de expresarse a través del mundo emocional, de los pensamientos y de las conductas. Estos días, cuando salimos a la calle, podemos comprobar cómo nuestra postura está contraída, cómo evitamos mirarnos o bajamos la mirada al suelo, cómo giramos levemente nuestro cuerpo echando un hombro hacia delante, o exponiendo nuestra espalda con preferencia a las partes más blandas situadas en nuestro torso.
Las posturas y los gestos asociados al miedo tienen su correlato psicológico. La investigación en psicología en estas últimas décadas, ha venido poniendo la atención sobre esta correlación entre la postura y la respuesta emocional.
Por otro lado, es de sobra conocido que, incrementar el repertorio de emociones de valencia positiva, mejora el funcionamiento de sistema respiratorio, cardiovascular e inmune[1], lo que revierte en un mejor afrontamiento de la enfermedad, si se presentase.

La desescalada
En estos días se habla de desescalada pero, ¿cómo hacemos ahora esta transición con el cuerpo lleno de miedo?.
ü Ignorar lo que ha sucedido y está sucediendo no es adaptativo, y no va a facilitar que se promuevan conductas de cuidado personal y apoyo colectivo.
üMantenernos en el miedo tampoco resultará adaptativo, pues el contexto actual requiere que nos movamos, si bien en una dirección distinta a la que precedió a esos primeros momentos de la pandemia.

Llega ahora un tiempo complejo en el que es preciso promover actitudes y conductas que se orienten a:
Ø Desarrollar pautas de cuidado personal, tanto para promover el propio bienestar como el bienestar de las demás personas.
Ø Impulsar conductas prosociales, dándonos cuenta de la importancia del apoyo social y de la construcción de redes que puedan dar respuesta a necesidades de muy distinto orden que ya han surgido y que surgirán. 
Es tiempo de cambiar porque algo ya ha cambiado y algo va a cambiar. No podemos hablar de un antes y un después del Coronavirus, no podemos hablar de pos-covid, por el momento. Ahora empieza a hablarse de normalizar la enfermedad, de que no habrá vacuna hasta dentro de varios meses, de que hay que seguir viviendo con esta nueva realidad; un virus del que aún desconocemos muchas cosas, va a formar parte de nuestras vidas ahora (del futuro, hoy, no podemos hablar).

Campaña 'Que no te pare el miedo'
Por esta razón, el Teléfono de la Esperanza lanza hoy una campaña para su difusión a través de redes sociales, medios de comunicación digitales y soportes gráficos que pudieran utilizarse.
Queremos animar a medios de comunicación, empresas e instituciones públicas a sumarse a esta iniciativa colaborando en su difusión e incorporando su logo a los para publicarlos en sus propias redes o en los soportes situados en espacios públicos (MUPIS). En todos los carteles es posible insertar el logo en la parte inferior derecha de la imagen (dentro de la franja blanca).
La imagen que acompaña a este post es la primera que estamos difundiendo desde hoy y durante dos semanas en las redes sociales.


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