Juan Sánchez
Presidente del Teléfono de la Esperanza de Málaga
Hace unos meses sufrí un accidente al
caer por las escaleras de mi casa, las consecuencias
fueron varias contusiones. Por fortuna estoy físicamente recuperado.
¿Me han quedado secuelas?. Pues sí, busco tener la seguridad
de la barandilla, para prevenir cualquier desequilibrio.
Vivimos con la incertidumbre social y racional que nos ha provocado esta pandemia del Covid 19. Bajamos los escalones día a día con recelo, y movilizamos recursos para minimizar el posible contagio.
En este nuevo periodo de nueva normalidad, persiste el riesgo de contraer la enfermedad, aunque intentamos volver a la rutina diaria con calma.
¿Qué es lo aconsejable ante esta situación?
Seguir manteniendo aquellos hábitos que nos dan confianza y seguridad, “seguir bajando escaleras” progresivamente.
Este nuevo proceso implica hacer uso de la
responsabilidad individual, son momentos de cambio, aprender más de uno mismo,
descubrir nuestras fortalezas, y poner los límites justos a la inquietud que
alimenta el miedo.
Se ha introducido en nuestro disco duro la
idea de que el mundo de fuera es peligroso, se han podido desarrollar fobias,
pánico, ideas irracionales Mi madre me decía una sabia frase, “no
llores antes que te peguen”. No anticipemos circunstancias dolorosas, que
probablemente no se van a producir.
Debemos reorganizar y abrir
puertas a la esperanza, no dejar de bajar escalones, no hacerlo de
dos en dos, con prisas o anticipar la posible caída. Si hay que
parar se para, reorganizar la bajada y tener el control. Aceptar que habrá
subidas y bajadas, avances y retrocesos con precaución, sin autoexigencias.
Buenos compañeros de viaje
El miedo es contagioso y limita la
creatividad, busquemos compañeros de viaje que nos faciliten la realidad con
positivismo, lejos de una sobreinformación en ocasiones apocalíptica.
Identificar narrativas de resiliencia sin catastrofismos.
En los niños y niñas mayores debemos
introducir cambios en de forma progresiva, quizás por el propio recelo, quieran
seguir conectados vía internet con sus amigos, pero es bueno que conozcan y
pongan en práctica las prevenciones que hay que tener en las salidas en este
nuevo periodo.
No les debemos transmitir ansiedades, y
evitar estimular fantasías alarmantes, enfocar las conversaciones en la
prevención y negociar las nuevas necesidades.
Los más pequeños no serán conscientes de
la nueva realidad, pero es conveniente que salgan a
espacios abiertos, donde disfruten de una mayor movilidad.
Con la pérdida de un
ser querido en este periodo de cuarentena, para algunos habrá sido un duelo sin
despedida. No debemos centrarnos en los últimos días antes del
fallecimiento. Ir pensando en esta nueva etapa realizar una ceremonia con todos
los seres queridos.
Quizás esta cuarentena haya servido para adquirir
hábitos saludables, que antes, por la falta de tiempo, no los ejercitábamos,
hagamos un esfuerzo para mantenerlos.
Es un buen momento para dar vida a esos
proyectos con los que hemos podido soñar en estos días, y quién
sabe, posiblemente no sean tan disparatados,
intentemos llevarlos a cabo.
Si tenemos que seguir compartiendo
estancias en una convivencia intensa, hagámoslo estilo empresa,
distribuyamos lugares y tiempos que posibiliten realizar las tareas y respeto a
la intimidad. Siempre con las medidas de protección necesarias, todo
repercute en todos. Somos vulnerables, eso nos une. El virus sigue ahí fuera.
En la escalera de la vida, cada
escalón es una meta que nos acerca al futuro. La tenemos que bajar
solos y con los otros, aceptemos sus riesgos,
pero sin entorpecer. En caso de inestabilidad, usemos las
barandillas para vencer el miedo.
Si aumentan las dificultades,
pidamos ayuda.
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