martes, 7 de julio de 2020

Vulnerables o respetables


Foto: www.burgosnoticias.com


Ana Manrique
Psicóloga del Teléfono de la Esperanza


Esta palabra desde que empezó la situación de pandemia, ha estado en el vocabulario de la población en general y la hemos asociado a las personas mayores.
Con respecto a esto quiero transmitiros una anécdota que a mí me hizo pensar y posicionarme desde otro punto de vista:
En conversación con una anciana, me transmitió, un poco desde su frustración por una inadmisible experiencia, que cuando ella se sentía respetada desaparecía por encanto, la sensación de vulnerabilidad o desprotección.
Pensé en ello y realmente la vulnerabilidad, o ser considerado vulnerable, infunde miedo, sin embargo el respeto transmite seguridad. Y el miedo a su vez implica desprotección pero el respeto puede estimular fortalezas de integración y superación; es muy distinto sentir que ha de ser protegida como especie en extinción, que sentirse protegida por el valor intrínseco como persona que cumple un papel en sociedad, precisamente por ser mayor.
Bien es verdad que existen una serie de factores que influyen en ser vulnerables, todos los sabemos, pero si nos damos cuenta un gran porcentaje de estos factores han sido creados por la propia sociedad. Actualmente en esta “nuestra” sociedad hay dos sectores de población que han sido excluidos de la misma, los mayores y los niños.
El ritmo del día a día, la vorágine de ocupaciones, la premura, la velocidad, las nuevas tecnologías, las relaciones humanas… todo esto y más, ya sea por exceso o por defecto hace que estos dos sectores esenciales en la población se sientan vulnerables y desprotegidos.
Ya hablaremos de los niños en otro momento. Sigamos con los ancianos.
¿Qué necesitan nuestros mayores para sentirse parte de la sociedad, integrados en ella?
Todos sabemos la importancia de ESCUCHAR, y creo que esto es el inicio de ese respeto del que me habló esta anciana.
Si se sienten escuchados, en sus sentimientos, en sus proyectos, en sus deseos, en sus necesidades, en sus preguntas, en sus descubrimientos, inquietudes, dolencias, y lo hablamos con ellos, desde la calma, siguiendo sus tiempos, sus espacios, sus pausas, haremos que se genere el poder solucionador de lo que les preocupa, y seguro que como cualquier otra persona saben trasladar a sus vidas sus recursos, sabiendo cómo y cuándo sacarlos y utilizarlos adecuadamente. Muestran más habilidades y sentido común del que creemos, saben, lo que es debido o no en cada circunstancia determinada, y sobre todo saben aceptar, tolerar, esperar y dar más y mejor que otras personas. Infravaloramos sus fortalezas internas que les dan alas en situaciones extremas, y se comportan con una destreza, valentía y aceptación que ojala sepamos captar y llevarlas a nuestras vidas.
En el teléfono de la Esperanza siempre es un privilegio la atención a estas personas. Seamos conscientes, muy conscientes, de los momentos que les dedicamos, mientras hablen con nosotros deben sentir que su trayectoria de vida es importante que es necesario que la culminen, ayudémosles, en sus dificultades o privaciones, desde el respeto, tienen mucho que legarnos y no nos podemos permitir desperdiciar el bagaje de sus vivencias y experiencias.

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