jueves, 8 de agosto de 2019

Etapas a superar y mitos que no ayudan en un proceso de duelo


Foto: http://psicoclinic.net


Aurelia González
Psicóloga voluntaria en Teléfono de la Esperanza

Mi hijo ha fallecido hace seis meses y aún no puedo creerlo.

Mi marido ha muerto y aunque estuvo 8 meses muy enfermo, me resulta muy dolorosa la vida.

Mi negocio ha quebrado y he perdido la casa, pienso que mi vida no tiene sentido.

Me he jubilado hace tres meses y a pesar de que llevaba mucho tiempo deseándolo, ahora me siento vacío.

¿Qué tienen en común todas estas situaciones, a pesar de ser circunstancias muy diferentes?
Todos estos acontecimientos son sucesos que le pueden ocurrir a cualquier persona a lo largo de la vida. En todas ellas es necesario pasar por un proceso de adaptación. Adaptación a la nueva situación que exige que se produzcan “cambios psicológicos, conscientes e inconscientes”, y es a lo que se denomina “proceso de duelo”.
Por lo tanto, el duelo humano, “es una reacción adaptativa natural, normal y esperable ante la pérdida”, fundamentalmente la de un ser querido. “Aunque el duelo no es una enfermedad” (Poch, 2003), es un acontecimiento vital estresante de primera magnitud. Es un procesono un estado, en el que el doliente atraviesa una serie de fases o tareas que si se llevan a cabo conducen a la superación del acontecimiento vivido.
Afecta a todas las áreas de la persona (Worden, 1997). Los síntomas más comunes son:

En el área cognitiva. Incredulidad, preocupación y alucinaciones

En el nivel conductual. Trastornos de sueño, de alimentación y aislamiento social

En el nivel emocional. Tristeza, enfado, culpa y ansiedad

En lo orgánico. Vacío en el estómago, opresión en el pecho, sensación de despersonalización y falta de energía




Existen numerosas teorías sobre la elaboración de duelo, pero nos vamos a centrar fundamentalmente en el 'Modelo de tareas' de Worden (1982). Se trata de un modelo que plantea el proceso como algo activo, algo que la persona doliente puede hacer para adaptarse a una vida en la que el ser querido no está. Es un modelo de esperanza.

Estas tareas son:
a) Aceptar la realidad de la pérdida
b) Experimentar el dolor de la pérdida
c) Adaptarse a su medio, en el que ahora falta el ser querido
d) Volver a encontrar sentido y satisfacción en la vida desde la persona que falta

Todos estos síntomas y tareas se van sucediendo a lo largo del tiempo de forma natural y a eso se le denomina duelo normal. Pero cuando la intensidad y la duración de dicho proceso es mayor y limita la vida de la persona, se clasifica como duelo complicado, pudiendo llegar a duelo patológico.

Desenmasacarar mitos

Cabe destacar que existen una serie de mitos en relación con el proceso de duelo que es conveniente desenmascarar. Estos mitos al ser creídos por un número importante de personas producen en el doliente un mayor sentimiento de incomprensión y dolor. Los mitos más comunes son:

El tiempo lo cura todo. La realidad es que lo que ayuda a evolucionar es el trabajo personal que se realiza a lo largo del tiempo, no el tiempo en sí mismo.

El duelo dura de seis meses a un año. La realidad es que muchas personas a los seis meses empiezan a salir de shock o de la negación de la pérdida. Para algunas personas el segundo año es aún peor, porque ya conoce por lo que va a pasar y el grado de sufrimiento que conlleva.

Hacer el duelo es despedirse. La realidad es que la persona no debe desvincularse nunca del ser querido; si bien se pueden despedir de una parte, es decir de la parte física, la que ya no está presente, de la dependencia emocional; pero no de aquello que se ha vivido y que va a permanecer siempre en el recuerdo.

Escribir una carta a su ser querido. Escribir suele ayudar a liberar sentimientos y poner los pensamientos en orden. Pero es importante comprender en qué momento del proceso se encuentra cada persona, pues si no es el adecuado la persona se puede sentir fuera de lugar.

El dolor es mejor vivirlo en soledad. No es adecuado expresar el dolor. La realidad es que cada persona debe elegir a quien y con quien quiere compartir su dolor, sus emociones, pero el apoyo social y la expresión de sentimientos es un buen predictor de superación de duelo.

El duelo en niños

Quiero hacer especial hincapié en el duelo de los niños. Cuando hay un niño que ha sufrido una pérdida importarte, las personas mayores tienen un doble sufrimiento, porque al suyo propio se añade la angustia que produce el dolor del menor. En general, los niños tienen una mayor resistencia a la frustración ante las pérdidas importantes.
Hay que reseñar que la muerte se valora de forma diferente según la edad del niño. A los 5 años, no supone una emoción intensa, no se tiene conciencia de lo que ha sucedido. Entre los 5 y los 8 años, entienden la irreversibilidad y universalidad de la muerte. Ya temen la muerte de sus seres queridos y desde los 9 u 11 años a la adolescencia, se acerca al duelo más como un adulto y con la conciencia más clara del significado que tiene la muerte.

Teniendo en cuenta estas características, es importante:
  • Ayudar al niño para que el dolor no sea una amenaza ni un sufrimiento, si no un sentimiento adecuado al momento por el que se está pasando.
  • No intentar que desaparezca el dolor de forma inmediata, es importante permitirle que siga su propio proceso.
  • Legitimizar sus sentimientos, no decirle “no pasa”, “no estés tristes”. Es bueno que el niño aprenda a identificar esos sentimientos y que pueda expresarlos.
  • Sobre todo, ser sinceros, coherentes con las propias creencias y contar el suceso de la muerte como una historia, adaptada a la madurez del niño.
  • Dejarle participar de los rituales, es decir, dejarle participar del proceso, adaptado a sus necesidades.
Muchas veces el apartar a los niños de los rituales, tiene más que ver con las angustias de los adultos que con las propias del niño. Y sin embargo, con ese comportamiento se le está privando al menor de ir adaptándose a las adversidades de la vida y poder madurar de forma adecuada.


No hay comentarios: