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El
3,6% de los hombres que llaman al Teléfono de la Esperanza tiene
ideación suicida, frente al 2,4% de las mujeres. Las causas de esta
situación están más relacionadas con los problemas emocionales y
de adaptación que con los de salud mental. En cuanto a la gravedad
de esta idea, asociada a factores como los intentos anteriores de
suicidio, las autolesiones o el abuso de alcohol y drogas, el 70% es
de carácter leve; el 19%, moderada y el 11%, grave. Además, una de
cada cuatro personas que llaman con ideación suicida informa haber
tenido algún intento anteriormente. Ante esta realidad, Pedro
Villanueva Irure (Pamplona, 1953), licenciado en Psicología, ha
diseñado una herramienta que han probado setenta orientadores del
Teléfono de la Esperanza de Pamplona y que, según afirma, permite
“abordar la ideación suicida y sus características de forma más
precisa y eficaz”. Todos estos datos y dicha herramienta forman
parte de su tesis doctoral, defendida en la Universidad Pública de
Navarra (UPNA) y calificada con sobresaliente “cum laude”.
“El
suicidio es un problema de salud pública que está tomando
dimensiones preocupantes —indica Pedro Villanueva—. La
Organización Mundial de la Salud insiste en que se debe actuar
limitando el acceso a los medios utilizados y estableciendo programas
de salud mental y de reducción del consumo de alcohol. Insiste
también en la formación de los profesionales de la salud, en la
responsabilidad de los medios de comunicación y en la identificación
temprana de las personas en riesgo”.
En
este contexto, las “helplines” o líneas de ayuda, como el
Teléfono de la Esperanza, son organizaciones de ayuda repartidas en
los cinco continentes, “con más de 100.000 voluntarios que cuidan
de la salud emocional de las personas”. “Entre las llamadas que
reciben, la ideación suicida está presente de forma significativa.
Está demostrado que su actuación es eficaz y que la afectividad
negativa de los llamantes y la ideación suicida se reduce en el
transcurso de la llamada. Sin embargo, existe preocupación por la
calidad y la carencia de sistemas de evaluación del riesgo de
suicidio”, explica el investigador, que ha ejercido como psicólogo
voluntario en el Teléfono de la Esperanza. En este servicio,
comprobó “la necesidad de los orientadores de tener una formación
específica y un instrumento que les ayudara en la intervención
telefónica para actuar con una mayor eficacia”.
PERFIL
DE QUIENES TIENEN IDEACIÓN SUICIDA
En su tesis doctoral, dirigida por los profesores de la UPNA Javier Fernández Montalvo y Alfonso Arteaga Olleta, Pedro Villanueva estudió el perfil del usuario del Teléfono de la Esperanza. “Los hombres que llaman con ideación suicida tienen una media de 44 años, son solteros y con trabajo, frente a las mujeres, cuya media de edad se eleva a los 49 años y se hallan en situación de desempleo. Estas llamadas se reparten casi por igual: el 52% de las mujeres frente al 48% de los hombres, lo que indica un cambio de tendencia en cuanto a una mayor petición de ayuda por parte de los varones”, añade el investigador, que constató un incremento de estas llamadas en verano, en horario de noche y durante los fines de semana.
“Los
sentimientos de fracaso y soledad, el sentirse atrapado y la falta de
sentido se presentan con más frecuencia que la depresión u otros
problemas relacionados con la salud mental —describe—. Los
hombres, más que las mujeres, se sienten atrapados, tienen
desesperanza y falta de sentido, además de abusar del alcohol y las
drogas y presentar trastornos de personalidad”. Según su trabajo,
los mayores de 50 años presentan más problemas relacionados con la
enfermedad física, la depresión y la soledad y los menores de esa
edad, mayor severidad en la ideación y más problemas
psicopatológicos. “Cuando el sentimiento de fracaso o el de
atrapamiento o la falta de sentido se dan junto a la depresión, el
riesgo de suicidio se multiplica por dos”, apunta.
UNA
HERRAMIENTA PARA EVALUAR EL RIESGO DE SUICIDIO
La herramienta diseñada por Pedro Villanueva, denominada ATENSIS (Atención en crisis), consiste en una base de datos que incorpora un proceso para evaluar el riesgo de suicidio, “identificando los factores de riesgo y evaluando todo lo que rodea a la ideación suicida, teniendo en cuenta las escalas de medida más actuales y las teorías más relevantes sobre la conducta suicida y ofreciendo pautas de intervención, así como la conectividad con el 112 a través de SMS”. “El proceso de evaluación se concreta de la siguiente manera: identificación de los factores de riesgo y señales de alarma y si existe o no ideación suicida -señala-. En caso positivo, se analiza la ideación, su gravedad y su intensidad; se explora también si ha existido conducta suicida anteriormente y la letalidad de los intentos, así como las razones para morir y aquellas para vivir. Finalmente, se ofrece el nivel de riesgo de suicidio clasificado como bajo, moderado, alto y muy alto y se orienta sobre la actuación adecuada al riesgo”.
Los
setenta orientadores del Teléfono de la Esperanza en Pamplona,
previamente formados en conducta suicida y en el manejo de esta
herramienta, la utilizaron, tomando una muestra de llamadas con
ideación suicida entre febrero de 2016 y agosto de 2018.
“Esta
tesis doctoral aporta conocimiento para una intervención terapéutica
que, por un lado, puede realizarse por parte de los orientadores de
las ‘helplines’ que cuenten con una formación adecuada en
aquellos factores de tipo emocional asociados a la ideación suicida,
y facilitando también la mediación en otras circunstancias
relevantes, como el aislamiento. Por otro lado, la identificación de
los factores asociados permite a los profesionales abordar la
ideación suicida y sus características de forma más precisa y
eficaz. Propone, igualmente, un marco de actuación para las
‘helplines’ basado en tres ejes: la formación de su personal
sobre la forma de actuar eficazmente ante este tipo de llamadas,
teniendo como objetivo último la seguridad de las personas; la
incorporación de sistemas de evaluación del riesgo de suicidio y de
comunicación para trabajar en red con los diferentes agentes
sociales, incluyendo la red pública de salud y los servicios de
emergencia; y, finalmente, la puesta en marcha de sistemas de
seguimiento, tratamiento y derivación”, concluye.
BREVE
CURRÍCULUM
Pedro Villanueva completó una carrera profesional de 36 años en Caja Navarra, donde permaneció entre 1968 y 2004, periodo en el que también se licenció en Ciencias de la Educación en la Universidad de Navarra y cursó un título propio de Experto en Márketing en la UPNA y un Programa de Dirección General (PDG) en el IESE.
A
partir de entonces, continuó su formación universitaria. Así, se
licenció en 2008 en Psicología por la Universidad Nacional de
Educación a Distancia (UNED) en la especialidad de Orientación
Clínica; cursó en 2015 el Máster Universitario en Metodología de
las Ciencias del Comportamiento y de la Salud, impartido por las
universidades Autónoma de Madrid, Complutense y UNED; y realizó en
2011 un título propio de Experto en Logoterapia por la Universidad
de Comillas. Finalmente, este año se ha doctorado en Psicología en
la UPNA.
En
cuanto a su experiencia docente, Pedro Villanueva ha impartido
formación en la Asociación Española Clínica Cognitivo Conductual
(2010-2016) y, sobre prevención e intervención en conducta suicida,
en el Instituto Navarro de Administración Pública (INAP)
(2014-2015), en el Teléfono de la Esperanza (2013-2019) y en otras
entidades (2013-2019). Además, ha sido voluntario con grupos de
jóvenes en La Providencia y Nuevo Futuro y ha ejercido como
psicólogo voluntario en el Teléfono de la Esperanza y en la
asociación Besarkada-Abrazo.
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