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Hoy visita esta sección de noticias positivas una de esas personas de las que se podría decir que fue un gigante de la ayuda a los demás por su ingente labor social. O un hombre tocado por Dios. Su presencia en este mundo sirvió para llevar esperanza a los más desfavorecidos. El jesuita Jaime Garralda ha fallecido en Alcalá de Henares a los 97 años dejando su obra más visible y actual, la Fundación Padre Garralda Horizontes Abiertos, convertida en una red de apoyo e integración de los presos integrada por 300 voluntarios y 100 profesionales.
Pero Garralda ya apuntaba maneras en la vivencia directa y radical del mensaje de Jesús de Nazaret cuando estudiaba Teología en Granada y andaba por los barrios de gitanos ayudando en todo lo que podía. Era la década de los años 50 del siglo XX, Albolote sufrió un gran terremoto y Garralda, recién ordenado sacerdote, se volcó con la gente en la reconstrucción ganándose el apodo de 'padre de los gitanos'.
Destinado a Madrid a finales de los 50, impulsó el Hogar del Empleado y hasta siete residencias para estudiantes sin recursos y centros de FP. Su objetivo entonces fueron los miles de inmigrantes que llegaron la capital de España, pero el radio de acción de su trabajo evangélico y social se abrió a nuevos grupos de personas. Los jesuitas lo destinaron dos años a Panamá y allí promovió una red de promoción y desarrollo.
De vuelta a Madrid, en plena década de los sesenta, toma una decisión que marcaría su vida; se traslada a vivir al Pozo del Tío Raimundo y allí, durante 16 años, acompaña los días y noches de familias rotas por el alcohol, la droga y el SIDA. Su contacto con reclusos de permiso, le introduce en el mundo de las cárceles y en 1978 funda junto a María Matos la Fundación Padre Garralda Horizontes Abiertos. Inspiró la acción de voluntarios y profesionales para acoger y dar una muerte digna en sus pisos a ex presos drogadictos y enfermos de SIDA y fue una de las personas clave para que el sistema penitenciario español creara módulos de familias y madres condenadas con hijos de menos de 3 años. Siempre en estrecha colaboración con Institutuciones Penitenciarias. También impulsó módulos para universitarios y terapéuticos. Poco a poco la labor de la fundación se extendió a acoger e integrar socialmente a mujeres solas y a inmigrantes y traspasó las fronteras españolas llegando a Sudamérica y Japón. Se calcula que ha atendido a 50.000 personas desde sus inicios en 1978.
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Hace unos días, en una reseña periodística se contaba que María Matos, en los primeros tiempos del papa Francisco, comentó a Garralda "lo que dice el papa es lo que haces tú desde hace décadas". Más recientemente, en uno de los reconocimientos que ha recibido, Garralda contestaba como hacia siempre: "Lo único que hago es poner en práctica el Evangelio". Y Carlos Osoro, actual arzobispo de Madrid, se llimitó a dar fe: "Garralda es el evangelio sin comentarios".
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