martes, 24 de julio de 2018

Ana Muñiz, psicóloga del Teléfono de la Esperanza: "Ser voluntario es una actividad que engancha"


Foto: Plataforma del Voluntariado de España


Ana es psicóloga y trabajadora del Servicio Andaluz de Empleo en Sevilla. Desde hace años acude semanalmente a realizar su labor como voluntaria en el Teléfono de la Esperanza. Allí presta oídos -y el resto de los sentidos- a quienes se encuentran al otro lado. Ana ha sido confidente de situaciones límite, historias de superación; testimonios que escucha con la sincera intención de acompañar a quienes han perdido la esperanza. 
La siguiente entrevista a Ana Muñiz, psicóloga, formadora y voluntaria del Teléfono de la Esperanza de Sevilla, ha sido realizada por la web de la Plataforma del Voluntariado de España.
¿Cómo llegaste al Teléfono de la esperanza?
De una manera fortuita. Yo trabajo en el Servicio Andaluz empleo y uno de mis jefes era el presidente del Teléfono de la Esperanza. Fue él quien me habló de esta organización, de las actividades que hacían y también, debido a mi formación como psicóloga, me gustaba mucho esto de la intervención a través del teléfono. Frente a lo que yo mejor conozco, la terapia psicológica a largo plazo, en la que tienes que hacer un seguimiento a una persona, el Teléfono aborda situaciones puntuales donde puedes escuchar muchas historias diferentes. Finalmente, un día me acerqué a las oficinas, y me quedé. Mi experiencia, además -lo sé por mí y por las otras personas voluntarias que colaboran conmigo- es que el Teléfono engancha.
¿Qué haces en el Teléfono de la Esperanza?
Ahora mismo, hago lo que más me gusta; coger el Teléfono, para la intervención en crisis. Me han ofrecido otros puestos de más responsabilidad, pero a mí lo que me gusta es la base de todo esto, el teléfono en cuestión. Aparte imparto formación a otras personas voluntarias. O sea, llevo las dos líneas, intervención en crisis y formación de nuevos voluntarios. 
¿Tú también has recibido alguna preparación? 
Sí, todos hemos recibido una formación específica. El teléfono es muy delicado. Cuando hacemos entrevistas a personas que se acercan, que desean hacer tareas voluntarias, algunos dicen: “Bueno, quiero ayudar ahora que he dejado de estudiar en verano o me he quedado parado, hasta que encuentre algo.” Y claro, escuchar a personas que tienen un problema grave, algo muy serio que les bloquea, no se puede afrontar de cualquier manera. Tienes que estar preparado de una forma profunda y específica para ello y en el Teléfono de la Esperanza a eso se le da mucha importancia.
¿Que preparación se da a los voluntarios?
Se necesita una preparación de un año y mucha gente cuando se entera de este requisito, se desanima. El aprendizaje consta de tres cursos, cada uno con equipos diferentes, con sus prácticas y obedecen a una formación integral. Se supone que cuando acabas ya estás capacitado para coger el Teléfono y ofrecer la ayuda que se pretende. Finalmente, en mi caso, tras muchos años atendiendo el teléfono, he acabado dando esa formación, algo me resulta apasionante y me gusta. Entonces para estar en el Teléfono es evidente que hacen falta otras cualidades, aparte de saber escuchar... Claro. Todo el mundo que se acerca con el deseo de ser voluntario, lo primero que te dice es “Sí, yo sé escuchar muy bien”. Y yo siempre les respondo qué les volveré a hacer la misma pregunta cuando acabemos la formación. Porque una cosa es lo que identificamos en la calle como una buena escucha, y otra cosa es trabajar en base a una escucha de calidad, con los cinco sentidos, aquí y ahora. Es evidente que se necesitan otras cualidades, otras habilidades y sobre todo las ganas de estar ahí, y abrir tu mente a la persona que llama.
¿Qué otras actividades de voluntariado se hacen, aparte de la atención telefónica?
La base de nuestra organización es la escucha y la intervención en crisis en el momento puntual en que la persona tiene un problema y llama. Esta es la base. Toda persona voluntaria que llega, debe pasar por el teléfono y captar la esencia de la intervención en crisis. Contamos con un servicio de intervención psicológica, compuesta por voluntarios psicólogos, encargados de llevar aquellos casos que necesitan una terapia que va más allá de la llamada que, a todas luces, resulta insuficiente. También se hacen cursos de educación y prevención para la salud. Están enfocados a toda la ciudadanía, a la resolución de problemas, la gestión de situaciones de estrés y de ansiedad, así como a situaciones de duelo o pérdida...
¿Crees que hay actividades que deberían ser abordadas desde las instituciones y no por personas voluntarias?
Es una pregunta que crea mucha controversia. Yo sé, por el trabajo que hacen las personas voluntarias, que a veces están supliendo necesidades que deberían estar cubiertas por profesionales, funcionarios del estado, o empresas privadas... Todo el engranaje quizás se aproveche de la existencia del voluntariado. Es muy difícil saber dónde está la línea en la que debe participar o no la persona voluntaria. El caso es que debería existir más ayuda por parte del Estado y de las instituciones en general.
Os sentís desbordados algunas veces...
En el Teléfono de la Esperanza conforme te vas introduciendo en un tema, en una situación, van surgiendo otros. Es entonces cuando te dices: “No soy yo quien debería dar solución a esto”. Hace un año por ejemplo empezamos a prestar ayuda a los familiares y a las víctimas de accidentes de tráfico. Esto era así porque desde el estado no se les daba suficiente apoyo o atención. La problemática era tal que cuando nos derivaron a todas las víctimas, a todos los familiares, para que los escucháramos, nos sentimos muy desbordados. La demanda nos superaba y claro, no podíamos dedicar toda nuestra atención a un solo colectivo. El Teléfono es para todas las personas que lo necesitan. En casos como éste y en muchos otros, creo que se tira mucho del voluntariado, más de lo que se debiera.
¿Qué se necesita para hacer voluntariado aquí?
Ganas. Principalmente, muchas ganas. Hay personas que llegan con una gran formación, porque son psicólogos o abogados, saben escuchar muy bien y creen que ellos van a solucionarle la vida a la gente... pero no. No se trata de eso. En el Teléfono no le solucionamos la vida a nadie. Aquí escuchamos, no damos consejos, ni le decimos a la gente lo que tiene que hacer. Escuchamos con los cinco sentidos y acompañamos en el proceso de crisis.


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