martes, 12 de junio de 2018

"Los prejuicios te los dejas en la puerta del Teléfono de la Esperanza para escuchar a las personas que llaman"





“Los prejuicios te los dejas en la puerta del Teléfono de la Esperanza”. Así se expresa Azahar González, alumna de 4º de Psicología que entre noviembre y mayo pasados ha hecho su periodo de prácticas en nuestra asociación. Forma parte de un grupo de alumnos que ha participado en talleres y cursos y ha tenido un tiempo de coescucha, esto es, de observar personalmente como los orientadores del teléfono atienden a las personas en crisis que llaman para pedir ayuda. Ese abandono de los  perjuicios se refiere a la atención respetuosa, anónima y formada profesionalmente que las voluntarias y voluntarios practican cada vez que suena el teléfono y dicen “Teléfono de la Esperanza, dígame”.  “He estado presente en la atención a casos de soledad y malos tratos, entre otros, y escuchas la conversación del orientador con la persona, la dimensión del problema y la necesidad de recibir ayuda y que la gente tenga perspectiva de lo que le está pasando”, explica Azahar.  La alumna destaca como “cada orientador pone su personalidad a la hora de atender a los llamantes” y valora la presencia y orientación de Ana Manrique, psicóloga del Teléfono de la Esperanza, al analizar con los alumnos las posibles respuestas a los problemas de las personas que iban llamando.
Virginia García, otra de las alumnas, tuvo la oportunidad de comprobar la forma de facilitar ayuda a dos personas que habían intentado suicidarse. “No tenían un riesgo elevado de llevarlo a cabo y Ana los llamó para atenderlos”.
A esta psicóloga en ciernes le gustó participar en el Taller de Ansiedad y Estrés, algo que le está sirviendo también para su trabajo de fin de grado, valorando que “allí estábamos todos como en familia y siempre se hacía relajación o meditación al principio o al final de la sesión”.
“Ha sido gratificante y enriquecedor como persona” cuenta Virginia, con el brillo en los ojos de haber vivido una experiencia motivadora.
Las llamadas terapias de tercera generación han tenido un papel importante en los meses que han pasado con nosotros. A Edurne Rivero le ha agradado mucho practicar Mindfulness, “lo disfruté muchísimo y lo he implementado en mi vida. Lo practico en la vida diaria”. También fue un descubrimiento para ella, el hecho de poder asistir al curso para tratar el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) impartido por psicólogas de la AsociaciónTOC  Granada en nuestra sede el pasado mes de abril. “Hemos aprendido a ver el desarrollo del trastorno, los síntomas y como orientar a las personas que lo  sufren”.

Formación de voluntarios
Parte de las alumnas participaron en los procesos de formación de los voluntarios del Teléfono de la Esperanza. “No se puede ayudar a otros sin conocerse uno antes. Me pareció muy bueno el curso ‘Conocerse para crecer’ y genial la terapia de grupo”, explica Rosa Cordero, otra de las estudiantes de 4º de Psicología. Además, señala que “el curso ‘Desarrollo personal’ es muy bueno. En él se da un paso más para ayudar. Aprendes a perdonarte a ti mismo y a perdonar a los demás. Es muy importante para conocerse a si mismo”.  
Tras los meses en el Practicum del Teléfono de la Esperanza, Azahar González está agradecida de la muestra de posibilidades para el desarrollo profesional que se le ha ofrecido. “Las prácticas han sido un buen punto de vista para iniciarme. Hay cosas como la intervención en crisis que conocía algo, pero el suicidio solo lo había tocado de soslayo. Ahora mi intención es conocer posibles especialidades”.
Rosa Cordero tiene una atención muy importante que dar, es la de asistir a su madre, enferma de Alzheimer.
Tanto a Edurne como a Virginia les gustaría dar su ayuda como orientadoras voluntarias en el Teléfono de la Esperanza. La segunda de las estudiantes se plantea también trabajar con discapacitados.

Aprender de los alumnos
Para Ana Manrique, tutora de los componentes de este grupo de prácticas, “ha sido un placer tener a estos alumnos entre nosotros. He disfrutado de lo que han aportado. Me han enseñado su entusiasmo, nuevos conceptos, nuevas cosas y han estado a gusto con nuestros orientadores”.


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