Juan Sánchez, presidente del Teléfono de la Esperanza, habló dio pistas en 'Málaga al día' de Canal Málaga Radio sobre como las personas que sufren una enfermedad prolongada y sus familiares pueden afrontar las limitaciones, el dolor y la desesperanza que puede caer sobre ellos.
El último encuentro semanal de mayo con los periodistas Celia Bermejo y Antonio Ismael coincidió con el Día de la Arterioesclerosis.
La enfermedad, sobre todo cuando es degenerativa o crónica, desestabiliza a las personas y a sus allegados. Además, el dolor continuado provoca cansancio y puede llevar a la desesperanza y la depresión. "El enfermo debe sentirse arropado por el médico de cabecera, sus familiares y también es importante un apoyo psicológico", destacó Juan Sánchez.
Tras la primera noticia de que una persona tiene una enfermedad, se abren dos etapas desde el punto de vista anímico y de su atención psicológica. La primera es la del diagnóstico médico y la traslación del mensaje adecuado a la persona. Es bueno no facilitar excesiva información cuando hay complicaciones. En la segunda etapa, se define quien va a ser el cuidador principal y a partir de ese momento, se debe intentar que tanto el enfermo como el cuidador tengan una vida lo más normal posible. El enfermo "debe sentirse válido personalmente y psicosocialmente y no se le debe sobreproteger".
La personalidad y el temperamento de las personas es también importante a la hora de aceptar la nueva situación, ya que no todos lo van a aceptar de la misma forma. En ese sentido, Juan Sánchez, valoró la importancia de las llamadad 'terapias de tercer generación' en Psicología, como la atención plena y el Mindfulness, que ayudan a la aceptación de las circunstancias de la vida.
Por último, quiso comunicar la importancia de que la falta de salud produce infelicidad, pero la salud en si misma "no da la felicidad" porque "eso que tenemos gratuitamente no da la felicidad", mientras que hay personas enfermas que han trabajado su aceptación de las circunstancias y viven el día a día con más conciencia de los momentos felices.
La mejor forma de ayudar a un enfermo crónico es fortalecer los recursos propios que tiene esa persona, "no haciendo que se sienta víctima y, desde luego, dándole mucno amor".
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