jueves, 15 de julio de 2021

Beneficios de la meditación como experiencia diaria

 


 

“Ser nada más y basta. Es la absoluta dicha”

(Jorge Guillén)

 

Mamen de la Torre

Orientadora del Teléfono de la Esperanza

Me gusta esta frase porque encierra  en una sola  palabra tanto la meta que alcanzaremos si aprendemos  a mirarnos, a pararnos ,a escucharnos a conocernos en suma a amarnos, como el estado en el que permaneceros tras su contemplación consciente. Dejándonos tocar por la realidad y entrando en comunión con lo que hacemos en cada momento, porque a menudo  estamos más pendiente de lo que debemos hacer y porque, en resumen, enlaza con lo que yo entiendo por meditar.

La meditación es un entrenamiento mental donde se cultivan cualidades humanas esenciales para darles un sentido más pleno y activo. Es una forma de aprender a estar con nosotros mismos, a través del silencio, de  la amabilidad con uno mismo, de la compasión y del amor. Nos ayuda a comprender mejor al otro reconociendo sus luces y sus sombras pero sin juicios, y así, desde esa profunda empatía, mejorar la relación con nosotros mismos y  con los demás. La meditación nos permite entrenar aquellas estructuras neuronales que nos son útiles  para darnos cuenta de de las distracciones. 

La ciencia ha definido un nuevo término que es la neuroplasticidad. Cada vez existen más investigaciones científicas que demuestran los beneficios de la práctica meditativa. La neurociencia nos dice que  solo con 10 o 15 minutos diarios y en solo  5 semanas ya se empiezan a observar cambios anátomicos en nuestro cerebro.  

 

¿Cómo se hace?

Existen muy variadas formas de meditación. La respiración consciente y pausada y la simple contemplación en silencio de la naturaleza son dos de ellas. Esta  actitud contemplativa nos conduce a una increíble calma. No se necesita cambiar nada, todo está bien como está.     Los paseos por el bosque o por la playa serían una manera de meditar en movimiento. El gran maestro de la contemplación seria entonces la naturaleza.

Tanto la tradición oriental como la occidental aportan diferentes caminos para esta práctica y solo debemos descubrir cuál es la que nos sostiene mejor y guía en este proceso.

Es importante preparar nuestro cuerpo, la conciencia corporal de los movimientos y de cómo está nuestra postura. Esto nos ayuda en el proceso de la meditación ya que el cerebro los interioriza y permite que los  mecanismos neuronales influyan en el control de la atención.

Encontramos  un lugar tranquilo, nuestro rincón de la meditación, en el que una vela puede dar un toque acogedor y relajante. Escogemos ropa cómoda. Nos sentamos correctamente. Puede ser en el suelo, sobre un cojín o taburete especialmente diseñado para meditar o en una silla. Lo fundamental es mantener la espalda erguida en posición de alerta. Podemos cerrar los ojos.

Centramos  la atención en la respiración, ya que prepara los mecanismos neuronales de la atención que influyendo en la zona prefontal y dorsolateral,  consolidan la memoria y modulan la gestión de las emociones. Nos conectamos con la experiencia de la inmovilidad y la sentimos a nivel corporal. Aceptamos los pensamientos que van surgiendo y nos convertimos en observadores de los mismos, sin identificarnos con ellos, sin pelearnos con lo que contemplamos. No estamos en lo que pensamos  sino en lo que es.

Muchas veces la actividad espontánea del cerebro hace que  la consciencia se vaya (diálogo o parloteo mental). Es un estado de ensoñación. Estar en todos lados menos en el momento presente. Cuanto más tiempo estemos en ese estado, la insatisfacción será mayor porque una mente divagante es una mente infeliz.

Al introducir la meditación como rutina se abre un camino de verdadera transformación iniciándose un proceso de crecimiento personal que puede reflejarse en tu vida incidiendo a nivel corporal, mental y espiritual.

 

A nivel corporal

Mejora la salud física  reforzando el sistema inmunológico, mejora los sistemas digestivos,   circulatorio, muscular, reduce el dolor puede ayudar en el alivio de enfermedades como la depresión y ayuda en terapias para enfrentar y resolver adicciones.

 

A nivel mental

Reduce el estrés y la ansiedad porque aumenta el bienestar mental ya que la mente se calma permitiendo afrontar lo cotidiano desde un estado relajado y alerta que nos permite ser mas proactivos conectando pensamientos, emociones y acciones que posibilitan mejor superar cualquier obstáculo. La meditación nos ayuda a tener una actitud más positiva frente a estos retos y verlos como una oportunidad de aprendizaje.

Incide en la mayor conciencia del momento presente, en este sentido la vida se disfruta más y mejor, experimentando un mayor estado de alegría, armonía y felicidad interior.

Aumenta la capacidad de focalizar el pensamiento favoreciendo una mejora en la concentración y memoria. Favorece la inteligencia emocional.

 

Nivel espiritual

Facilita el crecimiento espiritual progresivo y auténtico. La espiritualidad o la interioridad forman parte de nuestra esencia con independencia de nuestras creencias e ideologías. Las creencias o increencias serían algo así como las copas o el recipiente y la espiritualidad seria el vino, su contenido. Por ello es preciso relativizar el envase y centrarnos en valorar y saborear ese buen vino.

Nos ayuda a volver hacia nosotros mismos, a experimentar y vivenciar ese YO profundo que es lo que permanece inalterado. Ya somos lo que buscamos si lo creemos, esa realidad se despierta y solo tenemos que dar tiempo y espacio. Nos ayudará a superar la rigidez de las ideas y el predominio de lo mental.

Nos permite parar, cambiando el paradigma de mirar hacia fuera tomando conciencia de la unidad que somos y  reconociéndonos unidos a todos . No hay avance sin unidad, sin complicidad y sin solidaridad porque la esencia de todos los seres humanos es la misma y es preciso asumir esta realidad profunda. A nadie se le puede negar por tanto el derecho a la interioridad y al silencio meditativo. Las palabras nos enfrentan, el silencio nos une.

Esa parada que nos reconecta con el fondo nos permite tener una Presencia en nosotros que nos hace ser ese Foco de conciencia y atención estable.



Saber acoger es un camino cuando se hace desde el corazón, desde el yo con una apertura a la vida, agradeciendo todo lo que tenemos; las personas que están en nuestro día a día, tomar conciencia del regalo de la vida, incluso agradecer también lo negativo pensando que tiene algún sentido aunque a veces no tengamos la  perspectiva suficiente para comprenderlo. Se trata de reconcialiarnos con todo y  vivirlo como un don. A mi me ayuda recitar internamente la palabra GRACIAS.

Para los creyentes esa presencia sería una experiencia de encuentro con  Dios, el reino de Dios está dentro de cada persona. Cada vez que  nos dirigimos hacia nuestro Centro, a nuestro Ser, y estamos a la escucha de lo profundo  dejando  que esa realidad nos empape poco a poco, iniciamos el camino que nos permitirá alcanzar un estado de plenitud y llegar finalmente a LA ABSOLUTA DICHA DE SER, de, SOLO SER.

 

Existen muchos enlaces para meditar. Cada uno encontrará el suyo:


Reto Medita 21 dias Ana Llorens

Meditación para dormir profundamente GabrielaLitschi

Meditaciones guiadas-Fundación Sophia

Meditaciones guiadas en video y audio-AngélicaSoler

Blog de Matilde de Torres Villagrá.

Kaixin Project meditaciones guiadas

Easy Zen meditaciones guiadas


Publicado en este blog en marzo de 2020

Practicar meditación en tiempos del coronavirus


1 comentario:

Elvira dijo...

Preciosa y valiosa publicación. Gracias ❤