domingo, 18 de julio de 2021

CON OTRAS GAFAS / Una vida que sembró generosidad hasta después de morir


                          Samuel, en una imagen cedida a LO por un compañero de su Congregación Cristiana


La muerte del joven Samuel Luiz tras recibir una paliza salvaje en una calle de La Coruña ha conmocionado a la sociedad. La violencia absurda y gratuita acabó con la vida de este chaval de 24 años que trabajaba como auxiliar de enfermería en una residencia de ancianos. En unos minutos una expresión irracional de lo peor del ser humano, agresividad desmedida, violencia, odio al diferente...arrolló una vida joven. Atrás quedó una existencia breve, pero fructífera en amor y solidaridad. En los días posteriores a la muerte de Samuel hemos conocido el cariño y la admiración que le tenían compañeros y usuarios en la residencia donde trabajaba, el respeto de los adolescentes que aprendían de él en su comunidad religiosa, su voluntariado en Cruz Roja y la alegría y el amor que irradiaba a sus padres. Quizás tanta vida buena entregada a los demás ha dado su fruto en forma de una vida mejor para dos personas. Ibrahim y Makate son dos jóvenes senegaleses que aparecieron en los últimos instantes de la vida de Samuel, cuando recorrió su calvario de 200 metros recibiendo golpes sin parar. Allí uno de los inmigrantes se interpuso entre víctima y verdugos y el otro hizo lo que pudo por atender a las amigas del chico.

Las autoridades del Ministerio del Interior han querido reconocer los gestos de compasión, humanidad y civismo de estos dos hombres y tramitan sus permisos de residencia en España aplicando una de las "circunstancias excepcionales" que contempla la Ley de Extranjería para personas que no disponen de documentación para residir en el país. Las autoridades, concretamente el Secretario de Estado de Migraciones y el Delegado del Gobierno en Galicia, tienen un gesto de generosidad poco habitual en el duro marco legal al que son sometidos las personas sin documentos. Hay que recordar que se les exige vivir tres años de forma clandestina en España y contar con un contrato de más de un año de trabajo para obtener el permiso de residencia legal cuando han entrado sin autorización. Seis ONGs han pedido recientemente el cambio y humanización del reglamento de la Ley de Extranjería que incluye esos requisitos. 

 

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