sábado, 17 de junio de 2017

CON OTRAS GAFAS / Solidaridad humana en la diversidad social y religiosa



Los musulmanes despertaron a muchos de sus vecinos para escapar del fuego (B.S. / AFP)


El incendio del bloque de pisos que acabó con la vida de 58 personas en Londres ha expuesto al mundo escenas dramáticas, momentos de rabia y protesta por las malas condiciones de la vetusta edificación y también historias de solidaridad. Suele ocurrir en los peores momentos, cuando el ser humano se debate en las fronteras de la vida. Ahí surge con fuerza el deseo de sobrevivir. Y de dar lo mejor de cada uno. Solo unos días después del terrible ataque terrorista de los yihadistas, los medios británicos han puesto el acento en la actitud de los musulmanes residentes en la torre siniestrada. Familias enteras que profesan la fe musulmana permanecían despiertos de madrugada. Celebraban el Ramadán, que les impide comer, beber y tener relaciones sexuales durante el día. Esa noche se preparaban para el suhir, una comida ligera entre el final de la noche y el comienzo del alba. Ellos fueron los primeros en advertir que las llamas empezaban a devorar el edificio. Salieron a las escaleras y zonas comunes y comenzaron a avisar a sus vecinos a tiempo para salvar sus vidas.
La prensa británica ha contado cómo actuaron los musulmanes. Andre Barroso, un vecino de 33 años lo relató así en The Independent: “Jugaron un gran papel al sacar a mucha gente del edificio. La mayoría de las personas que pude ver ayudando eran musulmanas. Encima también se pusieron a proporcionar comida y ropa a los afectados”.
Uno de los centros culturales islámicos de la zona, la Mezquita Al-Mannar, también fue de gran ayuda durante la tragedia. Abrieron sus puertas para acoger a los afectados y ayudarles en un momento tan duro. No hicieron discriminaciones como publicaron en su perfil en Facebook oficial: “Cualquier persona de cualquier fe o sin fe es más que bienvenido si necesitan un lugar donde dormir o tener agua y alimentos”. 
Fue una lección de vida y solidaridad en un país castigado por el terrorismo en el que la tentación de dividir a la sociedad en "buenos y malos" está muy latente. Establecer una relación directa entre el terrorismo y las personas procedentes de países árabes solo serviría para avivar la xenofobia y dar alas a los terroristas. A menudo, los militantes del fanatismo islamista son personajes desarraigados que se fanatizan consumiendo vídeos en internet aunque no practiquen ninguna religión. El valor humano de la solidaridad está por encima de confesiones religiosas, culturas y nacionalidades.

"Debemos aprender a vivir juntos como hermanos o vamos a perecer juntos como tontos" 
Martin Luther King, Jr.

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