martes, 28 de diciembre de 2021

Poniendo salud a los años en los que se envejece



'Ponle vida a los años' es el sugerente título del taller en el que han participado un grupo de mayores de 65 años dentro del programa 'La Brújula de la Esperanza' que el Teléfono de la Esperanza viene desarrollando en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga durante la pandemia del coronavirus para evitar la soledad y el aislamiento de los mayores malagueños, especialmente los que viven solos.

Cristina Casanova, que trabaja como fisioterapeuta en una residencia de ancianos, ha coordinado el taller en siete sesiones durante los meses de noviembre y diciembre. Su labor se ha centrado en orientar a los participantes a que aborden los cambios que el envejecimiento impulsa en sus cuerpos para poder vivir de una manera saludable esa etapa de sus vidas. "Les he enseñado muchos tipos de ejercicios para aprender a poner el cuerpo a tono y así poder estar mejor". Los mayores han tenido la oportunidad de conocer como funcionan los diferentes sistemas del cuerpo humano y de que forma pueden cuidarlos en su vida diaria. "Hemos visto los cambios en el sistema circulatorio y, por ejemplo, ejercicios para favorecer la circulación de retorno para las piernas pesadas. También hemos hecho ejercicios que mejoran la respiración, el sistema urinario fortaleciendo los músculos del suelo pélvico y las articulaciones con pelotas y bandas elásticas".

Pautas para seguir una alimentación equilibrada y una adecuda ingesta de agua en una etapa de la vida en la que disminuye  la sensación de sed han sido otras de las orientaciones claves en este proceso de poner vida sana y saludable a los años. 

El contenido de este completo taller ha facilitado información teórica sobre los cambios en los receptores de la piel que regulan la temperatura, recomendaciones sobre qué evitar en la actividad deportiva moderada que realicen y prácticas para prevenir caídas o, en su caso, saber levantarse.

Las participantes en el taller se muestran agradecias por la ayuda recibida para mejorar el día a día de sus vidas y encantadas con la dedicación y el compromiso de la coordinadora.

Rosa Martín. "Sé que la edad no me importa porque hay que seguir cumpliendo años. Cristina es una chica encantadora y me ha gustado mucho escucharle. Nos ha hecho salir de la rutina. La siesta no la echaba, pero me iba contenta".

A sus 75 años, Rosa es una mujer que que se siente útil. "Mi hijo vive conmigo y me ocupo de ir al supermercado, poner la lavadora y hacer las cosas de la casas. Tengo cosas que hacer".

Aurora Muñoz. "¿Qué si tenía miedo a salir por la pandemia?. Al COVID le doy yo susto, ¿qué me va a decir con mis 77 años?. No hemos tenido problema con el virus nadie de mi familia. El trato de Cristina ha sido agradable, entrañable y siempre dispuesta a aclarar las cosas".

Aurora valora especialmente el tiempo dedicado al ejercicio físico, "haciamos

 todo lo que nos daba tiempo". Cuando hablamos con ella, al día siguiente de la última sesión del taller, esta "disgustada" porque un dolor de pierna le impidió asistir a la sesión en la que se trató la prevención ante posibles caídas.



Francisca Guerrero. "Ella lo ha hecho con tantas ganas que yo he salido muy contenta y he aprendido mucho. Muy bueno lo relacionado con la alimentación y el estómago y los ejercicios para mover las piernas, la pelvis y todo el cuerpo. Si se repite el taller, yo vuelvo".

Purificación Sánchez. "Hemos aprendido cosas interesantes sobre la alimentación y ejercicios físicos que nos vienen muy bien para estar en movimiento y que no nos quedemos anquilosadas".

Elvira García. "Yo destaco lo aprendido sobre la forma de respirar y moverte, la alimentación y la cantidad de agua a tomar. Podemos hacer deporte de forma moderada, según la capacidad de cada uno. Habitualmente nado y monto en 'bici', ahora también haré ejercicios con cinta elástica".

María Rosa Bastida. "Cristina es cariñosa y simpática. Eso es lo importante, el cariño que da. Me encontraba muy a gusto y más en estos tiempos del virus. Me gustaría que repitiera el taller".

Francisca Guerrero. "Me voy contentísima de este taller. Nos ha enseñado un montón de cosas sobre el cuerpo y los movimientos de brazos y piernas que nos vienen bien. Me ha gustado muchísimo. 

"No había formado a mayores y la experiencia ha sido muy buena. Tenía feedback con ellos y he salido muy contenta", comenta Cristina Casanova. Quizás el principal mensaje que ha comunicado y han recibido las participantes en el taller es que "la vejez no es una enfermedad" si no un proceso de la vida que se puede acelerar o vivir con equilibrio. 


Testimonios de mayores participantes en 'La Brújula de la Esperanza' 


Mayores que aprenden a ser resilientes


Caminando acompañados hacia una soledad sana


Una brújula contra la soledad de los mayores




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