domingo, 1 de agosto de 2021

CON OTRAS GAFAS / De la superación deportiva a la sanación emocional

  

                                                                     GETTY IMAGES

La gimnasta estadounidense Simone Biles ha puesto en el foco de la opinión pública el desafío que supone para los deportistas de la alta competición su salud mental. Sometidos a una gran disciplina de entrenamiento, alimentación y hábitos de vida, añaden a la carga que portan sobre sus hombros  la presión del público ávido de marcas deportivas cada vez más exigentes y la de los medios de comunicación, constructores de mitos que pasan a formar parte de la boyante industria del entretenimiento.

El deportista de alta competición suele ser poco propicio a mostrarse vulnerable ante el público. La sociedad, enraizada en los valores de la alta competitividad y aceptación de las exigencias del mercado, tiende a incluir al atleta o el futbolista como parte del producto de ocio que consume. En este ambiente social, sufrir una crisis anímica despierta poca sensibilidad. "Con el dinero que cobran, que no se quejen", se suele decir. O "habría que ver que le ha ocurrido, pero bueno no es  para tanto", comentó un tertuliano en una emisora española.

Biles no es la primera ni la última deportista del alto nivel que se quiebra anímicamente, la tenista Naomi Osaka abandonó el Abierto de Francia porque no estaba bien mentalmente, pero la norteamericana ha dado el paso de dejar una competición olímpica porque "después de la actuación que hice simplemente no quería seguir", dijo. Apostó por dar paso a sus compañeras y centrarse en cuidar de su salud mental después de sufrir varios fracasos en las pruebas de Tokyo 2020 y exeriorizarlos con gestos sinceros ante millones de personas que la veían por televisión.

Biles ha retirado el tabú sobre la gestión de las emociones en los deportistas, ha roto paradigmas y, "ya será muy difícil que se esconda la basura debajo del tapete cuando hablemos de esto", dijo a la BBC Sergio Díaz, médico fundador de The Mind Institute que trabaja en la gestión mental de medallistas olímpicos. Asimismo, Díaz destacó que el gesto de la joven norteamericana ayudará a cambiar como se gestiona la salud mental en las sociedades en general, porque los deportistas tienden a ser un rol a seguir por los más jóvenes".

El paso que ha dado Biles ha sido una muestra de valentía, entereza y humanidad. Los jóvenes deportistas y aficionados pueden ver en ella a una mujer que es capaz de hacer una pausa en su trayectoria para cuidar su salud mental. Aunque son muchos los deportistas que compaginan la preparación psicológica junto con la física, parece que no obtener los exigentes objetivos marcados marca con un estigma y el silencio a muchos de ellos. Biles ha superado el peligro de supeditar la salud a la consecución de más y más medallas. Con solo 24 años ha conseguido un grado de maduración como ser humano digno de ser conocido por los más jóvenes. Y no es la primera vez que la vida le sacude con dureza. A los seis años, las autoridades de Ohio la dieron en custodia a sus abuelos porque su madre era adicta a las drogas y el alcohol. Siendo ya deportista profesional con una importante carrera desarrollada, la que está considerada primera gimnasta del mundo declaró ser una de las víctimas de abuso sexual de Larry Nassar, el médico de su equipo hoy condenado por abusar de 265 chicas. Toda su vida ha estado adaptándose a las adversidades y superándose. Ahora que está en la cima de la gloria deportiva emprende el reto de sanarse emocionalmente.






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