jueves, 12 de noviembre de 2020

Orientadores, un camino a la esperanza

 


José Antonio Sau

Coordinador del departamento de Orientación

El blog del Teléfono de la Esperanza me ha pedido que haga un artículo para explicar el trabajo  que hace el departamento de Orientación, y que supone el primer contacto que se tiene cuando se nos llama. De ahí fluye la información que, según el tipo de llamada, se deriva a nuestros  profesionales o simplemente se hace la escucha activa para atender el tipo de crisis  que cada llamada trae en su interior. Según lo que percibimos en la  persona que está sufriendo se le da el tipo de solución  que más se puede acercar en cada caso.

No voy a hablar de los orientadores en sí, ni de sus aspectos técnicos de formación porque en un artículo de 2017  se abordaban todos estos aspectos. Vivimos una situación social que  no quisiéramos  que sucediera pero es la realidad  y hay que aceptarla, porque entre otras cosas  es lo que nos ha tocado vivir y hay que echar una mano: toda ayuda es insuficiente y estamos aquí para este momento. Hay muchas personas que lo pasan mal y ahí se fundamenta nuestro voluntariado y nuestro trabajo. Me refiero a dar respuesta a los problemas de las personas ahora en la pandemia del coronavirus.

Desde nuestras casas

Hemos tenido que actuar cambiando nuestra forma de actuar para poder atender la cantidad de llamadas que recibimos, no podíamos ir a la sede a hacer nuestro trabajo, y aquí se ha hecho un esfuerzo extraordinario implantando los últimos avances de las soluciones tecnológicas para seguir con esta labor desde nuestras casas. Los orientadores, pese a tener sus propios problemas, hacen el esfuerzo de acompañar a los usuarios con entrega, dedicación, voluntad y empatía y la experiencia no ha podido salir mejor.

Hubo que ponerse al día con prisas por las condiciones derivadas de la pandemia, aprender mucho en poco tiempo, dedicar muchas horas, estudiar todo lo aportado, pero al final el resultado no ha podido ser mejor -siempre hay cosas que mejorar- pero  se han logrado metas que parecía imposible alcanzar hasta hace poco tiempo. Los primeros días, una vez que teníamos la tecnología, hubo que enseñar el manejo de todas las normas sobre la marcha con muchas dudas, errores, normas, preguntas y malos ratos.  Tuvimos muchos contratiempos y era desesperante, pero todo lo enfocamos hacía un horizonte común: saber que todo servía para mejorar y que el fin y la solución estaban cerca, como así fue.

Un esfuerzo común

Somos 50 orientadores y no podría destacar a ninguno, porque cuando se les pidió un esfuerzo, todos, con la mejor voluntad, dieron un paso al frente y en muy poco tiempo se puso al día el servicio y se empezó a caminar dentro de una espiral que nos cogió a todos en medio, pero  nuestra recompensa es que el Teléfono de la Esperanza estáfuncionando y cumpliendo su misión, aquella para lo que fue creado y a la que nunca ha traicionado en medio siglo de vida.

Este viento del virus no viene solo, arrastra por su propia inercia muchos materiales transformados en problemas de todo tipo: miedo, ansiedad, incertidumbre, precariedad económica, conflictos familiares, etc. Problemas sufridos en nuestras carnes  y portadores de unas consecuencias devastadoras para el país, pero hay que mirar al futuro sabiendo que podremos vencer esta crisis sanitaria.

Todo ello se traduce en un aumento de un 46% por ciento de llamadas más que las que se hicieron en todo el año 2019, y esto solo en Málaga; pero al extrapolar estos datos a todo el país nos encontramos que la tendencia es la misma, siendo extraordinariamente importante el incremento de sufrimiento, ansiedad, angustia y otras consecuencias a nivel personal.



Las caras del sufrimiento

Podríamos clasificar las llamadas de la siguiente manera: aquellas que versan sobre problemas de ansiedad, soledad, tristeza, depresión, vivencia de duelo, convivencia de parejas, trastornos mentales agravados por el confinamiento, ideación suicida y temas sociales derivados de la crisis económica producida por la pandemia (pobreza, falta de ingresos, precariedad, miedo, hambre y miseria).

Los datos son preocupantes: se han producido en toda España 103.674 llamadas, con una media diaria de 398 comunicaciones. La temática Covid-19 está presente en el 7,14% de las llamadas que recibimos y la suicida en el 3,21%. Las comunicaciones efectuadas por mayores de 65 años son el 14,35%. Desde la declaración del estado de alarma en marzo, la presión y la cifra de llamadas se han disparado. Los datos son una radiografía fiel de lo que está ocurriendo en la sociedad española.

Amortiguar la presión social

Estos problemas nos marcan un mosaico de la realidad que tenemos en el país, es una estadística muy fiel. En estos casos es cuando el Teléfono de la Esperanza demuestra, como decía un compañero, que es “un gran soporte para amortiguar la presión social”. Y si algo bueno ha tenido esta crisis  es que nos ha hecho pensar, nos ha dejado mucho tiempo para pensar en nosotros con suficiente sinceridad y honestidad para comprender nuestro modo de vida y el  trabajo como orientadores. Cuando eres testigo directo y ves a las personas, que con su carga de enfermedad, algunas veces terminan riendo, o mejor de lo que estaban, ese es el premio y te das cuenta de lo que es la vida, aprecias que toda esa experiencia te enseña a vivir y a valorar lo estupenda que es la existencia.



Nuestros héroes

Percibes que los llamantes son personas que se vuelven gigantes en esos momentos, son detalles, son los verdaderos héroes de este mundo, personas que te enseñan a vivir y eso ocurre con cada llamada, con cada palabra, con cada experiencia y a cada momento: ellos son mis héroes y es en ellos en quienes me tengo que centrar para poner mi grano de arena en esa playa solidaria. Y eso, unido a todos los orientadores, mis compañeros, conforman ese gran litoral. Sus experiencias, sus momentos y sus problemas pasan a formar parte de mi vida, de nuestra vida, una vida que te enseña poco a poco a vivirla y a devolver en parte todo lo que nos dan los que llaman. Es una recompensa extraordinaria.


No hay comentarios: