El Día Mundial de la Salud Mental, que se celebró el
miércoles, ha venido rodeado de varios titulares de prensa muy duros, uno de
ellos terriblemente dramático, como fue el caso de un hombre de 50 años que
tiró por la ventana de un sexto piso a la hija de 6 años de una pareja de
amigos y luego se tiró él. El hombre llevaba días obesionado con que le
seguían para robarle y sospechaba que le tenían intervenido su teléfono. Otro
hombre, también en Málaga como el anterior, vertió cuatro litros de aceite en
la calzada de la calle Victoria "para ver si la gente se mataba".
Los dos casos citados se refieren a personas de unos 50 años, pero
los problemas de conducta o las enfermedades mentales se extienden en la
población, incluso entre los más jóvenes. Las asociaciones y voluntarios
que trabajan por la salud mental hacen un esfuerzo muy destacado desde hace
años para sensibilizar a la sociedad sobre la realidad de las personas que
viven o han vivido con una enfermedad mental descartando viejos prejuicios o
creencias que tachan a los afectados de violentos, no productivos o incapaces
de llevar una vida normalizada. Al mismo tiempo, la acelerada y cambiante
sociedad de esta segunda década del siglo XXI convive entre los viejos
perjuicios y la extensión de las patologías mentales a sectores de la población
insospechados por estar asociados a la salud y la vitalidad como son los
adolescentes y jóvenes.
La Organización Mundial de la Salud ha dedicado este año
el Día Mundial de la Salud Mental a los
jóvenes y la salud mental debido al incremento de patologías entre
ellos.
En España, según los resultados del Barómetro Juvenil de
Vida y Salud elaborado
por la Fundación de Ayuda
contra la Drogadicción (FAD)
y Fundación Mutua
Madrileña (FMM), cerca de 2 millones de
jóvenes de 15 a 29 años –el
30% del total de la población joven de nuestro país– han sufrido síntomas de
trastorno mental en el último año. Además, los problemas de salud mental se
desarrollan en edades tempranas, ya que el 50% de los
problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 15 años,
y el 75% antes de alcanzar los 18.
¿Las causas?. Especialistas que tratan a estos
jóvenes detectan una variedad de motivos como son el divorcio de los padres,
las consecuencias de vivir un desahucio de la vivienda, el desempleo, el
consumo de drogas y las adicciones a las nuevas tecnologías, entre otros. Todos
ellos arrastran a los jóvenes a situaciones de gran dureza que desequilibra sus
vidas.
Los datos indican una alta incidencia que obliga
a los poderes públicos y a todas las asociaciones implicadas en la salud mental
a hacer un esfuerzo para destinar recursos humanos y económicos a abordar este
grave problema.
El Teléfono de la Esperanza tiene
mucho que aportar en el campo de la salud mental, gracias a la
sólida formación de sus voluntarios y el amplio programa de cursos, talleres y
grupos de ayuda para mejorar la salud emocional o abordar crisis personal concretas.
Recientemente, en cuatro centros educativos de La Rioja, se ha puesto en marcha
un programa piloto para cuidar la salud mental de los adolescentes.
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