viernes, 12 de octubre de 2018

Buceando en el interior (1)





El Teléfono de la Esperanza de Málaga impartirá entre los días 8 y 11 de noviembre una nueva edición del curso 'Conocerse para crecer'. Este enlace os muestra toda la información sobre los horarios e inscripciones.

Es el primer curso que abre las puertas al crecimiento como persona y al desarrollo de las potencialidades que todos los seres humanos tenemos dormidas u olvidadas.


Para situarnos en los objetivos de crecimiento personal que nos plantea este profundo curso, vamos a publicar dos artículos que nos darán pistas sobre el mundo del autoconocimiento. El primero de ellos lo publicamos hoy y el segundo el próximo lunes 22 de octubre.


Buceando en nuestro interior

Toñi Martín
 Voluntaria del Teléfono de la Esperanza

Desde muy pequeños, al sentirnos aislados o indefensos, grabamos el recuerdo de ese sentimiento de falta de cobijo en nuestro cerebro. De manera que en el ser humano se instala la creencia de la separación. Y a través de ella, el miedo, la desconfianza y la inseguridad. Este será en gran parte el origen que provoca no pocos conflictos en nuestras vidas.
Posteriormente, algunas experiencias que vivimos de adultos, avivan ese recuerdo y disparan un mecanismo de autodefensa que nos hace reaccionar. Se activa el botón que hace saltar las alarmas y se despierta el dragón que habita dentro de nosotros.
Es realmente necesario observarnos y acompañarnos a nosotros mismos para conocernos y para ello es muy importante establecer una relación amistosa con nosotros mismos para conseguirlo. Es sano escucharnos, cada emoción no escuchada deja una marca en el cuerpo; el cuerpo es el espejo de nuestra alma. 
A continuación os doy pistas que os faciliten la propuesta de bucear en vuestro interior con la finalidad de descubrir vuestras potencialidades, así como para explorar cuáles son los obstáculos que tal vez estén limitando vuestro crecimiento personal. 

Nos recuerda Gurdjieff 
"No llegamos a la plena comprensión porque hay muchas cosas a las que no queremos renunciar"
Cuando la identidad (ego) te toma dentro de la existencia, puedes quedarte atrapado, inundado entre sus aguas (desbordado por las emociones)
Podemos empezar reconociendo que desde la mente, como campo de experimentación, se tiene una imagen de la realidad que raramente coincide con lo que ella nos muestra. Tenemos que contar con que es la ilusión de la percepción la que nos termina separando de lo real.
Al relacionarnos con el entorno desde nuestras fantasías, se crea una membrana de resistencia que va a rechazar algunos aspectos de la realidad de manera reactiva-inconsciente. Esos aspectos tienen que ver con los contenidos que, desde una percepción sesgada, generan fricción y conflicto.

Observar la programación
El ser humano despierta cuando se da cuenta de que está programado y decide observar su programación.
Eso sí, se precisa una perspectiva mayor que pueda actualizar la propia. No se trata de teorizar, es fundamental abrir la puerta a una nueva manera de percibir; separada de lo ilusorio. Si estás volcado en tu vida de fantasía, no puedes hacerte cargo de tu vida real.
Precisas conectarte con tu autoridad interna para que no te interfieran las opiniones ajenas ni las respuestas de otros.
Empiezas a comprender que lo más coherente es dejar de corregir a la realidad, porque siempre hay un propósito previo para lo que ocurre.
En tu fuero interno algo genuino te susurra vivamente que ha llegado el momento de soltar la película de tu vida. Te sientes invitado a entrar en el proceso de romper la versión aprendida, que pasa ineludiblemente por la desmantelación de la ilusión.

Encontrarte con tu propia verdad
Has decidido encontrarte con tu propia verdad en autorreferencia y te dispones a seguirla con todas sus consecuencias. Reconoces que va a ser un recorrido profundo y lento hasta poder acoger a todos y cada uno de tus aspectos no reconocidos. Y, finalmente, asumes que a partir de ese momento estás voluntariamente a cargo de la reedición de tu vida, invitad@ a vivir abiertamente el instante y dejarlo ir sin más, a no interferir, a dejarte llevar...; es un reconocerte vulnerable y flexible en un mundo que muestra la máxima crueldad sin filtro para que pueda ser observada y reconocida. Son los opuestos pidiendo ser unidos para siempre. Y lo primero que emerge es encontrar la inocencia que conecta la luz y su ausencia.

Hay un orden implícito desconocido para todo lo que existe, por horrible que sea, y formamos parte de ese todo.
Este punto nos recuerda que tenemos una cita con lo que es, no con lo que queremos que sea; lo cual nos lleva a soltarnos de la fantasía.
La mirada desde la percepción del ego es parcial, siempre hay cosas que no sabe y cosas que no ve, va a estar siendo constantemente operada por sus innegables puntos ciegos. Obvio que la identidad concreta por sí sola, no puede liberar sus potenciales. Se precisa implicancia para ir descubriendo lentamente qué oculta lo ilusorio.
Es bastante penoso que los demás estén recibiendo solo nuestras proyecciones como fruto de nuestra inmadurez; inmadurez que provoca un estado de letargo desde el que lo fácil es consumir ilusión, como una forma más o menos inconsciente de no generar conciencia .
Es auto-castrante permitir que la dictadura de un diseño obsoleto sea tu GPS y quedarse pegado sin más a condicionamientos aprendidos .
También es absurdo seguir escondiéndose detrás de los errores como forma de tapar imperfecciones.
Puede que te esté oprimiendo un patrón de perfección basado en valores que, en un pasado más o menos lejano, acataste sin rechistar y en este momento ya no los puedes sostener. 
Hay una coherencia que se está buscando a sí misma y pide asumir aquello de lo que huyes.

No desear estar en un lugar diferente
Solo de ti mismo puedes recibir la aceptación que compulsivamente buscas fuera. Date cuenta de que el infierno es desear estar en un lugar diferente al que estás, cuando el único punto de partida real para seguir avanzando es justo donde estás en este momento.
Observa a ese juez interno que no deja de exigir que te recortes, quema los prejuicios que tienes contra ti y date permiso para salir de la trampa de la adaptación del diseño.
La carga que seguimos arrastrando es directamente proporcional al apego que nos vincula a condicionamientos que sostiene nuestra mente concreta desde su percepción limitada e ilusoria, será un lastre mientras no estés dispuesto a preguntarte qué hay detrás de aquello que la está generando.
Arriésgate y hazte eco de ese algo genuino que enciende tu latido interno. Entras en coherencia cardiaca con la vida a través de un gesto de conciencia: MADURAR


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