Un grupo de 17 alumnos de Psicología de la
Universidad de Málaga nos eligió este curso para hacer sus prácticas de fin de
carrera. Como cada año, nuestra compañera, la psicóloga Ana Manrique, coordina el exigente programa de formación y la
memoria final que deben presentar. Desde octubre de 2020 han participado en un
seminario semanal cada sábado, el curso ‘Aprender a Ayudar’ de preparación a la
coescucha y escucha, el taller online ‘Ayuda Mutua’ en el que se encuentran
personas en riesgo de suicidio o familiares de suicidados y un taller
específico sobre suicidios y otro centrado en la gestión emocional y el
Mindfulness. La formación que se les ha facilitado combina la experiencia
personal personal como participantes con planteamientos teóricos en un ambiente
de colaboración y cercanía. Como motor de todo ello, la Psicología Positiva.
El 9 de junio los alumnos mantuvieron un
encuentro online con la coordinadora, Ana
Marique, y Luis Santiago, editor
de este blog. En este post trasladamos como han vivido este periodo de prácticas.
“A lo largo de la carrera nos centramos en
el modelo de Psicología Cognitiva Conductual, el Teléfono de la Esperanza nos
abre la mente a otro tipo de enfoque y vemos la cercanía a las personas en
crisis que llaman”, explicó Isabel.
Para esta psicóloga en formación, “el orientador que atiende las llamadas no
hace terapia, su ayuda consiste en guiar o acompañar con palabras a la persona
en crisis y si es necesario se las deriva un psicólogo. Es una buena
herramienta gratuita para la sociedad”.
Los momentos de coescucha situaron a estos
estudiantes en el corazón del día a día del Teléfono de la Esperanza. Suena el
teléfono una persona agobiada, desorientada o angustiada pide ayuda y una
orientadora u orientador la escucha y atiende. De forma anónima, sin
recomendaciones, ni juicios. Luisa
vivió ese momento y se sorprendió de que hay personas que son llamantes
habituales. “Hay gente que se encuentra sola para expresar los problemas que tienen
en sus relaciones. Hablan, se les escucha y se sienten bien”. A esta alumna le
tocó ver de cerca como hacía su orientación Paco. “Me encantó ver cómo trabaja. Tiene buena memoria, recuerda
muchos detalles de casos. He sentido que al llamante la gusta mucho que otra
persona de conversaciones anteriores. Él lo hace de forma calmada y acoge a
cada uno de ellos. Es muy agradable, sabe detectar recursos potenciales para
que la misma persona active un cambio en su situación”.
Otra de las aportaciones de este
orientador al llamante “es que no se queda solo en la conversación, trabaja más
y sabe recomendar psicólogos, coachs u otras aportaciones”.
La coescucha ha sido una herramienta clave
para que los miembros del Practicum constaten de forma directa como se atiende
a las personas en crisis. “A veces se pierde el norte de porque me me metí en Psicología; para
ayudar”, revela Aida, otra de las
estudiantes.
El próximo sábado publicaremos más
testimonios de los alumnos Practicum del Teléfono de la Esperanza
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