martes, 7 de agosto de 2018

José Antonio Cabrera, orientador: "El Teléfono de la Esperanza ha aportado a mi vida serenidad, conocimiento de mi mismo, empatía y ganas de vivir"




José Antonio Cabrera es voluntario del Teléfono de la Esperanza desde 2012 prestando su servicio como orientador. Le impactó la primera petición de ayuda que tuvo que atender. Escuchar activamente y tratar de transmitir calma son sus estrategias para dar la mejor respuesta  posible a los llamantes.
¿Qué conocías del Teléfono de la Esperanza antes de tener contacto con nosotros?
Conocía el Teléfono de la Esperanza por la suegra de una cuñada que fue directora en la sede de Huelva. Siempre que teníamos un encuentro familiar me recomendaba hacer los cursos.

¿Cómo surgió la iniciativa de formar parte del voluntariado?
La iniciativa de ser voluntario surgió porque me llenó tanto la experiencia de los cursos que sentí que tenía que formar parte de este asociación. Y poder ayudar como a mí me ayudaron.

¿Qué descubriste en los cursos de formación y que te aportaron?
Descubrí aspectos de mí que no conocía, todo ser humano tiene una mochila bastante cargada y creemos que solo la llevamos nosotros. Me aportó la habilidad de tener empatía, saber escuchar y darme cuenta que el tiempo que dedico a ayudar a los demás es muy gratificante.

¿Qué es lo que más te gustó?
Lo que más me gustó es aprender aspectos y potencialidades  de mí mismo que estaban ocultos y ni siquiera yo conocía. Que ahora puedo aplicar en mi vida y en la ayuda como voluntario en el Teléfono de la Esperanza.

¿Recuerdas la primera llamada que atendiste? ¿Cómo fue?
Sí me acuerdo, fue un conflicto familiar entre hermanos por una herencia. Al principio me sentí nervioso pero conforme iba avanzando la llamada me sentí seguro y capaz de hacer una buena escucha activa. Al terminar la llamada, me sentí muy satisfecho con mi actuación debido a que la persona a la que atendí me dio las gracias repetidamente.

¿Qué intentas aportar a las personas que llaman pidiendo ayuda?
En primer lugar, intento aportar calma a las personas que me llaman con actitud nerviosa. Tras haber conseguido esto, intento escuchar activamente lo que la persona me quiere trasmitir y tratar de abrir otros horizontes que la persona quizá no ve por ella misma.

La soledad parece ser un problema común siempre. ¿Cómo orientas a una persona que se siente sola para expresar sus sentimientos, emociones o conflictos?
Intentar ponerme en su lugar desde el respeto a su intimidad y trasmitirle la idea de que tienen que llenarse de ellos mismos puesto que la soledad es la ausencia de uno mismo.  Les invito a que acudan al programa de entre amigos de su ciudad.

¿Cuáles son los principales problemas que plantean las personas? ¿Tienes algún caso en especial que te haya impactado?
Los principales problemas son soledad, conflictos familiares,  de pareja y lo impactante es que llama cada vez más gente joven. Un caso que me ha impactado fue la llamada de una mujer maltratada, a la que le quise prestar ayuda y ella se negaba.

¿Cómo responden los llamantes cuando acaba el tiempo de atenderles?
La gran mayoría expresan satisfacción y dan repetidamente las gracias, elogiando la labor que hacemos en el Teléfono de la Esperanza.

¿Has hecho otros cursos y talleres? ¿Qué te han aportado?
He hecho el curso de coordinador y algunos talleres. Me han aportado crecimiento personal.

¿Qué ha aportado a tu vida el Teléfono de la Esperanza?
A mi vida ha aportado serenidad, conocimiento de mí mismo, empatía incluso ganas de vivir puesto que estaba perdido y encontré mi camino.

¿Recomendarías a cualquier persona que nos lea colaborar con el teléfono?
Sí, siempre. Lo hago a diario y lo seguiré haciendo.


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