'Soy religioso camilo y he hecho voto de socorrer a los enfermos y personas necesitadas aún a riesgo de mi vida'. Quién así se expresa es Bernard Kinvi, un religioso católico que ha sido reconocido por la prestigiosa ONG Human Rights Watch por su defensa de los derechos humanos de las personas perseguidas. Kinvi dirige el Hospital Bossembelé en la República Centroaficana y, en los primeros meses de 2014, salvó la vida de cientos de musulmanes perseguidos por las milicias anti-balaka que, erróneamente, se las ha definido como milicias cristianas en el conflicto de ese país.
Pese a que él mismo recibió amenazas de muerte, no se arredró y acogió a los perseguidos siguiendo y cumpliendo fielmente las enseñanzas de Jesús de Nazaret en las Bienaventuranzas. 'Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios'.
El caso de Kinvi no es el único en ese país, alejado de Occidente y del interés de las grandes agencias de noticias internacionales. 'Mundo Negro' relata las acciones también heroicas de otros párrocos que han dado cobijo a los musulmanes en peligro y, uno de ellos, además, impulsó un grupo de trabajo por la paz integrado por católicos, protestantes y musulmanes.
Decía Martin Luther King que el ser humano ha aprendido 'a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos'. Kinvi y un puñado de religiosos le han dado la vuelta a la frase, trabajan día a día por la convivencia fraterna y la paz. Todo un modelo de convivencia entre hermanos de confesiones distintas en un mundo donde demasiadas veces impera el odio y la intransigencia.
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