martes, 19 de diciembre de 2023

5 creencias que pueden hacer sufrir en Navidad

 



José Portillo, orientador y dinamizador de talleres del Teléfono de la Esperanza de Málaga

Cuentan los evangelistas Mateo y Lucas en sus libros canónicos que hace veinte siglos nació un Niño en Belén de Judea. Ese niño vivió entregado a la predicación de un mensaje de amor, paz y concordia, murió por la verdad divina, su resurrección se convirtió en fuente de esperanza para sus seguidores de todos los tiempos venideros, y significó, tanto para los creyentes como para quienes no profesan la fe religiosa cristiana, la posibilidad de mejorar en todos los aspectos,

Con el paso de los siglos, la fiesta que se instituyó tanto para celebrar el Nacimiento del Mesías, como para extinguir la fiesta romana de adoración al sol, ha llegado a tener un fundamento materialista muy fuerte. Esto ha instaurado en la sociedad creencias productoras de sufrimiento como las cinco siguientes: 

Rodéate de familiares y amigos

Necesitamos relacionarnos, pero quienes se sienten solos, pueden sufrir mucho esos días festivos. Aprendamos a disfrutar de quienes somos, de lo que somos, de lo que podemos tener, y de quienes están con nosotros, pues, el hecho de no hacerlo, nos puede sumir en el sufrimiento estéril.

El consumismo excesivo

¿Necesitamos todo lo que vamos a comprar? ¿Nos hace felices el hecho de consumir más porque en Navidad hay que comprar más?

La obligación de ser felices

Lógicamente, quisiéramos ser felices durante el tiempo de Navidad, pero no todos los años lo conseguimos. Podemos vivir situaciones dolorosas como el fallecimiento de quienes más amamos, que pueden hacer inviable celebrar estas fiestas. Son momentos en los que sentimos la necesidad de pasar la etapa inicial del duelo a solas. Además, la paz mental es superior a la sensación de felicidad, y no podremos ser realmente felices, hasta que aceptemos que, en la vida, tanto la dicha como el dolor, han de ser aceptados porque son parte de nuestra existencia. Démonos permiso para sentir los sentimientos que tenemos en cada momento.

Reencontrarnos con personas con las que no tenemos buenas relaciones

En estos casos, necesitaremos saber resolver conflictos e incluso aceptar que hay gente que actuará durante el tiempo de Navidad tal como lo hace habitualmente.

La presión social referente a que tenemos que organizarnos  perfectamente en Navidad

¿Para qué queremos obsesionarnos con el hecho de hacerlo todo perfectamente, si eso nos conduce a sentirnos insatisfechos, y a tener dificultades para gestionar el estrés? No olvidemos que los perfeccionistas suelen frustrarse y tener ataques de ira, tanto cuando actúan inadecuadamente desde su punto de vista, como cuando los demás hacen las cosas de forma imperfecta y no se alteran porque no tienen conciencia de hacer las cosas mal. A este respecto, les deseo a los perfeccionistas, que aprendan a ver el lado divertido de la imperfección.     

La antigua filosofía de Wabi Sabi, que en japonés significa "la belleza de la imperfección", es una forma auténtica, personal  conectada a la naturaleza de cuidarnos, recuperar la armonía interior y crecer.

De la misma manera que en Japón una taza con irregularidades, e incluso con una grieta, se considera más bella y valiosa que una perfecta, simétrica y uniforme, la filosofía Wabi Sabi reúne tres características de la naturaleza:

Nada es perfecto (y es mejor así)

Nada está terminado (siempre estamos creciendo)

Nada es para siempre (la naturaleza efímera de las cosas y las personas es lo que les confiere valor)



Las siguientes recomendaciones pueden ayudarnos a celebrar la Navidad, sin dejarnos afectar por las citadas creencias.

Aprovechemos las celebraciones que caracterizan tanto la fe como la cultura durante estos días festivos, como oportunidades de disfrutar con quienes nos acompañan, y de fortalecernos espiritual y emocionalmente.

Durmamos entre siete y nueve horas antes de celebrar fiestas nocturnas, porque eso minimiza los episodios de estrés, mejora el estado anímico, relaja los nervios, y ayuda a vivir mejor los desafíos navideños.

Aprendamos a decir no, explicando por qué no queremos hacer lo que se espera de nosotros. Tengamos en cuenta que, quienes nos quieran realmente, nos respetarán, y que no podemos complacer a toda la gente que nos rodea, a costa de nosotros.

Paseemos para relajarnos, despejarnos la mente, reducirnos el estrés, mejorarnos nuestro humor, y fomentarnos el descanso.

Consumamos frutas y verduras, ya que el abuso de comidas calóricas aumenta tanto la depresión como la sensación de cansancio.

Reservemos tiempo para hacer lo que nos gusta, priorizando el hecho de estar con nosotros.

Las creencias citadas anteriormente nos pueden inducir a vivir la Navidad que nos impone la sociedad, que no tiene por qué ser la Navidad en la que creemos y que nos conviene vivir.

Pensemos más en lo que podemos hacer, que en lo que escapa a nuestro control. Lo que tenga que suceder sucederá, independientemente de lo que nos preocupemos por eso.

Involucremos a quienes nos rodean en la preparación de las celebraciones navideñas, y dejemos de creer que podemos hacerlo todo sin ser ayudados por nadie. Es necesario aprender a delegar responsabilidades para evitar creer que podemos hacerlo todo mejor que los demás.

Concedámonos el tiempo que necesitemos para hacer los preparativos navideños, evitando dejarlos para última hora.

Utilicemos la asertividad para comunicarnos evitando provocar malentendidos innecesarios.

En las reuniones de familiares y amigos, evitemos hablar de los temas de los que sabemos que provocan malestar.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querido amigo, gracias por estás recomendaciones, muy útiles.