jueves, 18 de agosto de 2022

Cuando cambias tus creencias cambias tus emociones


                                                           Foto: www.residenciatura.org


Ana Laxmi Thakurdas 

Voluntaria del Teléfono de la Esperanza

Las vidas de las personas están jalonadas de acontecimientos o estímulos que nos condicionan en mayor o menor medida. Podemos decir que la vida es lo que nos sucede y como reaccionamos. Esto último va a depender de una serie de factores que analizo a continuación.

Un mismo acontecimento se evalúa de forma distinta según nuestras creencias, es decir, a qué o quién atribuimos lo que ha ocurrido. Si creemos que la responsabilidad es totalmente nuestra o que hay causas que se escapan a nuestro control, si pensamos que es temporal y afecta solo a un área de nuestra vida o por el contrario eterno y que inunda toda nuestra existencia, así será la reacción emocional que determinará nuestro comportamiento y bienestar. Veámoslo con un ejemplo.

Os presento a Miriam y Celia, dos amigas que se quedaron sin trabajo por la crisis Covid y llevan un tiempo buscando reincorporarse al mercado laboral sin mucho éxito.

Para conocerlas mejor vamos a meternos en sus cabezas.

MIRIAM se siente satisfecha con la labor que hizo en su último trabajo y sabe que, aunque tiene limitaciones, es capaz de aprender para adaptarse a un nuevo entorno laboral sin perder de vista su sentido de vida que es disfrutar al máximo cada experiencia dejando todo mejor de lo que lo encontró. Tras una entrevista no la contratan y piensa lo siguiente:


CELIA sabe que estuvo bien valorada en la última empresa que trabajó y hasta obtuvo un puesto de responsabilidad, aunque piensa que el factor suerte tuvo un gran peso y además si la incluyeron en el ERE fue porque se dieron cuenta que no sabía tanto como parecía. Sus resultados comparados con los de los compañeros seguramente serían inferiores. Tampoco la contratan tras una entrevista y éstos son sus pensamientos:



¿Quién crees tú que encontrará trabajo antes? ¿Quién será más feliz en el proceso de búsqueda?. 

Analicemos sus pensamientos haciéndonos dos preguntas:

1)¿Cómo llegan a una situación difícil?

Una manera  de ir a buscar empleo es con sensación de autoeficacia, motivación y expectativas positivas. La vida es un reto y tienes actitud de logro porque aprendes del fracaso y te esfuerzas. Lo importante no es el resultado sino el crecimiento de uno mismo.

Otra manera es con sensación de incapacidad, miedo e inseguridad. Entonces la vida se llena de obstáculos que nunca se superan con el mejor resultado y como la suerte no acompaña apenas te esfuerzas pues es en vano. Aquí importan más los resultados normalmente valorados por otros o por uno mismo al compararse.

2)¿Cómo abordamos una situación difícil?

Aquí debemos fijarnos en la atribución que hacemos de lo ocurrido. Nuestra reacción será negativa si creemos que el hecho de que no nos hayan contratado es por las siguientes causas:

Internas….”soy insegura y nerviosa”

Estables…..”nací así y no lo puedo cambiar”

Globales….”cualquier cosa que hago me pasa lo mismo””

Esta reacción negativa nos hace entrar en una espiral descendente de emociones que nos llevan del pesimismo a la culpa, los celos, el victimismo y la depresión. El destino de esta espiral es la DEPRESIÓN caracterizada por una actitud defensiva ante las circunstancias.

Sin embargo también lo podemos atribuir a las siguientes causas:

Externas….”las empresas no tienen presupuesto para contratar por la crisis Covid”

Inestables….”ese día fui nerviosa porque dormí mal, Específicas….”en la entrevista preguntaron por un tema que no controlo pero sé resolver bien otros muchos”

La reacción positiva también nos arrastra inconscientemente a una espiral esta vez ascedente de alegría, confianza, pasión, esperanza y satisfacción. El destino aquí es la RESILIENCIA a la que se llega con actitud de crecimiento.

El autoconocimiento nos hace conscientes de esas creencias que evalúan los hechos de forma automática. El lenguaje también determina la forma en que pensamos, por eso es importante hablarnos bien y cambiar creencias que nos llevan a emociones desagradables.

Lo mejor de todo es que la Resiliencia se entrena y gracias a la constancia y la plasticidad cerebral crearemos nuevas creencias que con el tiempo se volverán automáticas.

En cada ocasión tú decides si subes o bajas.

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