jueves, 14 de julio de 2022

El camino de la serenidad y el agradecimiento


                                                      https://delta1950.wordpress.com/


Esperanza Muñoz

Coordinadora del programa 'Entre Amigos'

Durante los meses que llevamos del año 2022, hemos desarrollado una serie de temas en el programa Entre Amigos que han formado parte de una especie de programa o pasos para poder llegar al equilibrio, contactando con nuestro SER más profundo y así poder llegar a conseguir la SERENIDAD Y PRACTICAR LA GRATITUD.

Dice Dalai Lama: “Cada día al despertar, pienso: Que suerte tengo de estar vivo. Poseo una preciosa vida humana. No voy a malgastarla”. (El libro de la alegría. Cap.6)

Pero para llegar a esta conciencia de agradecimiento, el ser humano debe transcender de las incomodidades, de los sinsabores y aspectos negativos de la vida o mejor aún, darles un sentido, para llegar a comprender y ver todo lo que de bueno tiene cada día.

Y para poder agradecer, es necesaria la serenidad, que nos permite ver los acontecimientos, a las personas, a las circunstancias, con distancia y ecuanimidad.

Sabemos que nuestro mundo biológico y cognitivo está regido por la mente. Nuestra mente es un instrumento maravilloso que gestiona, elabora, coordina y ejecuta gran cantidad de funciones. Ella está a nuestro servicio, para defendernos, para que sobrevivamos y para relacionarnos y obtener información a través de los sentidos. La mente quiere que se cumplan nuestras expectativas y deseos y si no ocurre, sentimos descontento o frustración.

Pues bien, en este camino hacia el equilibrio y la serenidad habremos de dar una serie de pasos que constituyen un proceso y que debe estar en funcionamiento de forma constante:

APRENDER A MANEJAR LA MENTE, a comprender que todo lo que procede de la percepción tiene una gran relatividad y va a depender de quién está interpretando. Se hace así fundamental aprender a observar la mente y pararla o no escucharla cuando nos lleva por caminos insanos para nuestra salud emocional y por tanto física y psíquica. Para llegar a conseguir esto es necesario hacer un trabajo de atención y conciencia de quienes somos y evitar identificarnos con ella.

 

ACEPTACIÓN Y COMPRENSIÓN. Abrirnos y recibir lo que del exterior y de nuestro interior llega. Sabemos que necesitará una elaboración, pero es necesario que ante los acontecimientos sepamos encajarlos y a partir de eso, trabajar para mejorar las circunstancias o/y mejorarnos a nosotros mismos. No rechacemos ni nos asustemos de lo que descubrimos. Son señales, manifestaciones de lo que nos ocurre o ha ocurrido y se trata de comprenderlo y aceptarlo. De esto deriva un aspecto fundamental para nuestro equilibrio y serenidad.

AMOR HACIA UNO MISMO. Todos tenemos un potencial enorme, así como aspectos que no hemos descubierto, desarrollado y otros a los que hemos descuidado llegando a actitudes no deseables para con nosotros ni para con los que convivimos. Pero en cualquier caso, una buena base para funcionar es la amabilidad, la comprensión hacia quienes somos. Si no somos capaces de amarnos a nosotros, ¿como amaremos a los que están hechos de la misma materia?

AMOR HACIA LOS DEMÁS. El aspecto anterior nos abre las puertas para la comprensión de los otros y la empatía, la conexión, nos permite sentir y dar un paso hacia el otro abriéndonos al riesgo que supone el amar y dejando a un lado el miedo que dificulta la entrega. El amor es extensivo, es una actitud hacia el mundo, es una forma de mirar y de compromiso para el propio bienestar y el de quienes consideramos es alguien aparte, pero que en realidad es parte de nosotros.

Si hemos trabajado y trabajamos a diario estos aspectos, no tiene más remedio que aflorar de nosotros lo que es el tema de este artículo:

SERENIDAD Y AGRADECIMIENTO. 

La humildad se basa en una percepción equilibrada de las fuerzas y las debilidades, los éxitos y los fracasos, a la vez que se mantiene una buena autoestima. Se distingue en esto de la tendencia a desvalorizarse en provecho de una sobreestimación de las cualidades de los demás. Así pues, la humildad permite reconocer el valor del otro sin negar nuestro propio valor. El servicio que hemos recibido, no se percibe como una puesta en duda de nuestras propias competencias, sino que genera un sentimiento de gratitud que señala que reconocemos la participación del otro en nuestra propia felicidad.


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Por otro lado, la gratitud, es una opción. Es decir, podemos elegir ser agradecidos, y podemos conseguirlo si vemos la parte positiva de los acontecimientos, si descubrimos lo que hay de bueno en nuestra vida y en los demás.

La práctica de la gratitud se va a ver dificultada por una serie de actitudes que quizás podamos reconocer en nosotros mismos: victimismo, el no admitir nuestras propias deficiencias, el derechismo (vivo reclamando lo que considero son mis derechos) e incapacidad para admitir que uno no es autosuficiente.

Otro aspecto no poco importante del agradecimiento, es que supone para quienes lo practican una ventaja desde luego emocional, pero también de salud física e interpersonal, pues una persona agradecida, tiene mejor respuesta a tratamientos y menor inflamación (Scielo. Revista Médica Chile vol.147 nº6 Santiago jun. 2019) y, además, crea vínculos con aquel a quien agradece sinceramente.

El sentirse «mimado» o «bendecido» por la vida, supone mayor salud y bienestar. Debemos recordar que no se puede inculcar el agradecimiento con órdenes. Más bien, la gratitud es un sentimiento que proviene de percepciones y pensamientos. Por lo tanto, para volvernos más agradecidos, necesitamos mirar a la vida de una manera determinada.

La práctica de la gratitud protege a una persona de los impulsos destructivos de envidia, resentimiento, codicia y amargura.

Nuestro estado mental y nuestras actitudes son las que modifican la percepción que tenemos de la realidad.

El que verdaderamente vibra en gratitud también está sintiendo amor, humildad, alegría, conexión.

La gratitud, como los demás aspectos de los que hemos hablado se puede practicar y desarrollar, basta con ejercitar y mirar la vida, descubriendo lo maravilloso o positivo que han sido pequeños detalles, encuentros, disfrutes... No es necesario que pasen grandes cosas y si pasan, aún mayor agradecimiento.

Inténtalo si quieres, y cada día empieza, o termínalo con al menos, un agradecimiento. Seguro que tienes motivos para ello en lo que te ha ocurrido durante el día. Incluso en las condiciones más adversas, puedes elegir ser agradecido.

Mucha conciencia en tu andadura y ojos nuevos para VER.

Ah! y agradecimiento infinito por tu atención.

                    ¡¡¡Feliz y agradecido verano!!!

 

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