Antonio
Montiel, es uno de los pintores españoles actuales más prestigiosos. No en vano
la profesora María Jesús Pérez Ortiz, autora de su biografía, está convencida
de que, si hubiera nacido en el siglo XVII, «habría sido pintor de Corte,
seguro». No parece exagerado deducir algo así de un artista que ha pintado a la
Reina de Inglaterra y que ha sido el primer pintor en retratar al nuevo Rey de
España, Felipe VI.
Antonio
es un hombre profundamente espiritual y sensible, más allá de su depurada técnica
pictórica, sus retratos intentan captar lo intangible, el espíritu escondido
tras personaje retratado. Contemplar su obra nos invita a descubrir el alma
escondida y recóndita de sus modelos. Sus oleos desnudan la personalidad y nos
enfrentan a la espiritualidad de los seres humanos protagonistas de su obra.
El
afamado pintor malagueño, con mil y un reconocimientos artísticos y con una
reputación que excede las fronteras de nuestro país, es un hombre polifacético.
Entre los aspectos menos conocidos de su personalidad, está su profundo sentir
solidario y el apoyo a causas nobles e instituciones no lucrativas, entre ellas
el Teléfono de la Esperanza.
Desde hace tiempo, Antonio viene colaborando con el Teléfono de la Esperanza. En Málaga, ha presentado varias veces nuestra gala benéfica anual.
Este
año se cumplen 50 años de la fundación de la institución, nacida en Sevilla en
1971, a instancias del ilustre fraile de San Juan de Dios, fray Serafín Madrid,
símbolo andaluz de la solidaridad y la dedicación a los más vulnerables. Con
este motivo Antonio ha dedicado un dibujo en el que, como en todas sus obras,
más allá de lo visible quiere ponernos en contacto con el “espíritu” que ha
alentado estos 50 años a los voluntarios y voluntarias de la institución en su
tarea de escuchar al que sufre y trasladarle fuerza y esperanza.
En
Málaga, el Teléfono de la Esperanza fue fundado en 1976 por Sergio Ferrero,
Ángel Medina y Salvador Rodríguez.
La
imagen de una vecina de Almogía, una mujer sencilla y del pueblo, nos pone en
contacto con los valores que, desde 1971, vienen siendo santo y seña del
voluntariado del Teléfono de la Esperanza: la grandeza de lo sencillo, la
ancestral sabiduría para conocer y comprender el sufrimiento humano, la
capacidad de acogida de la persona sufriente y ese don, muy especial, para
contagiar alegría y esperanza en medio de las circunstancias más adversas. La
magia de Antonio, ha sabido captar el espíritu de la ONG y plasmarlo en su
obra.
El
pasado 27 diciembre la obra fue presentada en Almogía (Málaga), pueblo
íntimamente ligado a la vida del pintor y del que es hijo adoptivo. En un
sencillo y entrañable acto, en el que estuvieron presentes el alcalde,
Cristóbal Torreblanca, la modelo de la pintura, Josefa Benítez, la familia del
artista, el presidente y la vicepresidenta del Teléfono de la Esperanza de Málaga,
Juan Sanchez y Julia Alonso, así como una nutrida representación de ciudadanos
de Almogía, se presentó el cuadro y Antonio nos explicó el leit motiv de su
obra: “El dibujo es al carboncillo y lo que he tratado de representar es la
esperanza renovada de una mujer sencilla que acude al Teléfono y recibe las
palabras de aliento y afecto necesarias para cambiar una actitud. Su
transformación es esperanza, queriendo plasmarlo en su mirada y sonrisa”. En el
acto, los representantes, del Teléfono de la Esperanza, agradecieron al artista
sus años de colaboración con la institución y este nuevo gesto de solidaridad e
hicieron público el Premio a la Solidaridad que será entregado durante la
celebración del 50 Aniversario, del que es presidenta de Honor Su Majestad la
Reina Letizia.
Por
expreso deseo del autor el cuadro será objeto de un sorteo benéfico para
recaudar fondos que ayuden al Teléfono de la Esperanza a continuar su obra, más
necesaria que nunca en estos tiempos de pandemia.
Si quieres conocer más sobre Antonio Montiel y su obra, accede a su web: https://antoniomontiel.biz/
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