martes, 10 de marzo de 2020

"Tenemos mucha tecnología, pero si no conectamos con nosotros mismos, los aparatos aumentan la sensación de vacío interior"



Carlos López lleva más de dos décadas dedicando su tiempo al voluntariado en el Teléfono de la Esperanza. Como muchos compañeros, llegó a la asociación buscando ayuda para afrontar problemas personales, salió a flote y se formó como voluntario. En esta entrevista nos cuenta como ha sido su dilatada experiencia en la asociación. Su amplia formación en salud emocional y técnicas de Mindfulness le permite ofrecer una mirada muy precisa sobre el origen de las angustias y sufrimientos que aquejan a las personas en general. Compartir las emociones con los otros en lo que se ha llamado 'La Humanidad Compartida' y la apertura al campo de la espiritualidad generan el buscado por todos equilibrio emocional.


-¿Cuál era tu actividad profesional o laboral cuando tomaste contacto con el Teléfono de la Esperanza?

Pertenecía al departamento de informática en una multinacional americana, en la cual realice casi toda mi vida profesional, en el área de desarrollo y formación.


¿Cómo conociste la ONG y cual fue tu primera actividad en ella?

A través de un amigo, que me comento que estaban realizando un taller sobre la convivencia en pareja. Fue una experiencia muy grata ya que podíamos hablar de nosotros en un contexto de respeto y de confianza y donde descubrí que la mayoría de las parejas tenían los mismos conflictos que nosotros.


¿Cómo era tu situación personal en esos momentos y que cursos y talleres hiciste?

Después de ese primer contacto con el teléfono, mi esposa y yo realizamos un taller sobre la educación de los hijos y aquí me di cuenta de lo poco preparado que estaba para las cosas importantes de la vida. Me había pasado la mitad de mi vida dedicado al desarrollo profesional, pero había olvidado el mundo de las relaciones y las emociones. Lo que más me llamo la atención y creo que eso fue lo que motivó que me hiciera voluntario, fue la humanidad y disponibilidad que encontré en las personas de la organización, la acogida y el respeto que nos mostraban.


¿Qué actividades has desarrollado y cuál de ellas te llena más?

Al principio dada mi formación administrativa, realicé algunas tareas de apoyo informático, pero pronto me di cuenta que no era lo que yo quería realizar dentro de la organización. Después de completar los cursos de formación del voluntariado en Sevilla, estuve como orientador durante 10 años y prestando apoyo a las diversas actividades del Teléfono para la captación de fondos. Cuando comenzamos a realizar en Málaga la formación de voluntariado de una parte de las provincias de Andalucía me pase al departamento de formación y es donde me encuentro en la actualidad.


    -¿Cómo compaginabas la vida familiar, laboral y el voluntariado?

De una forma muy equilibrada, ya que durante los días laborables los dedicaba a la familia y el trabajo y el voluntariado lo realizaba los sábados. Hay que tener en cuenta que el servicio que presta el Teléfono de la Esperanza es de 365 días y 24 horas, todo cubierto por personas anónimas y de forma gratuita.


Tienes una larga trayectoria como formador. Los que hemos hecho talleres en el Teléfono de la Esperanza solemos descubrir que “lo que me pasa a mí” le pasa también a otras muchas personas y que podemos ayudarnos unos a otros. ¿Es esta una de las claves de la formación en salud emocional en el teléfono?

Esto que me preguntas, es uno de los conceptos más importantes dentro de esta filosofía de vida y lo descubrí cuando realicé mi formación en el campo del Mindfulness, es lo que se le llama “La Humanidad Compartida”. Cuando nos sentimos mal o muy mal y tenemos que afrontar situaciones verdaderamente difíciles o duras, es bueno pensar que no estamos solos, de que estas cosas solamente nos pasan a nosotros, o que somos raros y especialmente torpes o perversos. No somos ni bichos raros por tener que lidiar con este tipo de situaciones desagradables, ni patitos feos por el hecho de que nos toque sufrir en esos momentos. Ahora mismo, se podrían contar por millones las personas que están pasando por padecimientos iguales o parecidos a los nuestros. Nada más lejos de la realidad: todos los seres humanos sufrimos y lo pasamos mal, esto es una evidencia.


Con la perspectiva de más de dos décadas de voluntariado, ¿percibes que ha cambiado el tipo de problemas que angustia a las personas o suelen ser los mismos?

Pienso que las personas mostramos muchas imágenes distintas de un problema principal que es la falta de AMOR. Hemos aprendido a convivir con esta carencia sin ser consciente de ella y, es para mi opinión, el gran generador de nuestros sufrimientos, como dice Claudio Naranjo “es la incapacidad de dar y recibir amor”.


En gran parte conectado a las relaciones, ¿no?. Está claro que el ser humano es un ser social y si no tiene realizada esa parte de su ser sufre.

Para mí, y según la evolución de nuestra especie, somos más emocionales que sociales. Lo primero fue la supervivencia, después se desarrolló lo social, la vida en tribus, como afianzamiento de esa supervivencia. Por eso le doy mucha más importancia al trabajo de la inteligencia emocional que a la  relacional.


Otro descubrimiento que hacen los participantes en los cursos es hasta qué punto las personas estamos condicionadas, en mayor o menor grado, por los mensajes parentales y lo que nos han inculcado al educarnos. Descubrirlos, aceptarlos y transformar lo que sea necesario para nuestro bienestar es muy importante. ¿Puedes recordar casos o personas que han conseguido liberarse de ataduras del pasado y ahora viven mejor?

Desde mi perspectiva de acompañante, me gusta más esta palabra que formador, me fijo mucho en las caras de las personas que acuden a los cursos y talleres. Me llama mucho la atención como cambian sus expresiones faciales, de sufrimientos y malestar, por expresiones de serenidad. Como dice la frase la cara es el espejo del alma, cuando veo ese cambio detecto que han podido elaborar parte de esos bloqueos que le aquejaban.


La soledad no deseada parece que es una constante en las llamadas al Teléfono de la Esperanza en épocas anteriores y en la actual. Hoy llama la atención la cantidad de personas que sufren soledad a pesar de que han crecido de forma espectacular los canales de comunicación como son correo electrónico, redes sociales, mensajería instantánea y la ‘llave mágica’ para acceder a todos ellos, el teléfono inteligente, que más que un teléfono es un ordenador. ¿Todo esto puede servir para paliar la soledad o para taparla?

Según Frances Torralba, la soledad la define como un concepto emocional, diferenciándola de una situación física de estar sólo.

Es la experiencia emocional de sentirse sólo. Como muy bien explicas en tu pregunta, tenemos a nuestro alcance una gran cantidad de aparatos electrónicos que nos permiten conectarnos con el mundo, pero si no conseguimos estar conectados con nosotros mismos, todos estos aparatos nos aumentan más esa sensación de vacío interior.

- La época actual parece que se define por el consumo acelerado. De productos, formas de ocio, juegos de azar y hasta de personas. En Japón se alquilan amigos o acompañantes. ¿Qué nos puede ofrecer el interior a cada persona para ser más yo y menos esa figura que busca paraísos artificiales externo?
Leyendo tu pregunta me vino a la memoria un capítulo de un libro de Christophe Andre (psiquiatra) denominado “Cebados pero carentes de verdadero alimento”. Nos hemos tornados obesos de la sobreestimulación, necesitamos estar siempre ocupados, no aburridos. Para tapar el aburrimiento rellenamos la vida mediante estados de ánimo artificiales y de mala calidad: televisión, video Leyendo tu pregunta me vino a la memoria un capítulo de un libro de Christophe Andre (psiquiatra) denominado “Cebados pero carentes de verdadero alimento".   
Nos hemos tornado obesos de la sobre estimulación, necesitamos estar siempre ocupados, no aburridos. Para tapar el aburrimiento rellenamos la vida mediante estados de ánimo artificiales y de mala calidad: televisión, video juegos etc…juegos etc…


- ¿Qué papel puede jugar la espiritualidad después de quedar apartada de muchas vidas o percibida por muchos por la imagen que transmite su hermana menor que es la repetición de ritos?
Esta pregunta te la respondo desde la Logoterapia, que es un tipo de terapia que se centra en la búsqueda de significado vital ante el vacío existencial, causante de síntomas psicológicos, emocionales y físicos y cuyo fundador fue Víctor FranklDice que el hombre es un ser que participa de tres dimensiones. Ante todo, la somática, orgánica, después la psíquica, mental (en el sentido estricto), y finalmente la espiritual, pero no añadida como una dimensión en sí, sino que, sin ser ella la única, es sin embargo la verdadera dimensión del ser humano y es la que le da sentido de vida. Como definía Víctor Frankl en nuestra sociedad destacan consecuencias conductuales tales como el hedonismo compulsivo, el conformismo, y el totalitarismo. La búsqueda compulsiva de placer es resultado de la insatisfacción existencial. Pero también es hacer lo que hacen todos como lo único que se puede hacer (conformismo) o hacer lo que hacen los demás, dejándose guiar ciegamente la persona por las directrices de la mentalidad dominante (totalitarismo). Pero también existen consecuencias psicopatológicas, lo que denomina Frankl, la 'tríada neurótica': adicciones, depresiones, agresividad.
Nosotros, sólo nosotros somos los seres que buscamos sentido a la vida. Pero no lo hallaremos a menos que nos abramos a una dimensión espiritual, a menos que todo lo que vivimos, experimentamos, obramos, elaboramos, esté impregnado de la confianza en algo que no nace de nosotros mismos” (Víctor Frankl).


- Hace cuatro años formaste parte del grupo de voluntarios de ASITES que se formó para impartir Mindfulness. En este tiempo esta técnica ha irrumpido con fuerza. ¿Cuáles son sus principales aportaciones a las personas de hoy día?

Creo que hay mucha confusión sobre el Mindfulness, y, con la globalización, cada vez se va perdiendo su sentido original. “Es preferentemente una técnica inspirada en tradiciones budistas, contemplativas, y está también cercana a la espiritualidad, pero quiero decirles que ni los místicos, ni los budistas tuvieron la intención de reducir el estrés, prevenir la recaída en depresiones, influir en la forma de alimentarse, abandonar el tabaco, prevenir la recaída en el consumo de drogas, mejorar el rendimiento académico de los estudiantes o aumentar la productividad de la empresa, tal como se esta aplicando”

(Carlos Mirapeix ‘Meditación y Contemplación’).

Desde este punto de vista las psicologías llamadas de tercera generación, (terapia dialéctico conductual, terapia cognitiva …) las están utilizando de forma estrictamente laicas como herramienta de ayuda para la terapia.


- ¿Crees que sería positivo que el Mindfulness se usara por los padres en la educación de los niños y por los educadores en los centros escolares?

Así lo indica un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Teesside en Reino Unido, recientemente presentado en la conferencia anual de la División de Psicología de la Salud de la Sociedad Británica de Psicología (British Psychological Society). Los autores del estudio pretendían conocer el papel que puede jugar una intervención basada en el Mindfulness dentro del contexto educativo. La investigadora principal del estudio, la psicóloga Joanne Dunnett, afirmó: “las escuelas pueden ser ambientes estresantes para maestros y alumnos. Este estudio se suma a la evidencia existente de que incorporar la terapia de salud mental como parte del currículo educativo, proporciona educación, incrementa la conciencia y la comprensión, además de reducir el estigma".



  - ¿Qué tiempo dedicas a la meditación diaria o semanalmente?Generalmente realizo una meditación diaria de treinta minutos por la mañana.


-  ¿Cambió algo tu vida el ser voluntario del Teléfono de la Esperanza?

Si realizo una mirada hacia atrás en el tiempo, el que soy actualmente no tiene nada que ver con el que llegó hace 20 años. Pero lo que sí quiero comentar es que los cambios se realizaron poco a poco. ¿Por qué digo esto? Porque en mi urgencia de cambio quería que todo sucediera al momento y que los problemas se resolviesen ya. Aprendí que los cambios conductuales necesitan del desarrollo de la humildad y la paciencia. Al final creo que mereció la pena el trabajo y la espera.

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