jueves, 19 de diciembre de 2019

Juan Sanchez: "Quien busca en las redes sociales un reconocimiento a base de un clic está lejos de fomentar su autonomía personal"




El pasado mes de octubre se cumplieron diez años desde que el Teléfono de la Esperanza de Málaga volvió a 'Villa Esperanza', su sede histórica desde la fundación de la asociación en 1976. Atrás quedó una etapa de amplia reforma del edificio que nos llevó a poder disponer de una gran moderna, cálida y espaciosa en la que poder llevar a cabo cada vez más actividades. Juan Sánchez, presidente del teléfono, repasa en esta entrevista lo que supuso la restauración de la casa, agradece todos los apoyos recibidos y se adentra en temas de actualidad como la soledad en los tiempos de Internet y la apuesta por atender a los mayores que viven solos. 
La próxima semana publicaremos la segunda parte de la entrevista en la que nos hablará sobre su experiencia personal de más de veinte años en el Teléfono de la Esperanza.

En la inauguración dijiste que era una casa de encuentro y recordaste su historia anterior vinculada a un piano y a la música. Eso te dio pie para comparar el voluntariado con una orquesta en la que todos los instrumentos deben estar afinados para que mejore la vida de las personas y las crisis de los que sufren sean pasajeras. ¿Qué  supuso la reapertura de la sede para el voluntariado del Teléfono de la Esperanza?

En nuestra sede, hace años se organizaban con cierta frecuencia, conciertos privados de piano y bailes de salón. Recogiendo esos ecos del pasado, hace diez años puse el ejemplo de una orquesta  para comenzar un nuevo concierto, donde cada músico toca un instrumento distinto, pero  unidos   se consigue la armonía. Comenzábamos nueva singladura, sin olvidar nuestro agradecimiento  a todos los  que hicieron posible, desde sus comienzos,  que el Teléfono de la Esperanza  de Málaga sea hoy una  maravillosa realidad. Hace diez años emprendimos la obra de reforma, para construir una embarcación más segura y amplia, con una buena línea de flotación, para abrirnos sin miedo a marejadas y a posibles tempestades. El destino era ayudar  y llevar a tierra firme a los que buscan y necesitan la calma. Lo que parecía un imposible, un sueño, se  consiguió con mucha ayuda y colaboraron  de instituciones públicas y privadas, en especial subrayo y agradezco la del Excmo. Ayuntamiento de Málaga con su alcalde Francisco de la Torre a la cabeza.
Se construyó  una sede bella, luminosa, sólida y a la vez cálida y acogedora, para ir rescatando a todas esas personas que se ahogan en un mar violento o enseñar a nadar previniendo posibles naufragios, y también buscar tripulantes  que se enrolen en nuestro barco, para acompañarnos a su nuevo destino, quedándose con nosotros y aumentando la tripulación. “Ayuda mejor el que una vez se sintió ayudado”.
En esta embarcación, como entonces dije, al igual que en una orquesta todos tienen que acometer su responsabilidad, navegamos día y noche, en jornadas laborales y festivos, en cualquier momento si alguien lo necesita, porque las urgencias también son siempre atendidas. Con su rehabilitación, nuestra nueva casa se ha convertido  en un lugar de referencia en la solidaridad y el voluntariado en Málaga.

¿Cuáles han sido los avances más importantes en esta década en ampliación y potenciación de las actividades?

En una década nos hemos comprometido a poner  énfasis en varios retos, como son la de hacer crecer nuestra familia, la captación y formación de voluntarios, y así poder  cubrir  más adecuadamente nuestros turnos telefónicos. Tengo que  decir que en este ámbito gracias a nuestros voluntarios somos una referencia a nivel nacional, no solo atendemos llamadas de  nuestra provincia, sino que damos cobertura y ayuda a otras sedes. Hemos aumentado considerablemente el número de profesionales que atienden y asesoran a personas en crisis, así como, el número de coordinadores que permite aumentar las actividades grupales.
Todavía hay demasiada gente que no conoce el Teléfono de la Esperanza. Por eso, unos de nuestros retos es implantar las nuevas tecnologías que se van desarrollando en esta década lo que supone  un enorme esfuerzo para  hacernos más visibles en los medios de comunicación  y en la red. Con el uso de las nuevas tecnologías, podemos  mejorar el servicio de la atención en crisis y la promoción de la salud emocional. Este es un objetivo estratégico urgente y de adaptación continua.
La sociedad se encuentra muy sensibilizada con el tema del suicidio. Es un gran desafío prepararnos para  ser referentes en  la prevención del suicidio. En este contexto se sitúan los convenios que hemos firmado con la Guardia Civil, el Ayuntamiento, la Universidad y asociaciones como TOC Granada. Estos convenios nos posibilitan una intervención más eficaz y un uso más adecuado de los recursos porque trabajar en red optimiza los resultados.
Otro de nuestros objetivos, es priorizar en nuestro plan estratégico el aumento de  nuestro número de voluntarios, eso ha facilitado un mejor servicio telefónico, presencial y de intervención en crisis, así como  el número y calidad de cursos y talleres. Mejorado nuestra comunicación interna y externa, con presencia en todos los medios. Y un fortalecimiento institucional de la sede Málaga.
Un área muy importante que hemos potenciado en esta década es la política económica, por eso, es un reto importante e ineludible establecer unos criterios que permitan reducir costes e incrementar ingresos hasta equilibrar nuestra cuenta de resultados. Ese incremento de ingresos se ha conseguido gracias a las subvenciones y, muy considerablemente, con mucha imaginación y trabajo en eventos y otras actuaciones para recabar fondos. Siempre avalados por una auditoría externa y nuestro sello de calidad que garantiza el buen uso de los recursos económicos.


¿En qué consiste el Programa de Atención al Mayor y qué pretende aportar a los mayores?

Según un informe de la Fundación Axa y Once, una de cada diez personas en España afirman sentirse solas. Son personas  que la sufren sin escogerla, por obligación, dándose esa circunstancia  con más frecuencia en mujeres, en paro y sin pareja. Ante lo que ya se califica como epidemia, el Teléfono de la Esperanza ha puesto en marcha un plan de acción que sirve de antídoto a la falta de comunicación, Esta soledad no elegida se  agrava cuando se le añade una discapacidad, problemas personales o familiares, incluso se puede estar  socialmente acompañado y sentirse solo. El Teléfono de la Esperanza, en su objetivo altruista de ayudar al que sufre, muestra alternativas de relaciones humanas a la tendencia creciente del individualismo en esta sociedad dando respuesta a esta necesidad con el acompañamiento, la construcción de vínculos y una acción directa a través de nuestros voluntarios y voluntarias. Ellos se ocupan de llamar  a esas personas y mantener encuentros una vez al mes en nuestra sede, donde se les anima a   acrecentar sus redes sociales y hacer frente a esta realidad frecuentemente silenciada. La soledad no se palia con la simple compañía sea física o virtual, la mayoría de las personas que han elegido vivir solas tienen claro que es mejor la soledad que sentirse mal acompañado. Unamuno nos dice que “La soledad es el meollo de nuestra esencia, y con eso de convertirnos en un rebaño, no hacemos sino ahondarla”. Es por eso, por lo que tratamos de dar sentido a la vida a través de los otros, fuera de ese “rebaño” y  aprender a convivir con uno mismo. Si no sabemos dominar la soledad, será ella quien nos domine a nosotros. Hay que subrayar que los que cuentan con un adecuado apoyo social tienen menos probabilidad de deprimirse o desarrollar otros trastornos de salud.

Foto: https://www.lanacion.com.ar/

La soledad siempre presente en las llamadas al Teléfono de la Esperanza. Hace una década ya usábamos Internet habitualmente, pero no estaba tan extendido su uso a cualquier hora del día vía móvil. ¿La proliferación de grupos de WhatsApp, redes sociales y páginas de contactos ayuda a superar la soledad o la puede acrecentar?

Internet y las nuevas tecnologías, no cabe la menor duda, nos cambia la vida, tanto o más como lo hizo la imprenta. ¿Es bueno el uso de las  redes sociales? Creo firmemente que sí, posibilita romper con un solo clic las barreras de la distancia y pueden enriquecer las interacciones humanas siempre y cuando se sepa utilizar en su justa medida. El ser humano es social por naturaleza y tiene la necesidad de conectar con un tú y crear un nosotros, crear vínculos y relaciones afectivas con los demás. Cuando hay un interlocutor que nos hace conectar con nuestras necesidades básicas de afecto, valoración y seguridad, podemos decir que nos sentimos acompañados. Cuando  falta esa  comunicación sana se cae en la soledad, en la frustración e incluso en la depresión. Como dice el filósofo Juan Arnau, “si dependes de un cacharrito todo el día no puedes tener esa sensación de existir y vivir”. Quien busca en  las redes un  reconocimiento a base de un clic está  lejos de fomentar su autonomía,  a veces  transita con  su soledad, buscando  en las redes sociales un refugio o trinchera relativamente segura de relación con los demás y aislándose del encuentro real social. La relación cara a cara se hace cada vez más distante a cambio de una idea engañosa de miles de amigos, que no son otra cosa que una falsa ilusión, donde se producen encuentros, pero no auténticos diálogos.  
Es cierto que venimos de una sociedad basada en el sacrificio y el esfuerzo, y vamos hacia  una sociedad cada vez más alimentada por el individualismo y el hedonismo. Internet nos facilita una comunicación más cómoda en espacio y tiempo. Si sabemos utilizar adecuadamente esta herramienta para una información detallada, conocimientos, nuestro ocio y conocimientos, serán actividades que nos pueden ayudar, siempre y cuando no  caigamos en la soledad encapsulada, el abandono y la frustración. Hacemos un uso inadecuado de las redes sociales en esa búsqueda del “otro”, podemos caer en la dependencia y un aislamiento aún mayor que puede llevar a problemas psico-físicos similares  al alcohol o las drogas, o vivir dependientes de una exposición pública. 
Muchas personas están buscando en las redes sociales el sustituto o el placebo de unas auténticas relaciones interpersonales,  cayendo en la continua distracción. Detrás hay un gran negocio manejado por las grandes corporaciones tecnológicas, los nuevos dispositivos, las series... Hay que tomar distancias, y no olvidar  que la mejor conexión es la que se hace  con uno mismo y la bien compartida.

No hay comentarios: