Un grupo de voluntarias del Teléfono de la Esperanza vivió el sábado pasado una gran experiencia al salir a la Plaza de la Constitución y la calle Larios a dar abrazos a los malagueños que transitaban en esos momentos. Fue entre las doce y las dos del mediodía, cuando muchas mujeres, hombres, familias, chicas jóvenes y público de todo tipo paseaba, hacía gestiones o iba de compras.
La acción consistió en abordar a los transeúntes, invitarles a recibir y dar un abrazo y explicarles que el Teléfono de la Esperanza dedica este año el Día de la Escucha a las víctimas de la crisis bajo el lema 'Si nos ayudamos, podemos'.
Aunque en muchos casos costó romper el hielo, fueron muchos los que aceptaron ser abrazados y agradecieron el gesto. Como una señora que explicó que "me hacia falta porque estoy viuda" y otra mujer que llevaba a un niño pequeño de la mano camino del punto de encuentro de sus padres divorciados y confesaba que "el chiquillo va nervioso". La señora agradeció el abrazo y la oferta de atención gratuita y formación en salud emocional que le hicimos.
Nuestras voluntarias se toparon con caras conocidas como la del cantante 'Tijeritas' que, gustoso, se prestó al abrazo después de que un amigo lo llamara para que acudiera donde estaba la voluntaria.
En algunos momentos, nuestras compañeras 'compitieron' en abordar a la gente con un joven que repartía publicidad comercial y otros dos que informaban sobre la actividad de su partido político. Un señor mayor nos preguntó con guasa si, además de la actividad que realizamos, recogíamos "firmas contra el Gobierno".
Gente de todas las edades aceptó pararse unos momentos con nosotros, abrazarse y escuchar el por qué de la acción. "Cosas así hacen falta", señaló un chico. Hubo quien conocía la actividad de la organización y voluntarias que se entendieron como pudieron con turistas que solo hablaban inglés. A una de ellas le preguntaron si no hay Teléfono de la Esperanza en Edimburgo y a otra, un joven le preguntó si quería casarse con él.
La mañana soleada transcurría con fluidez para nuestras voluntarias que también aguantaron algunas caras largas y pasos rápidos de gentes que creía que les íbamos a vender algo o simplemente estaban de mal humor. En algunos situaciones, nuestras compañeras se emplearon a fondo para convencer de la gratuidad y la bondad de un abrazo. Un padre de familia se quejaba de "estar harto" de los abrazos de su mujer, pero esta y su hijo se prestaron a esta iniciativa que solo pretendía tener un gesto optimista y vitalista en tiempos de malas noticias y múltiples problemas. Fue una forma de ofrecernos gratis a una sociedad que vive cargada de miedos e incertidumbres.
Aquí podéis ver un completo álbum de fotos en Facebook con la secuencia de los abrazos
Aquí podéis ver un completo álbum de fotos en Facebook con la secuencia de los abrazos
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