José María Rueda, nuestro compañero en el Teléfono de la Esperanza de Málaga, pronunció el jueves una interesante conferencia sobre el mundo islámico andalusí, titulada 'Granada, capítulo final'. José María logró captar la atención y motivar la participación con preguntas de los que asistimos a su documentada charla. Profesor de historia y orientador desde hace años, fue presentado por Juan Sánchez, presidente internacional del Teléfono de la Esperanza, quien destacó de él que "vive con el teléfono y de los valores del teléfono". Asimismo, resaltó su capacidad intelectual y de escucha, sonrisa fácil y el amor a su familia.
José María explicó que el Reino Nazarí de Granada nació de forma precaria en el siglo XIII, pero se prolongó durante dos siglos y medio hasta finales del XV atrayendo a la zona de la actual Andalucía Oriental a musulmanes huidos de los territorios que conquistaban los cristianos, entre ellos artesanos y sabios que enriquecieron su cultura. Los nazaríes practicaron un islam moderado y tolerante que permitió, por ejemplo, representaciones en imágenes como las de los leones de la Alhambra.
El conferenciante relató como las guerras fraticidas entre los reinos castellanos impidieron durante décadas el avance de estos hacia el sur, hasta episodios como las tomas de Tarifa y, sobre todo, Alhama de Granada que dieron el impulso final de los cristianos para entrar en la ciudad de Granada. En esa fase decisiva, contaron con la colaboración de Boabdil, preso en Lucena, al que definió como "un agente doble". La muerte de Muley Hacen y la resistencia del hijo de este, El Zagal, dieron paso al final a la entrada de los Reyes Católicos en Granada.
José María Rueda detalló que los Reyes Católicos siguieron inicialmente con la política anterior de permitir a los musulmanes mantener su religión y cultura y tratar de cristianizarlos "por convicción", traduciendo los evangelios al árabe, según la estrategia del primer obispo de Granada, para pasar con el cardenal Cisneros a acciones como quemas del Corán y coacciones a notable árabes para que de convirtieran. Don Juan de Austria castigó en 1570 una revuelta de moriscos que quedaban en las Alpujarras y Felipe III expulsó a los moriscos de España, una medida que, según José María Rueda, "provocó el retroceso demográfico en la España del sglo XVII".
La amena charla terminó dio paso a un coloquio con preguntas e intervenciones sobre la buena convivencia inicial entre judíos, musulmanes y cristianos y las persecuciones y expulsiones de la península ibérica de los dos primeros grupos.
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