Carlos López
Coordinador de talleres del Teléfono de la Esperanza
He aquí nuestra gran paradoja que nos ocupa en el misterio de vivir, la cual transcurre entre la tensión de dos contrarios aparentes que podrían no ser nada contrarios.
Existimos en un estado de constante miedo a la vida porque esta no se desarrolla a nuestro gusto. Pretendemos que la vida se adapte a las ideas condicionadas de cómo creemos que debe ser. Pero la vida Es (cambio impredecible), no puede ser controlada. El rechazarla y pretender aferrarnos a querer controlarla y no aceptarla, es lo que nos causa el miedo. Hacemos la mayoría de las cosas en la vida principalmente por nosotros mismos y luchamos por nuestra supervivencia.
Por lo tanto, vivimos dentro de la cárcel de nuestra personalidad, y esto nos provoca un constante miedo, un constante sentir que estamos aprisionados, pero también sabemos que el amor producirá la verdadera transformación.
Dos conductores para un mismo vehículo
Todo lo que nos da miedo psicológico, sacando lo que sea miedo a peligros físicos reales, son las barreras que nos impiden ser libres. El origen y el mantenimiento de la personalidad, está basado en el miedo a aceptar Lo que Es, La Realidad. Aprender a aceptar la inevitabilidad de nuestros mayores miedos es el paso necesario para vivir una vida con plenitud y ello solo se consigue desde el amor.
Lo que descubrimos cuando sentimos amor es que va acompañado del miedo, ya que es un sentimiento muy grande, inconmensurable, intenso y el cuerpo físico no logra contenerlo
Así que tal como propone Aldous Huxley nos encontramos en el dilema: “El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente, el miedo ahuyenta el amor. Y no solo al amor el miedo expulsa: también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de verdad y belleza, quedando solo la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma”.
¿Acaso sabemos lo que es el amor?
Otra cosa que nos puede pasar es el desconocimiento del amor. Hay un amor que busca sinceramente el bien espiritual de los demás (S. Peck: Yo defino el amor como la voluntad de extender los límites del propio yo, con el fin de impulsar el desarrollo espiritual propio o ajeno) y otro amor que busca la superioridad, la admiración y el control como tal, incluso —y especialmente— haciendo «el bien» y cosas heroicas.
Este segunda forma de entender el amor suele producir “el complejo de mártir”, el cual revela lo falso del amor, «el mito del sacrificio heroico». La manera corriente de renunciar al yo, pero sin renunciar realmente al yo, es ¡ser sacrificial ! Parece algo muy generoso, muy amoroso, y a veces lo es. Pero generalmente se limita a seguir girando en torno a uno mismo. Los estudios acerca de la codependencia permiten ver que el amor excesivo no es realmente amor, sino su disfraz, un disfraz astuto; digamos que es más bien desamor, no-amor o «amor» manipulador, el cual no puede verse ni abordarse, al ser tan malditamente sacrificial.
A este respecto, el profeta Oseas (6,6), nos interpela diciendo: «Id, pues, y aprended qué significa Amor quiero y no sacrificios».
Por otra parte, Ziortza Karranza, psicóloga dice que no hay nada más universal, y necesario, que el miedo. Se trata de una emoción, "que nos ayuda a la supervivencia", al intentar prevenirnos de posibles peligros y amenazas. Sin embargo, recuerda, la clave del buen vivir consiste en saber "cuáles son los miedos que nos ayudan, y cuáles nos limitan la vida".
Dos Caras De Una Misma Moneda.
El amor y el miedo no son ni buenos ni malos ya que uno brinda poder y el otro fuerza .
“Ser profundamente amado por alguien te da fuerza, mientras que amar a alguien profundamente te da valor.” (Lao Tzu)
Será uno de los los misterios de la vida descubrir cuál es cual, y para eso hemos de crear una mente en sabiduría para saber asumir a cada energía.
Los estados mentales de amor y miedo vibran en niveles diferentes, en tonos irreconciliables, pero se necesitan, se complementan para que la vida sea vida. Saber ir de un lado al otro crea niveles de consciencia que nos mantiene despiertos, en estado alerta con el sentido común en primera fila.
En el momento actual hay un gran desafío colectivo que nos está empujando a nuevos límites, casi hasta el punto de colapsar, y que está alimentando reacciones violentas. Además, a nivel individual convivimos con miedos y pérdidas, sean de salud, laborales o afectivas. Ante los desafíos hay varias reacciones tradicionales, como el ser más fuertes (robustos) o ser más inteligentes (flexibles), pero no creo que estas actitudes permitan una verdadera transformación personal o social sin el amor.
Conclusión
Sufrimos porque no nos permitimos amar plenamente. No le damos permiso al amor para deshacer nuestro concepto limitado de “yo” pues creemos que perderemos algo valioso, cuando en realidad lo único que perdemos es lo que no somos, la ilusión de eso limitado que creemos ser. Y el sufrimiento proviene precisamente de identificarnos con algo que no somos que necesita diferenciarse y oponerse a algún otro, cuando en lo profundo todos somos lo mismo: PURO AMOR.
El Amor Verdadero No Nace o Aparece, Se Construye
(Primera Carta a los Corintios)
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia. Aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada”.
Y ahora imagínate… ¿cómo sería darle permiso plenamente al amor en tu vida?
Cuando te das cuenta de que el trabajo interior más valioso que puedes hacer por tu propia felicidad es deshacer todos los Miedos que tú y sólo tú has interpuesto al amor en tu mente, descubrirás que El Amor Vence Al Miedo
Trabajo sobre Recopilaciones de artículos y libros
1 comentario:
Interesante artículo!! Gracias Carlos
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