Aurelia González
Psicóloga clínica
Se entiende por suicidio aquella conducta o conjunto de conductas infringidas por la propia persona, con el fin de producirse la muerte bien de forma activa o pasiva.
El suicidio se considera un problema de salud pública y los datos estadísticos nos lo demuestran. Según el INE, en España en 2021 fallecieron por suicidio 4003 personas, se decir, una media de 11 personas al día. De ellas, el 75% son varones y el 25% mujeres, aunque las mujeres lo intentan tres veces más que los hombres.
Si nos vamos a la franja de edad de 15 años, menores en ese mismo periodo, las defunciones por esta causa han sido 22 adolescentes. Hasta ese momento no se habían superado las 14 muertes anuales.
Con estos datos, el año 2021 se ha convertido en el año con más suicidios de la historia de España desde que se elaboran estadísticas (1906).
Por tanto, el suicidio, en la actualidad es la principal causa absoluta de muerte entre los 15 y los 29 años, y si tenemos en cuenta el global de edades, el suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en España, multiplicando por 2,5 los fallecimientos provocados en 2021 por los accidentes de tráfico (1599), por 14 los homicidios (283) o poe 93 las producidas por violencia de género (43).
Merece la pena aportar un dato más para tratar de comprender la magnitud de este problema. Por cada persona que fallece por suicidio hay una media de 20 tentativas y por cada suicidio consumado hay una media de entre 6 y 20 personas afectadas por esta conducta (familiares, amigos, compañeros).
No podemos olvidar las conductas autolesivas, que sin tener una intención de provocar la muerte son conductas deliberadas destinadas a producir daño físico en el cuerpo. Estas conductas se dan fundamentalmente en jóvenes y adolescentes como una forma de liberar situaciones de ansiedad. Los porcentajes que se manejan es que un 28% de esta población se auto infringen este daño; conducta, que, al parecer, tiende a ir al alza.
Y terminando con las cifras, se estima que un 15% de la población mundial ha pensado en alguna ocasión en su vida en el suicidio como salida a una situación de crisis.
La conducta suicida es muy compleja e intervienen numerosos factores que van desde ambientales, individuales a familiares y aunque puede existir un factor precipitante, suele ser un proceso de maduración largo. Se suele pasar por tres fases, Fase de Consideración, Fase Ambivalente y Fase de Decisión.
La Fase de Consideración es en la que la persona considera que poner fin a su vida es una posibilidad para dar salida a una situación sumamente angustiosa dolorosa y la muerte es una liberación a dicha situación.
La Fase de Ambivalencia. En esta fase, la persona se encuentra en la dicotomía de querer morir, pero a la vez tiene duda de si realmente esa es la salida. La duración de esta fase es variable. En personas muy impulsivas puede llegar a no darse, pasando directamente a la Fase de Decisión.
En la Fase de Decisión, la persona tiene ya establecido un plan sobre cómo llevar a cabo el suicidio.
En muchos casos, la persona evidencia una serie de señales y síntomas que hacen posible la detección del riesgo suicida. Pueden ser comentarios negativos sobre su futuro, expresar sentimientos de soledad, de impotencia y desesperanza. Se puede producir un cambio repentino de la conducta como mayor irascibilidad, aumento de la ingesta de bebidas alcohólicas o en el otro extremo un periodo de calma repentina cuando previamente ha presentado gran agitación o cerrar asuntos pendientes, regalas cosas personales etc...
Desde el inicio de su constitución el Teléfono de la Esperanza considera que la conducta suicida se puede prevenir y una parte importante de su labor va dirigida a este fin a través de la atención telefónica, las 24 horas del día y los 365 días del año. También a través de la atención psicológica y los diferentes talleres y cursos que se realizan.
Otro paso más y muy novedoso en la misma dirección es la creación del proyecto que va dirigido fundamentalmente a jóvenes y adolescentes que se encuentran en situación de vulnerabilidad emocional y que denominamos 'Chat de la Esperanza' que se puso en marcha el 21 de marzo de 2022.
El 'Chat de la Esperanza' se gestó ante el incremento de las peticiones de ayuda de la juventud en una sociedad que evoluciona de forma rápida y exige nuevas formas de respuesta. Por tanto, se hacia necesario un medio de comunicación más ágil como la mensajería instantánea, ya que permite una atención inmediata, anónima, gratuita y eficaz.
La población juvenil tiene la opción de acceder a esta herramienta de ayuda a través de la web del Teléfono de la Esperanza o de la aplicación Conéctate.social que está disponible en Google Play y Apple Store.
Acceso al 'Chat de la Esperanza':
telefonodelaesperanza.org/malaga/chat-de-la-esperanza
El primer año de funcionamiento del Chat hemos atendido más de 5430 conexiones. Personas con diferentes problemáticas que van desde los sentimientos de soledad, bullying, problemas relacionales, autolesiones, ideas suicidas suicidios en curso (600 casos).
Se señala como dato importante que atendemos peticiones no solo de España sino también de varios países de Europa y América Latina.
El horario de atención actual es de lunes a viernes de 18 a 24 horas, pero queremos ir ampliando y poder llegar las 24 horas todos los días del año.
El Teléfono de la Esperanza quiere alzar la voz para pedir un Plan Nacional de Prevención del Suicidio que involucre a toda la sociedad y, desde esta posición poder paliar, en la medida de lo posible, el gran sufrimiento que hay detrás de la ideación suicida.
Concierto solidario 'Agarra la vida', organizado por el Teléfono de la Esperanza. 7 de septiembre.
Wiznik Center. Madrid.
Agarra la Vida - Teléfono de la esperanza
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