El pasado 26 de noviembre nos dejo José María Rueda, uno de los voluntarios más veteranos del Teléfono de la Esperanza de Málaga. Llegó al teléfono hace 22 años y desde entonces se ha dedicado con generosidad y altruismo al voluntariado.
José María fue un voluntario todoterreno, que pasó por todas las áreas de nuestra asociación con dedicación y entrega. Cubrió turnos de orientación durante años, tanto de día como de noche, con un exquisito sentido de la responsabilidad. Profesional de la enseñanza, tutorizó con generosa dedicación a los alumnos de la Facultad de Psicología y Ciencias del Trabajo Social que hicieron prácticas en nuestro voluntariado. Con actitud humilde y eficacia se entregó a tareas administrativas de gran importancia como son la de gestionar desde su inicio hasta la concesión administrativa las solicitudes de subvenciones a la asociación. En los años 2008 y 2009 su trabajo en ese campo fue clave para que consiguiéramos las ayudas oficiales que pudimos destinar a la rehabilitación de ‘Villa Esperanza’, la casa de principios del siglo XX que acoge la sede del Teléfono de la Esperanza de Málaga desde 1976.
Más allá del hacer, merece la pena recordar el ser, la persona que ha sido José María. Su amigo Juan Sánchez Porras, presidente del Teléfono de la Esperanza de Málaga, destaca la gran importancia que tenía la amistad y la escucha activa en la vida de nuestro compañero. “Un hombre de mirada atenta, escucha empática, cálida, risa fácil, acogedor en los gestos, hogareño y familiar”.
De formación humanista, Jose María era licenciado en Geografía e Historia, compartió con nosotros su pasión por la historia y las sagas familiares en las conferencias sobre la Casa de los Austrias e historias de cristianos y musulmanes en el Reino Nazarí. También en nuestra sede presentó sus novelas ‘Camino en sombras’ y ‘Los días y las horas’, una obra en la que trasladó el mensaje de que se puede sobrevivir a la adversidad. Su propia vida fue un camino de superación de la adversidad que se le presentó desde muy joven con un problema de salud mental y varios intentos de suicidio posteriores. Desde esas dolorosas experiencias que atravesaron su trayectoria vital, tuvo la entereza de dar un testimonio de vida sobrio pero elocuente anunciando que es posible salir del mayor de los pozos en los que puede caer el ser humano, el de la desesperanza. Encontró la luz al final del túnel y así lo plasmó en una entrevista publicada con motivo del Día Mundial Para la Prevención del Suicidio de 2022:. “Me siento útil ayudando aquí, pero más que ayudar yo, son ellos -se refiere a los llamantes al Teléfono de la Esperanza- los que me ayudan a mi a seguir viviendo cada día. Merece la pena vivir y cuánto me alegro de hacerlo”.
Recuerdo de sus compañeros en el Taller de Lectura
José María Rueda participó en los encuentros del taller de lectura ‘LecturaTE’, que coordina la profesora Ana María Villena. Transcribimos el recuerdo que ha dejado en ese grupo de entusiastas de la literatura.
Fue un 23 de abril de 2015 cuando llegó (con Felipe, Juan y el Quijote alumbrando comentarios) al estreno de LecturaTE.
Muchos méritos sumaba nuestro compañero: amable, cortés, prudente, vasta formación histórica (fue profesor de esa materia) y apasionado cinéfilo y melómano; sus comentarios en nuestras lecturas y AntropoTulias, cauces de disfrute para él, así lo ponían de manifiesto.
La pandemia lo alejó físicamente del grupo, pero dejó huella en la memoria de quienes lo conocimos. Dicen que nadie muere del todo si permanece en el recuerdo: en el nuestro quedará el ameno pretérito compartido con él en este grupo.
Como sé que le gustaría ver su nombre unido a la “Historia Augusta” y a los últimos versos escritos por el emperado.
Entrevista a José María Rueda en 2016
"Mi novela intenta transmitir que se puede sobrevivir a la adversidad"
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