martes, 18 de agosto de 2020

La falsa autoestima, una máscara que oculta debilidades




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José Portillo
Orientador del Teléfono de la Esperanza

Como agente de ayuda del servicio de orientación del Teléfono de la Esperanza, la mayoría de veces que hablo con quienes no me conocen, me encuentro con el hecho de que tienen miedo de darme a conocer sus deseos, necesidades y sentimientos, pues temen que los juzgue, no los comprenda y los rechace. Tal miedo está fundamentado en la inseguridad característica de quienes no se aceptan a sí mismos por haber experimentado el rechazo en sus relaciones en el pasado. Éste es el caso de quienes se caracterizan por su baja autoestima. Quienes actúan según su falsa autoestima, tienen los mismos miedos de quienes tienen baja la autoestima, y se diferencian de los mismos en que, en lugar de ocultarse o de hablar de sus deseos, necesidades y sentimientos asumiendo el riesgo de ser incomprendidos y rechazados, crean una realidad ficticia de sí mismos para impresionar a los demás, intentando ser quienes más destacan. 

Autoestima falsa en las redes sociales
A modo de ejemplo, vemos muchos casos de autoestima falsa en las redes sociales, donde encontramos mucha gente que imita a los personajes famosos a quienes idolatra, para sentir que es alguien valioso. Durante los años de mi adolescencia y los primeros años de la edad adulta, tuve un amigo que pasaba mucho tiempo hablándome de su vida idílica. Tenía una familia que lo idolatraba, muchos amigos y todo el dinero que necesitaba. Un día me invitó a su casa a merendar, y descubrí que era la oveja negra de su familia, que vivía aislado y que, en lo único que jamás me mintió, era en el hecho de que tenía mucho dinero. Un día después de invitarme a merendar, siguió sosteniendo la misma historia, como si yo no hubiera visto cómo lo agredió su familia verbalmente el día anterior. 

Esconder la debilidad
Es un error competir con los demás aparentando ser quienes no somos, porque los demás en nuestra vida han de ser un valor, y no una competencia. Todos tenemos cualidades que otros no tienen, carencias que compartimos con otros, y áreas en las que mejorar, ya que la perfección no existe. Hace años le pregunté a un señor que presumía de ser amigo de célebres artistas: 

-¿Por qué me mientes al decir que conoces a gente famosa y que te relacionas con ella? 
Dicho señor me contestó: 
-Prefiero que la gente me tenga envidia antes que piense en mi terrible soledad. 

La falsa autoestima sirve para esconder la debilidad. Hay quienes intentan esconder quiénes son y lo que realmente son, porque se han decepcionado de sí mismos, y temen que los demás los juzguen y los rechacen tal como se juzgan y rechazan a sí mismos. La falsa autoestima lleva a mucha gente a manipular a familiares, amigos, compañeros etc. en su propio beneficio. No le incumbe lo que tenga que hacer con tal de conseguir lo que se propone. 
El sistema educativo que valora a los mejores instaurado en una sociedad que promueve la desigualdad y la competencia, y que no valora a las personas por quiénes son, sino por su poder, riquezas y prestigio, ha dado lugar a que muchos creen una falsa realidad, por miedo a mostrarse tal cuales son ante el mundo. Las comparaciones de unos con respecto a otros son odiosas porque los primeros se sitúan a la baja con respecto a los segundos, pero es útil compararnos con nosotros mismos, si ello nos ayuda a constatar nuestros avances con respecto a nuestras situaciones pasadas, y nos ayuda a averiguar en qué aspectos seguiremos creciendo, según nos dispongamos a alcanzar nuevas metas y a enfrentar nuevos obstáculos. Quienes inventan una falsa realidad porque se sienten inferiores a quienes les rodean para aparentar que son superiores a los tales, se caracterizan por la carencia de empatía. Ellos se sienten incomprendidos por quienes les rodean, ya que no se sienten valorados positivamente por los otros. Ignoran que no pueden apreciar la valoración externa si no se valoran positivamente a sí mismos. No son asertivos. Intentan imponerse a los demás, de quienes creen que no conseguirán lo que desean amablemente, sino por la fuerza. 

Falso sentimiento de superioridad
Las personas que actuan así se sienten infravaloradas por los demás como consecuencia de su manera de tratarse a sí mismos. Critican constantemente a los demás. Viven pensando en las carencias, defectos y debilidades de los otros, a quienes comparan a la baja con respecto a ellos, para sentirse superiores. Son envidiosos. No aceptan que otros se superen más que ellos. Son soberbios y prepotentes. Son insensibles a las carencias ajenas y menosprecian a los demás faltándoles el respeto. Son inestables emocionalmente e iracundos. Viven observando continuamente a los demás para buscar la manera de hacerles sentir que carecen de valor para sentirse superiores a ellos. Se engañan a sí mismos al crear una falsa realidad. Llegan a creerse sus propias mentiras por su afán de difundir su falsa realidad. No reconocen sus errores y consiguientemente tampoco reconocen sus equivocaciones, por lo que son reacios a pedir perdón cuando actúan inadecuadamente. Hacen promesas que nunca cumplen. Yo trabajé para un personaje que se caracterizaba por prometernos cargos a sus subordinados los cuales siempre estaban en manos de quienes más le hacían la pelota, no porque lo apreciaban, sino porque querían alcanzar una posición superior en la asociación religiosa de la que éramos miembros.

1 comentario:

Niev dijo...

Me ha gustado mucho este artículo, he conocido este tipo de personas y coincide totalmente la descripción que hace de ellas.