lunes, 1 de enero de 2024

Pasar de quien soy a quien quiero ser


Crecimiento personal

 

Carlos López

Coordinador de talleres del Teléfono de la Esperanza

En los primeros días del año hay un tiempo para reflexionar sobre los cambios que necesitamos hacer en nuestras vidas y la voluntad de lograr dichos objetivos.

En este articulo me baso en la parábola de los talentos que escuché como preparación de la Navidad cristiana, la cual me hizo reflexionar sobre las decisiones que tomamos en la vida y desde donde las tomamos.

A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad, y se marchó. El que había recibido cinco talentos fue inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno fue, hizo un agujero en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Joe Dispenza habla en su libro El Desarrollo De Tu Cerebroque el mayor potencial de la humanidad está bajo tierra, refiriéndose a los cementerios, afirmando la cantidad de capacidades humanas, de cosas que podrían haber aportado los difuntos al resto de la humanidad y que quedaron sepultados por su falta de decisiones.

La indecisión

Hay momentos en la vida en los cuales nos ataca la infame indecisión: estamos frente a una elección que tiene alternativas igualmente valiosas y ceder a una significaría perder los beneficios de la otra. ¿Qué podemos hacer frente a ese instante de duda entre dos caminos a seguir? En estas situaciones lo aconsejable es no buscar soluciones fuera, sino buscarlas en nuestro interior. Esto hace que nuestras decisiones formen nuestra personalidad. Yo Soy el creador de mis decisiones, y de mis indecisiones.

Por lo tanto, frente a las elecciones difíciles tenemos que ejercitar nuestros valores propios. Al abordar una elección difícil, no deberíamos machacarnos tratando de averiguar que alternativa es mejor, porque esta no existe. En vez de buscar las razones fuera, deberíamos buscar las razones desde la pregunta: ¿Quién quiero ser? Y la respuesta a esta pregunta me debe comprometer con la elección tomada.

El obstáculo es el camino

Pero en este camino de quien quiero ser puede pasar que nos encontremos con que el mundo no coopera, que hay reveses. La diferencia —y esto es crucial— es que cuando has hecho un compromiso y aparece un obstáculo, lo debes entender como algo que puedes superar, no como un error por tomar la decisión. ¿Por qué? Porque ya te has comprometido con ello: esa es tu vida, ese eres tú.

Marco Aurelio escribió “nuestros actos pueden ser impedidos, pero no existe ningún impedimento contra nuestras intenciones o inclinaciones, porque somos capaces de adecuarnos y adaptarnos [...]. Lo que estorba a la acción promueve la acción. Lo que se interpone en el camino se vuelve el camino. 

Lo que nos propone Marco Aurelio es que las decisiones difíciles las debemos tomar como una oportunidad para practicar virtudes como: paciencia, valor, humildad, ingenio, razón, justicia y creatividad. 

La elección de ser tu mejor versión la haces a diario

No hay tiempo, tan breve es la vida, para riñas, ni para disculpas, ni acritud ni rendición de cuentas. Solo hay tiempo para amar y apenas un instante (Mark Twain).

La manera en que nos percibimos determina nuestras decisiones, comportamientos y nuestra historia de vida. Por eso la elección de ser nuestra mejor versión la tomamos todos los días. Lo que decido y lo que hago me define. Si mi diálogo interior no hace más que degradarme, ¿qué imagen doy y que perciben los demás de mí?

Ante decisiones de gran magnitud, es normal que a todos nos afloren miedos, inseguridades, bloqueos, sentimientos de responsabilidad y emociones que pueden sobrepasarnos.

El miedo a tomar una decisión expresa diferentes mecanismos psicológicos. Algunos de estos se basan en la intolerancia a las posibles consecuencias negativas de nuestras decisiones, la dificultad para renunciar a las opciones que no elegimos, estilos perfeccionistas y excesivamente autocríticos, con diálogos internos que tienden a enunciarse utilizando “debería” en vez de expresar nuestras decisiones como “me conviene” En estas tendencias suelen estar muy presentes los auto reproches que van minando nuestra auto confianza y dificultando tomar nuevas decisiones.

Más que encontrarse hay que crearse

Esta frase de George Bernard Shaw propone la gestión del propio estar siendo, de decidir y elegir sobre lo que quiero vivir y como vivirlo.

Si uno se busca, no solo se considera que se está perdido, sino también que hay una versión determinada de uno mismo que es la que hay que hallar.

La habilidad para construirnos es lo que nos hace humanos y las decisiones difíciles nos ayudan a ello. Cuando nos enfrentamos a opciones de la vida podemos hacer dos cosas: o comprometerme o dejarte como por ejemplo “estoy muy cansado y además soy muy mayor, “realmente no es tan necesario, o “es demasiado difícil.

Generalmente el éxito en la vida lo medimos en función del cargo, el salario y el reconocimiento obtenidos, aunque la mayoría entendemos que estas cosas no dan la felicidad por sí mismas. Quienes logran alzarse con algunos o incluso todos estos objetivos a menudo acaban sintiéndose más o menos igual que al principio.

En este proceso de auto creación puedo utilizar el análisis racional que me lleva a estudiar que gano o que pierdo, es lo que domina en un mundo que lo cuantifica todo, bien en tiempo o en dinero, en contraposición al mundo de los valores. Por eso, las cosas que nos importa de nuestra vida, el deleite de un niño, el amor por la pareja, la ayuda a los otros etc.., no pueden representarse con números reales. Entender así las elecciones difíciles nos descubre algo sobre nosotros que no conocíamos.

Quienes van a la deriva dejan que el mundo escriba la historia de sus vidas. Permiten que los mecanismos de recompensas y castigos o el miedo, determinen quiénes son. Por eso, la lección de las elecciones difíciles se refleja dónde uno pone la atención y determinación, lo que uno decide apoyar, y, mediante elecciones difíciles, construimos la persona que queremos ser.

Lejos de ser fuente de dudas, las elecciones difíciles son oportunidades preciosas para celebrar lo especial de la condición humana. Que las razones que rigen nuestras elecciones sean correctas o incorrectas a veces nos agotan, y es aquí, en el espacio de elecciones difíciles, que tenemos el poder de crear las propias razones para volvernos las personas singulares que somos. Y por eso las elecciones difíciles no son una maldición, sino un regalo del cielo.



¿Tienes el valor de sacar los tesoros escondidos en tu interior?

La búsqueda para desenterrar esas joyas: eso es vivir creativamente. El valor de emprender esa búsqueda: eso es lo que diferencia una existencia anodina de una especial. No siempre resulta cómodo ni fácil —me refiero a llevar tus miedos a cuestas en un viaje grande y ambicioso—, pero siempre merece la pena, porque si no aprendes a estar cómodo con tu miedo, entonces nunca podrás ir a ningún sitio interesante ni hacer nada interesante. Tenemos tesoros ocultos en nuestro interior y sacarlos requiere esfuerzo, fe, valor y horas de dedicación.

La compasión como autosanación y camino

Para ello propongo el trabajo de la compasión como el camino para descubrir nuestros tesoros que portamos desde siempre y que no somos conscientes que los tenemos. La compasión nos recuerda también que está bien ser imperfectos, que puedo cometer errores. Nos enseña a tratarnos con amabilidad y a perdonarnos a nosotros mismos cuando caemos. Esta autocompasión nos permite sanar nuestras heridas internas y, a su vez, nos capacita para ser compasivos hacia los demás, creando un ciclo infinito de amor y entendimiento.

La compasión nos desafía a ser mejores, a elevarnos por encima de nuestras limitaciones y a abrazar nuestra humanidad compartida con valentía y amor. En un mundo que a menudo se siente dividido, la compasión se convierte en la fuerza unificadora que puede sanar corazones y transformar vidas. En su luz, encontramos la promesa de un futuro más comprensivo y tolerante para toda la humanidad. 


 

Teléfono de la Esperanza

En nuestra asociación trabajamos en el Desarrollo Personal que es un proceso de superación y crecimiento que nos ayuda a identificar nuestros verdaderos objetivos vitales para adquirir y potenciar los recursos necesarios para alcanzarlos y así dar sentido a nuestras vidas. Para realizar este proceso de crecimiento de manera plena, debemos tomar consciencia de cuáles son nuestros valores, de quiénes queremos llegar a ser, y comprometernos con nosotros mismos para promover los cambios necesarios para conseguirlo.

Al estar ligado a los valores y a los objetivos vitales, cada uno de nosotros entiende el desarrollo personal de manera única. No se trata de desarrollarnos plenamente en todas y cada una de las áreas de la vida (sería muy difícil y frustrante), sino de elegir aquellas que encajan con nuestra manera de entender la vida. En consecuencia, no depende de lo que tenemos sino de lo que somos, y más bien de lo que queremos llegar a ser y de la manera que tenemos de percibir y entender la vida. Así, nuestros orientadores -los voluntarios que atienden las llamadas de teléfono y los mensaes vía WhatsApp- tienden a ir siempre más allá, salen de su zona de confort y van ampliando su desarrollo personal en diferentes facetas de su vida.

3 comentarios:

Enrique dijo...

Bastante de acuerdo con tus reflexiones y con algunas de tus citas. Yo soy más de empatía que de compasión. Pero seguramente son dos caminos que nos llevarán al mismo sitio. Enhorabuena por tu trabajo. Un abrazo de tu amigo Enrique.

Anónimo dijo...

Gracias Carlos López por éste artículo, me da fuerzas para seguir en el camino de mi crecimiento personal, gracias por todo lo que escribes y cuánto te comprometes para ayudar a tantas personas desinteresadamente a encontrar el sentido de la vida. Te estaré eternamente agradecida!!

Y gracias a El Teléfono de la Esperanza por los talleres y charlas para el bienestar y cursos de Crecimiento Personal gratuitos al alcance de cualquiera que lo necesite. GRACIAS!!

mercedesardoy dijo...

Gracias por tu artículo, Carlos! Es toda una enseñanza para la vida