jueves, 5 de septiembre de 2019

Llamantes habituales y palabras de ayuda


Un orientador atendiendo una llamada 


Ana Manrique
Psicóloga del Teléfono de la Esperanza


Por su carácter etéreo, las palabras parecen nacer y morir casi al mismo tiempo.
Sin embargo, el Teléfono de la Esperanza ha hecho de las palabras su moneda de cambio.
Todos los voluntarios conocen su valor. En cada llamada recibimos palabras impregnadas de sentimientos, que implican momentos vividos, que transportan carencias, necesidad de ser depositadas en otra persona que de alguna forma las devuelva traducidas desde otro aspecto y que a su vez al ser escuchadas y recogidas por el llamante lleven una visión calmada, positiva, evolutiva, que produzca en su mente una huella nueva.
La importancia de esta transmisión, ha de ser consciente en el orientador, para que la huella, que sabemos que puede dejar, sea realmente ecológica, generadora de pensamientos positivos, germinadora del sentido de vida o transformadora de actitudes.
Sabemos que tenemos muchos tipos de llamantes. Unos con desordenes mentales o psicológicos, otros con problemas relacionales, otros más en situación de crisis puntuales externas o internas, también en situación de duelo, o instalados en la desesperanza, en la anhedonia, o en la frustración, la ira, la tristeza o la soledad.
Con este diagnóstico tan variado y tamizado de llamantes, hemos de estar atentos a la duración, en el tiempo del problema expuesto por el llamante, siendo este factor importante y a tener en cuenta, en situaciones de dependencias o cuando detectemos baja resiliencia. Es necesario tener esto presente, aún en llamantes habituales, en los que por creer que siguen o están en la misma situación que sus anteriores llamadas, haga que bajemos la guardia para detectar las novedades que esconden sus palabras. Hacer preguntas que tengan que ver con la iniciativa, con las relaciones, con las soluciones, con la empatía o con la aceptación pueden darnos pistas que nos hablen de sus cambios cognitivos conductuales, con sus anhelos ocultos, de forma que introduciendo algunas expectativas diferentes acerca de estos puntos tal vez logremos hacerlos más autónomos o que su dependencia a llamadas habituales sea menor. Muchas veces al aceptar nosotros su situación fomentamos su necesidad de que alguien comprenda su adversidad, asentándose en el confort de la escucha del orientador.
Es en este momento donde las palabras cobran importancia. Escoger la palabra adecuada que inicie un nuevo mapa mental en el llamante, tiene que ver con nuestra compasión y ayuda a esa persona, también con nuestra paciencia para la detección de sus palabras devolviéndoselas trasformadas en sentido y entonación, desde otro ángulo, ya sea espacial, temporal o cognitivo.
Las palabras trasformadoras son palabra-huella que ponen a pensar, hasta el punto que la persona crea que esos pensamientos han sido generados por ellos mismos incitándoles a nuevas percepciones y conductas, en definitiva y según los casos, tal vez piensen que es posible llevar las riendas de sus vidas, y experimenten que hacerlo, les hace más seguros, más interactivos y felices.


2 comentarios:

Miki dijo...

Lucidez, sabiduría y amor. Gracias.

Miki dijo...

Lucidez, sabiduría y amor. Gracias.