sábado, 7 de octubre de 2017

CON OTRAS GAFAS / Trabajo Decente para una vida digna




El desafío independentista ha provocado una grave crisis política y una profunda fractura en la sociedad catalana que está afectando a toda la sociedad española y casi monopoliza la actualidad informativa diaria. Un problema de difícil resolución que se añade a los que ya arrastra la sociedad española.  La corrupción en los ámbitos político y también privado, la falta de empleo que sufren 3,9 millones de personas y la preocupante precariedad laboral siguen estado ahí y todo apunta a que costará mucho superar esos problemas, o al menos, disminuirlos. En ese contexto se celebra este sábado la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. El evento cumple ya una década en una época de incertidumbre marcada por fenómenos como las intermitentes crisis financieras, el  terrorismo global y los masivos desplazamientos de migrantes y refugiados en busca de una vida mejor.

Trabajo Decente
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), que impulsa esta jornada de sensibilización, considera que "el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de las personas durante su vida laboral. Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres". 
El empleo productivo y el trabajo decente son factores clave para alcanzar una globalización justa y reducir la pobreza. La OIT ha elaborado un programa para la comunidad del trabajo que se basa en la creación de empleo, los derechos en el trabajo, la protección social y el diálogo social, con la igualdad de género como un objetivo transversal.
El sentido de urgencia entre los responsables políticos internacionales –a raíz de la crisis financiera y económica mundial de 2008– es cada vez mayor: es apremiante proporcionar empleos de calidad asociados a la protección social y al respeto de los derechos en el trabajo, a fin de alcanzar un crecimiento económico sostenible e inclusivo y erradicar la pobreza.

El trabajo decente y los Objetivos de Desarrollo Sostenibles

Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre 2015, el trabajo decente y los cuatro pilares del Programa de Trabajo Decente – creación de empleo, protección social, derechos en el trabajo y diálogo social – se convirtieron en elementos centrales  de la nueva Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible . El Objetivo 8 de la Agenda 2030 insta a promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el pleno empleo productivo y el trabajo decente, y será un ámbito de actuación fundamental para la OIT y sus mandantes. 
Las declaraciones de los líderes y los planes de acción del G20 , el G7, la Unión Europea, la Unión Africana y otros organismos regionales y multilaterales también confirman la importancia del trabajo decente para salir de la crisis y el desarrollo sostenible.

Creciente precariedad
En España, la precarización de los contratos y las relaciones laborales se ha acrecentado en los últimos años propiciada por la crisis económica y las sucesivas reformas laborales. Los empleos temporales por semanas, días y hasta por horas se van extendiendo, los salarios han caído y muchas empresas se han salido de la aplicación de los convenios por sectores de producción aplicando condiciones más duras a sus trabajadores. Aumentan también las personas que son obligadas a trabajar dándose de alta de autónomos –lo que se conoce como falsos autónomos- y se extiende la externalización de servicios en muchas empresas y en organismos públicos, lo que reduce gastos a costa de los trabajadores. En casos extremos se está llegando a situaciones como las de ‘Las Kellys’ (camareras de piso de hoteles), que cobran sueldos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional a razón de 2 o 3 euros por hora y una alta exigencia de producción diaria.
Como viene señalando reiteradamente Cáritas y recuerda el sindicato UGT estos días el 13,1% de los trabajadores españoles está en riesgo de pobreza, siendo España el segundo país donde más crecen los trabajadores pobres después de Hungría. Este dato es la punta del iceberg de la dura realidad de miles de familias. En Málaga, Auxiliadora Jiménez, secretaria general de UGT, ha indicado que, según datos de Hacienda “el 45% de los trabajadores malagueños cobra menos del SMI”.
En esta Jornada Mundial del Trabajo Decente, más de 200 organizaciones sociales y de la Iglesia Católica han convocado actos en ciudades por toda España. La central sindical UGT ha lanzado la campaña #Pontea1000 reclamando que ningún convenio apruebe salarios netos que estén por debajo de los 1.000 euros.  
Organizaciones de la Iglesia Católica impulsan la campaña #IglesiaPorelTrabajoDecente (CONFER, Justicia y Paz, Cáritas, HOAC, JEC Y JOC). En muchos lugares representan en público la ‘pasarela del trabajo precario’ y han elaborado un vídeo explicativo sobre el trabajo decente.


La señal de alarma sobre el deterioro de las condiciones laborales se ha dado en la OIT. Los grandes organismos internacionales han tomado nota, pero son los trabajadores y las organizaciones sociales las que tienen por delante el duro trabajo de frenar y exigir que se revierta esta situación inédita desde hace mucho tiempo en España de que un hombre o una mujer tengan trabajo y vivan en la pobreza.
Aunque todavía las movilizaciones no son masivas, es positivo que se extiendan las denuncias, la sensibilidad y la actividad reivindicativa relacionada con este grave problema de la precariedad laboral que limita las vidas de millones de personas y les impide vivir con el horizonte despejado de incertidumbres pata poder progresar con sus familias.

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