El desafío independentista ha provocado una grave crisis política y una
profunda fractura en la sociedad catalana que está afectando a toda la sociedad
española y casi monopoliza la actualidad informativa diaria. Un problema
de difícil resolución que se añade a los que ya arrastra la sociedad
española. La corrupción en los ámbitos político y también privado,
la falta de empleo que sufren 3,9 millones de personas y la preocupante
precariedad laboral siguen estado ahí y todo apunta a que costará mucho superar
esos problemas, o al menos, disminuirlos. En ese contexto se celebra este
sábado la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. El evento
cumple ya una década en una época de incertidumbre marcada por fenómenos como
las intermitentes crisis financieras, el terrorismo global y los masivos
desplazamientos de migrantes y refugiados en busca de una vida mejor.
Trabajo Decente
La Organización
Internacional del Trabajo (OIT), que impulsa esta jornada de sensibilización,
considera que "el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de las
personas durante su vida laboral. Significa la oportunidad de acceder a un
empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de
trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo
personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus
opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y
la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres".
El empleo productivo y el
trabajo decente son factores clave para alcanzar una globalización justa y
reducir la pobreza. La OIT ha elaborado un programa para la comunidad del
trabajo que se basa en la creación de empleo, los derechos en el trabajo, la
protección social y el diálogo social, con la igualdad de género como un
objetivo transversal.
El sentido de urgencia
entre los responsables políticos internacionales –a raíz de la crisis
financiera y económica mundial de 2008– es cada vez mayor: es apremiante
proporcionar empleos de calidad asociados a la protección social y al respeto
de los derechos en el trabajo, a fin de alcanzar un crecimiento económico
sostenible e inclusivo y erradicar la pobreza.
El trabajo decente y los
Objetivos de Desarrollo Sostenibles
Durante la Asamblea
General de las Naciones Unidas en septiembre 2015, el trabajo decente y los
cuatro pilares del Programa de Trabajo Decente – creación de empleo, protección
social, derechos en el trabajo y diálogo social – se convirtieron en elementos centrales de la nueva Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible . El Objetivo 8 de la Agenda 2030 insta a promover un
crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el pleno empleo
productivo y el trabajo decente, y será un ámbito de actuación fundamental para
la OIT y sus mandantes.
Las declaraciones de los líderes y los
planes de acción del G20 , el G7,
la Unión Europea, la Unión Africana y otros organismos regionales y
multilaterales también confirman la importancia del trabajo decente para salir
de la crisis y el desarrollo sostenible.
Creciente precariedad
En España, la
precarización de los contratos y las relaciones laborales se ha acrecentado en
los últimos años propiciada por la crisis económica y las sucesivas reformas
laborales. Los empleos temporales por semanas, días y hasta por horas se van extendiendo,
los salarios han caído y muchas empresas se han salido de la aplicación de los
convenios por sectores de producción aplicando condiciones más duras a sus
trabajadores. Aumentan también las personas que son obligadas a trabajar
dándose de alta de autónomos –lo que se conoce como falsos autónomos- y se
extiende la externalización de servicios en muchas empresas y en organismos
públicos, lo que reduce gastos a costa de los trabajadores. En casos extremos
se está llegando a situaciones como las de ‘Las Kellys’ (camareras de piso de
hoteles), que cobran sueldos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional a
razón de 2 o 3 euros por hora y una alta exigencia de producción diaria.
Como viene señalando
reiteradamente Cáritas y recuerda el sindicato UGT estos
días el 13,1% de los trabajadores españoles está en riesgo de pobreza,
siendo España el segundo país donde más crecen los trabajadores pobres después
de Hungría. Este dato es la punta del iceberg de la dura realidad de miles de
familias. En Málaga, Auxiliadora Jiménez, secretaria general de
UGT, ha indicado que, según datos de Hacienda “el 45% de los
trabajadores malagueños cobra menos del SMI”.
En esta Jornada
Mundial del Trabajo Decente, más de 200 organizaciones sociales y
de la Iglesia Católica han convocado actos en ciudades por toda España. La central sindical UGT ha lanzado la campaña #Pontea1000 reclamando que
ningún convenio apruebe salarios netos que estén por debajo de los 1.000
euros.
Organizaciones de la Iglesia Católica impulsan la campaña #IglesiaPorelTrabajoDecente (CONFER,
Justicia y Paz, Cáritas, HOAC, JEC Y JOC). En muchos lugares representan en
público la ‘pasarela del trabajo precario’ y han elaborado un vídeo explicativo
sobre el trabajo decente.
La señal de alarma sobre el deterioro de
las condiciones laborales se ha dado en la OIT. Los grandes organismos
internacionales han tomado nota, pero son los trabajadores y las organizaciones
sociales las que tienen por delante el duro trabajo de frenar y exigir que se
revierta esta situación inédita desde hace mucho tiempo en España de que un
hombre o una mujer tengan trabajo y vivan en la pobreza.
Aunque todavía las
movilizaciones no son masivas, es positivo que se extiendan las denuncias, la sensibilidad
y la actividad reivindicativa relacionada con este grave problema de la
precariedad laboral que limita las vidas de millones de personas y les impide
vivir con el horizonte despejado de incertidumbres pata poder progresar con sus
familias.
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