Victoria
Souviron
Psicóloga
voluntaria en el Teléfono de la Esperanza
En lo que va de
año 36 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas. Además, 18
menores han quedado huérfanos. La violencia de género constituye una lacra
social que lejos de detenerse, avanza de manera preocupante. Prueba de ello es
el Pacto de Estado alcanzado recientemente por todos los partidos políticos con
el objetivo de frenar un horror que afecta en sus múltiples caras, y muchas
veces de manera silenciosa, a miles de mujeres en España.
Mientras los
poderes públicos toman medidas, es necesario que la sociedad y en especial las
mujeres que están en riesgo conozcan a fondo cuáles son los mecanismos y
señales de alerta de este fenómeno machista que pretende someter y dominar a la
mujer en muchos casos hasta la muerte, para así actuar de la manera más eficaz
posible. En este artículo vamos a hacer un recorrido por el complicado
laberinto del maltrato a la mujer para aprender a detectarlo y saber cómo
actuar en caso de estar sufriéndolo.
¿Cómo
detectar si estás siendo víctima de malos tratos?
Antes de la primera
bofetada, la violencia contra la mujer se va gestando en el seno de la relación
de forma lenta pero peligrosamente firme. La mayoría de las víctimas de malos
tratos no reconocen lo que les está pasando hasta que éstos son ya una
manifestación clara de agresión física.
Sin embargo,
desde mucho antes de que se produzca el primer golpe existen señales claras de
que se está produciendo violencia machista. Si no se para a tiempo alejándose
del maltratador, las agresiones llegarán también tarde o temprano. Estas son
algunas de las señales que indican un claro riesgo:
Te
amenaza, te insulta y te desprecia: Frases como “no vales para nada”,
“eres una inútil”, “nadie te va a querer más que yo” o “cómo hagas esto, te
enteras” son algunos de los ejemplos de humillación y falta de respeto que
indican maltrato psicológico, antesala del maltrato físico.
Destroza tus pertenencias personales: Romper cosas tuyas o de la vivienda, hacerle daño a las
mascotas, perder a propósito tus pertenencias o tirarlas a la basura es otro de
los signos de violencia machista.
Te aísla de tu familia y de tu entorno social: Criticar constantemente a tus amigos y a tu familia, impedir
que vayas con ellos o poner siempre excusas para que no acudáis a eventos
familiares y sociales hasta que te veas alejada de ellos es también un
importante signo de alerta.
Te controla la forma de vestir y el dinero que gastas: El control sobre tu imagen (peso, vestido, maquillaje,
peinado, etc…) y sobre tu economía es una clara maniobra de sometimiento y
control machista.
Te obliga a prácticas sexuales que no son de tu agrado: No te deja negarte a mantener relaciones sexuales aunque no
te apetezca o tienes que hacer lo que él te pide en la intimidad, porque de lo
contrario te castiga con reproches o con el silencio.
La mujer que
está sufriendo alguna de las situaciones descritas puede y debe denunciar a su
agresor para que la Justicia la ampare. No es necesario que haya violencia
física para ir a la policía o al juzgado. La denuncia es una garantía de
protección. Para muchas mujeres es difícil denunciar a sus parejas porque le
tienen miedo o lástima, pero es importante hacerlo para evitar males mayores.
Y, en cualquier caso, de romper la relación cuanto antes de forma definitiva y
sin contacto con él.
¿Cuándo
suele darse el salto a la violencia física?
Por lo general,
el agresor pasa a la violencia física cuando la pareja ha creado unos lazos
difíciles de romper de un día para otro. Existen numerosos estudios que indican
que la primera patada o el primer golpe llegan después de iniciarse la
convivencia en común, tras el matrimonio, con el embarazo o al nacer el primer
hijo, de ahí la importancia de no comprometerse con un hombre que ha dado
señales previas de maltrato psicológico.
A partir de ahí,
se inicia un círculo vicioso que consta generalmente de tres fases. La fase de
tensión en la que la crispación va en aumento, la explosión de la violencia, en
la que se produce la agresión, y finalmente, la etapa conocida como “luna de
miel”, en la que el agresor pide perdón, promete que va a cambiar y hace
algunas manifestaciones falsas de amor, para a continuación volver a la etapa
de tensión y repetir el ciclo una y otra vez, llevándose por delante la
autoestima de la mujer hasta dejarla psicológicamente hundida, sumida en el
miedo y emocionalmente muy debilitada, con sentimientos de culpa e inutilidad.
Falsos mitos de la violencia de género
Llegados a este
punto, es necesario desmontar algunos de los mitos construidos alrededor de la
violencia de género y que sirven de argumento a muchas mujeres para no
abandonar a sus parejas y/o denunciarlas a pesar de sufrir malos tratos:
Él me quiere, pero es que a veces pierde los
papeles. Esto es un completo error. El agresor no
ama a su mujer, sólo pretende dominarla y someterla, porque la considera un ser
inferior de su propiedad.
Va a cambiar. Por mucho que prometa una y otra vez que no va a volver a
ocurrir, el círculo del maltrato se repetirá. Las promesas de cambio son
estrategias para seguir teniendo sometida y engañada a la mujer.
No lo
dejo por mis hijos. Los menores que viven en
una familia en la que hay malos tratos también son víctimas de ellos, sufren
situaciones traumáticas que dejan profundas secuelas psicológicas y es muy
posible que en el futuro repitan pautas de conductas que aprendieron en la
infancia y se conviertan en maltratadores o maltratadas.
¿Qué
pasos hay que dar para salir de la situación?
Compartir lo que
se está viviendo con alguien de máxima confianza. Es importante expresar el
problema a algún familiar o amigo para que te apoye y te acompañe en el proceso
de ruptura y recuperación psicológica.
Acudir a las
instituciones públicas que se dedican a trabajar la violencia de género. Desde
allí guiarán a la mujer en todo el camino que debe recorrer. Existen múltiples
canales: teléfono, internet o atención presencial en tu ayuntamiento, comunidad
autónoma y gobierno central.
Denunciar al
agresor ante la policía o el juzgado para obtener una orden de alejamiento y
estar protegida en caso de que se acerque. En muchas ocasiones, la mujer
perdona al agresor y retira la denuncia, lo que entraña un claro riesgo para su
integridad física y psíquica, ya que el nivel de violencia, lejos de disminuir,
suele aumentar con el consiguiente peligro para la víctima.
Tomar medidas de
autoprotección para ti y tus hijos. Lleva siempre un teléfono móvil contigo y
vincula los teléfonos de emergencia (112, 091 y 062) a una tecla de marcación
rápida. Toma medidas de seguridad en casa y en la calle. No vayas por sitios
poco iluminados o transitados y evita todo tipo de contacto con el agresor por
cualquier medio o canal.
¿Dónde
acudir en busca de información y ayuda para romper con el maltrato?
Existen
numerosos recursos para las víctimas de violencia de género a nivel estatal,
autonómico y municipal, donde te asesorarán en todos los aspectos: legales,
económicos, psicológicos y sociales.
Teléfonos
24 horas al día, 365 días al año:
016 (Ministerio
de Igualdad, Servicios Sociales e Igualdad)
900 200 999
(Instituto Andaluz de la Mujer)
010 (Servicios
Sociales y de Igualdad Ayuntamiento de Málaga)
Teléfono de la
Esperanza: 952 26 15 00
Webs:
App
LIBRES (Aplicación móvil para sistemas Android
y IOS para las mujeres que sufren violencia de género o su entorno)
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