Paloma, Esther y Pablo nos han conocido a fondo durante el Practicum |
Un grupo de alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga ha acabado este mes su periodo de prácticas en el Teléfono de la Esperanza. Entre octubre y junio, los estudiantes han conocido a fondo el día a día del teléfono participando en cursos y talleres, viviendo junto a los orientadores la atención a los llamantes y conociendo el exigente proceso de formación de los voluntarios.
El trabajo de tutelar, orientar y acompañar a estos alumnos del Practicum ha corrido a cargo de Ana Manrique, quien comenta que "una de mis satisfacciones es que se relacionen con orientadores y aprendan de ellos. Está bien que aporten nuevas visiones del mundo". Tres de esos alumnos nos han cuentan aquí su descubrimiento del Teléfono de la Esperanza, sus experiencias y aprendizajes durante ocho meses.
Cursos y talleres. Pablo Aran participó en el Taller de Ansiedad y Stress donde se sorprendió agradablemente de la forma de organizar y planificar las sesiones. "Me dio competencias y habilidades como las de hablar en público y el contacto con los usuarios". A Esther Soubrier le resultó "muy curioso" lo que vivió en el Taller de Separación Afectiva donde pudo vivir como se habla de amor sano, celos, relaciones o asertividad a personas que experimentan una separación reciente o la vivieron hace años y les cuesta superarla. "Sobre esta cuestión, en la facultad solo habíamos tratado la figura del apego".
Paloma Muñoz vivió el curso Atención Plena "con un grupo muy amplio de personas. Muchos se daban cuenta de que vivían con el piloto automático puesto. Para mi fue muy importante. Un punto de partida como profesional y también como persona".
Los alumnos con Ana Manrique |
La coescucha. La etapa de prácticas los llevo al canal de comunicación más visible y conocido de nuestra asociación con la sociedad; la atención por teléfono. "Para mi fue fundamental ver el trabajo de los orientadores afrontando la atención a las personas que llaman, unas alteradas, otras no, pero que llaman solo por que están solas", explica Pablo Aran. Para este alumno fue muy importante ver la atención a las personas como paso previo a las consultas de los psicólogos. Esther Soubrier tomó buena nota de lo que significa la escucha empática activa, la base del trabajo de orientadores y psicólogos. Le pareció "bueno" que personas sin la licenciatura de Psicología atendieran el teléfono, ya que "pueden tener su sesgo, pero también lo tenemos nosotros. Son gente muy interesante, con una forma de ver la vida muy rica, muy amplia".
Respeto y humanidad. El paso de los tres alumnos de Psicología por el teléfono les deja una sensación totalmente positiva y aportadora para su formación. "Me he sentido cómoda y respetada. Me llama la atención el respeto profundo que hay entre todos", destaca Paloma Muñoz. Le ha gustado que los voluntarios se trabajen a si mismos antes de ayudar a los demás, "es un proceso inspirador. Me gustaría hacer los cursos de formación".
"Me ha parecido una experiencia muy bonita. La gente a la que ayudas te lo agradece. Me llevo muchas formas de ver la vida", resume Esther Soubrier.
A Pablo Aran el contacto con el teléfono le ha servido para descartar "la idea de que esto funcionaba como un call center. Me he llevado la agrdable sorpresa de que se funciona de un modo muy humano. Sigo como voluntario".
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