martes, 11 de agosto de 2015

Cómo detectar el Déficit de Atención


Foto: www.portaldeinfancia.es


Victoria Souvirón. Psicóloga y periodista. Voluntaria en el Teléfono de la Esperanza

Niños que no paran quietos un segundo, que se levantan de su asiento en el aula por más que la profesora les diga que deben permanecer sentados, que no atienden en clase, que se distraen con una mosca, que no guardan el turno en la fila, que olvidan los deberes, que no acaban la tarea o la realizan de forma desordenada y sucia… Estos son algunos de los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), un problema psicológico que en los últimos años parece haberse disparado en nuestra sociedad.
El TDAH ha levantado una gigantesca polémica entre los partidarios de su existencia y quienes aseguran que es un cuento inventado por las grandes farmacéuticas para hacer negocio con la medicación de niños inquietos e inatentos. La pregunta que se plantea es: ¿Realmente hay una epidemia de TDAH entre la población infantil o es una moda entre profesionales de la medicina, la psicología y la educación, que también ha contagiado a los medios de comunicación y a las propias familias.
Como ocurre en tantas otras cosas de la vida, el TDAH no es cuestión de todo o nada, de blanco o negro. En numerosas ocasiones, detrás de los síntomas que describe este trastorno no hay una deficiencia o alteración cerebral que deba ser tratado con fármacos, sino una crianza poco adecuada, una educación sobreprotectora o, en el polo opuesto, falta de apego seguro hacia el niño.
¿Qué pueden hacer los padres ante la duda de si su hijo tiene TDAH? Estas son algunas pautas útiles para averiguarlo:
- Observar si la conducta de su hijo se debe a llamadas de atención, sobreprotección, celos hacia otro hermano u otras circunstancias que nada tienen que ver con el TDAH. Para ello, se puede consultar con un psicólogo infantil, pedagogo u orientador escolar.
Aprender las herramientas adecuadas para la educación de los hijos y el manejo de los refuerzos, las rabietas, los premios y castigos. Hay técnicas que funcionan muy bien y que se adquieren a través de las Escuelas de Padres o el asesoramiento del psicólogo.Una vez que se ha puesto en marcha el programa educativo familiar, si éste no responde y el Déficit de Atención y/o Hiperactividad persiste de forma clara y preocupante en casa y en el colegio, no sólo en uno de estos dos ámbitos, sería el momento de pedir al pediatra que valore la posibilidad de que el niño sea derivado a los servicios de salud mental infantil. En cualquier caso, no hay que olvidar que lo fundamental es que criar hijos sean felices. Y para ello, lo principal es darles amor, escucharles, dedicarles tiempo de calidad, establecerles claramente las normas, limitarles el tiempo que dedican a las nuevas tecnologías y, sobre todo, quererlos y aceptarlos como son.

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