Esperanza Muñoz
Coordinadora del programa 'Entre Amigos' del Teléfono de la Esperanza
En la forma de vida que tenemos actualmente, nos cuesta pararnos a preguntarnos: ¿Cómo estoy?, ¿qué necesito en este momento de mi vida?, ¿estoy prestando atención a las señales que me envía mi cuerpo, mis emociones o mi pensamiento?
Se ha declarado el 24 de JULIO como el DIA MUNDIAL DEL AUTOCUIDADO.
Una de las cualidades que se le pide a una persona adulta, es que sepa cuidarse a sí mismo, de lo contrario esta responsabilidad recae sobre las personas que le rodean: pareja, familia, padres, hijos, amigos… y algo que pedimos a quienes queremos es precisamente que nos libre de esta responsabilidad, que mientras se pueda debe ser de cada uno de nosotros quien cuide de la salud y buen funcionamiento del organismo que habita y posee.
Solemos achacar la pérdida de salud, a la mala suerte, a la vida que no nos trata bien o en última instancia al médico o sistema sanitario que no supo estar a la altura, y no digo que sea asi en distintas circunstancias, pero principalmente la responsabilidad sobre nuestra salud recae sobre nosotros mismos y el efecto de efercer esta responsabilidad es el AUTOCUIDADO.
¿QUÉ ES EL AUTOCUIDADO?
Según Jeame Pey (director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud: Anefp), podría definirse como el conjunto de actividades destinadas a que podamos tener calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
Pero el ser humano es un ser complejo conformado por múltiples facetas que interactúan entre ellas. La salud que las implica a todas la llamamos SALUD INTEGRAL. Es decir la salud integrativa de todos los aspectos que forman el ser humano. Estas facetas son principalmente:
FACETA FÍSICA. En común con el resto de animales habitamos un cuerpo perfectamente planteado y evolucionado que cumple en estado de salud con sus funciones, para que podamos vivir la vida.
El cuerpo mantiene sus funciones mediante la llamada HOMEOSTASIS: conjunto de acciones que se producen para mantener el equilibrio biológico, para que los distintos sistemas puedan sobrevivir y funcionar de forma adecuada. Es el aspecto en que primero pensamos al hablar de autocuidado: de la alimentación, del ejercicio físico, de hábitos sanos libres de tóxicos, del diagnóstico precoz, revisiones médicas…etc.
FACETA MENTAL. La mente es el conjunto de capacidades cognitivas y que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la conciencia y la memoria, entre otros.
La mente es una herramienta que el ser humano posee, que genera los pensamientos, de los que hemos de cuidar especialmente, ya que profundamente implicados con las emociones, se influyen mutuamente y deben ser objeto de un AUTOCUIDADO ESPECIAL.
Los pensamientos pueden llevarnos a un gran desarrollo personal, social y por tanto, de nuestras potencialidades o por el contrario ser la causa de nuestra perdición como seres humanos y hacernos comportar de forma incluso patológica (lo vemos por desgracia con frecuencia, en los casos de violencia doméstica).
Para el autocuidado de la mente, en las funciones que podemos controlar, hemos de cultivar una mente sana, para ello es muy positivo, no identificarnos con los pensamientos, que se rigen por la PERCEPCIÓN mediante los sentidos y la interpretación que según nuestros patrones y esquemas hacen de la realidad. Para darnos cuenta de que no somos los pensamientos que tenemos, hay que desarrollar una capacidad de observación de nuestra mente para distinguir aquello que pueda decirnos, guiada por el Ego, mecanismo de defensa que se ha ido creando desde que llegamos a este mundo.
Lo que cada uno de nosotros percibimos e interpretamos, no es la realidad, sino nuestra versión de la misma. “Mens sana in corpore sano”. La expresión en latín clásico, cuya traducción es 'una mente sana en un cuerpo sano' es lo que hemos de procurar favorecer y no dejarnos llevar por lo primero que aparece en nuestra mente.
La mente, y su producto, los pensamientos, son de los aspectos que nos esforzamos en cuidar en nuestra asociación Teléfono de la Esperanza ya que, de forma íntimamente unida a las emociones, determina nuestras reacciones y forma de sentir y actuar. El dolor está presente en la vida, pero el sufrimiento que muchas veces padecemos, depende de nosotros y de la forma en que interpretamos o damos sentido a ese dolor. Y de la forma en que lo vivamos, dependerá el perjuicio que nos hacemos a nosotros mismos y por extensión a otras personas.
Mediante la práctica de la observación y detección de pensamientos insanos, podemos reconducir también nuestras emociones. Ejemplo: se cruza con nosotros una persona conocida y no nos saluda, por lo que podemos interpretar que intencionadamente no quiso saludarnos. Si cultivamos una mente sana, y nos hacemos conscientes de este pensamiento, podemos corregir y pensar: quizás no nos vio o iba inmerso en sus preocupaciones. De cada una de las opciones, derivarán emociones y acciones completamente distintas.
Para mantener una mente sana hay que tomar conciencia de nuestros pensamientos y practicar “el no juicio” de las emociones propias y ajenas. Podemos tener claro que una acción no es buena o adecuada, o nefasta, pero el implicar a la persona denostándola mediante el juicio, ya es otra cosa, que es posible trabajar y evitar.
Muy importante también el diálogo interno. Lo que nos decimos a nosotros mismos es la causa de mucho malestar que proyectamos o hace que culpemos a otros de lo que en realidad pensamos nosotros.
FACETA EMOCIONAL. Intimamente unida a los pensamientos, manejar nuestras propias emociones es un auténtico arte. Desde que lanzara su libro Daniel Goleman 'Inteligencia emocional', mucho se ha hablado sobre el tema y es fundamental para mantener una salud integral.
Tanto quien se deja llevar por sus emociones de forma impulsiva, como quien no las escucha y vive ficticiamente, está cometiendo una grave falta contra su salud en todos los aspectos. Ya está suficientemente demostrado que las emociones influyen en lo físico y pueden llegar a producir somatizaciones y enfermedades que pueden llevar a destrucción de órganos y sistemas.
Por tanto, escuchar, comprender y encauzar las emociones es una tarea, como todas las que afectan al ser humano, que llevará toda la vida y serán motivo de continuo aprendizaje.
La excesiva susceptibilidad que vemos en muchas personas, la facilidad para el enfado y la cólera, el sentirse ofendidos, ocasiona un sufrimiento casi totalmente evitable, pues es síntoma de la falta de equilibrio emocional de quien lo padece y aunque se culpe al otro, es un problema de uno mismo, que se hace esclavo de sus propias emociones. Aconsejamos busque ayuda y orientación (en el Teléfono la ofrecemos) para darse cuenta que ocurre y tener herramientas para encauzarlo.
FACETA SOCIAL. Somos seres sociables y también requiere nuestra atención este aspecto que a veces descuidamos, aislándonos. Generalmente es el miedo al rechazo o la inseguridad lo que nos impide acercarnos a los otros. Intimamente unidas a las anteriores es muy importante que mantengamos relaciones saludables. Este aspecto requiere un gran trabajo de desprendimiento del EGO, mecanismo que necesitamos para sobrevivir en este mundo, pero que la mayoría de las veces nos confunde y aleja incluso de los seres más próximos y queridos.
En la convivencia ponemos en práctica lo que de amor, compasión, empatía, libertad y conciencia o ética hemos aprendido y es un reto diario, que dará mayor o menor calidad a nuestra vida.
Cuidemos nuestras relaciones, porque son las que básicamente nos van a hacer sentir felices o desdichados, comenzando con la relación con nosotros mismos, que se traducirá en la relación con los otros.
FACETA ESPIRITUAL. El ser humano es el único que tiene consciencia de su propia existencia, que puede crear y que busca sentido a su vida. Es por tanto un ser trascendente.
El autoconocimiento, el reto de querer situarse en el mundo, de conocer el porqué de su existencia y sentido final de ésta, es una constante a lo largo de su historia y evolución.
El aspecto espiritual culmina al ser humano, que no está satisfecho solo con vivir como otro animal, sino que busca el sentido de lo que le ocurre y con el instrumento del lenguaje se comunica y transmite su cultura y experiencia.
No debemos olvidar pues esta faceta que nos hace comprender que dentro tenemos un universo que investigar y conocer, tan inmenso como el que percibimos si miramos las estrellas. Somos muy pequeños, pero a la vez, algo inmenso nos invade en ocasiones y nos hace sentir parte de algo mucho más amplio, de algo que nos supera y no podemos explicar.
La capacidad de amar, de comprender, de empatizar y conectar con las emociones y necesidades de otros, son facultades muy propias del ser humano. El nivel de conciencia, de distinto grado según las personas y no por su cultura académica o formación, sino por su experiencia y sabiduría, da a la persona una forma de ser y estar en el mundo que ilumina y enriquece a ella y quienes rodea, sería la llamada inteligencia espiritual.
https://www.psicoactiva.com/blog/frases-espirituales/
Y volviendo al AUTOCUIDADO
Por tanto y volviendo al tema inicial que nos ocupa, no vamos a fijarnos en el concepto de SALUD como lo define la OMS, casi un estado perfecto, de máximo bienestar en todos los sentidos. Más bien vamos a adoptar otro concepto más real y al que podemos aspirar con nuestra actitud:
“Salud es un proceso permanente de búsqueda del equilibrio dinámico en todos los factores que componen la vida, siendo capaces de acoger la vida tal y como esta se presenta”.
Consiste en “saber afrontar saludablemente la enfermedad y la salud”.
La perdida de salud o desgaste de la energía vital puede estar provocada por múltiples causas: mala alimentación, estrés y preocupaciones, complicaciones en las relaciones, falta de ejercicio, consumo de sustancias tóxicas, frustración en el trabajo, forma insana de interpretar los acontecimientos…y otras que aparecen en la vida, como las de duelo o enfermedad… ha de ponerse en marcha el mecanismo del autocuidado.
AUTOCUIDADO sería el conjunto de acciones que cada persona o comunidad es capaz de llevar a cabo para favorecer la HOMEOSTASIS (equilibrio de las funciones biológicas) referente al cuerpo y en el plano emocional y racional, la RESILIENCIA (adaptación y enriquecimiento ante las dificultades).
¿Cómo?
Desarrollando la capacidad de observarme, conocerme, respetarme, aceptarme y quererme en todos los aspectos que me componen y buscando los medios para el mejor desarrollo y expresión de mis potencialidades, habilidades y objetivos, corrigiendo y enderezando los hábitos y situaciones que llevan a un deterioro de mi propia salud en cualquiera de los aspectos que me componen.
Si solo nos quedamos en la observación y aunque nos conozcamos y respetemos, si no tomamos medidas para que ocurra algo diferente, probablemente no se produzca ningún cambio o si lo hay, sea para peor. Estaríamos en un círculo vicioso. Para salir de ello hay que observar, corregir la actitud incorrecta y volver a intentarlo. Así puede ocurrir un cambio positivo.
La mayor dificultad suele estar en la RESISTENCIA DE NUESTRA MENTE AL CAMBIO.
Al final, todos los aspectos de nuestra vida repercuten en LAS EMOCIONES.
Pauld Gilgert en su libro: 'La mente compasiva', presenta el modelo de los 3 SISTEMAS EMOCIONALES:
Sistema de calma y afiliación. Este sistema activa el autocuidado, el descanso y la amabilidad. Emocionalmente nos sentimos serenos, en calma y con empatía. Generamos endorfinas y OXITOCINA. Para estar en este sistema, tendremos que practicar la atención plena, buscar momentos de intimidad con nosotros mismos y con el universo. Nos sentimos en conexión con otras personas, y podemos ejercer la comprensión y aceptación.
Sistema de activación. Este sistema nos lleva a la acción, a las metas y los desafíos. El estado emocional que prima es el de motivación. Segregamos dopamina que activa los mecanismos de recompensa en nuestro organismo. Muchas personas, sobre todo en el ámbito profesional, están sumidas en este sistema, por lo que la descarga de dopamina que se genera, a su vez lo alimenta, olvidando o desviándose de los otros dos. Serían las personas que viven para el trabajo o la actividad, que no se puede contar con ellas para disfrutar un rato en familia o que siempre están ocupadas.
Sistema de ataque defensa. Este sistema nos lleva a la lucha, el control y la búsqueda de la seguridad. Se activa al sentirnos atacados y tenemos una sensación de amenaza, miedo o ansiedad. El cortisol y la adrenalina son la respuesta del organismo a nivel químico. Esta sensación de ataque, no siempre es real. Hay personas que creen que el mundo está en su contra y que todos le persiguen o buscan su mal. Puede ser producto de una forma victimista de interpretar los acontecimientos.
Este es el sistema que se pone en marcha cuando hay una situación de strés permanente y los mecanismos compensatorios que se ponen en marcha, se convierten en un problema en sí mismo. En cualquier caso, las personas, según su estado anímico, circunstancias, educación, esquemas de vida…, se comportan y responden de una forma determinada que en la mayoría de las ocasiones no busca hacer daño, sino que es una forma de reaccionar. Dicho de otra forma: “las personas no te hacen, hacen”. Y lo que las personas hacen repercutirá en ti, en la medida que lo permitas y según la salud emocional y mental que hayas desarrollado. Si no nos empeñamos en que los demás sean como deseamos que sean, sino que los aceptamos como son o están en este momento, será más fácil no sentirse atacado. Las situaciones y las personas son o están de una forma, pero soy yo quien debe saber ejercer según yo soy, basándome en los valores que rigen mi vida y no dejándome trastornar por los trastornos de otros. Podemos preguntarnos en cual de estos sistemas nos encontramos con mayor frecuencia. Todos ellos son necesarios, pero es el equilibrio lo que determina la armonía. Si podemos tener activo el sistema de calma con facilidad, a la vez que somos capaces de llevar a cabo los retos, sueños y desafíos que la vida nos exige, con la actividad y lucha necesaria para conseguirlo y viviendo prudentemente pero sin miedos, encontraremos el equilibrio necesario para mantener nuestra salud.
Momentos de crisis. Hay un interés por parte de la comunidad médica en evitar que las personas en momentos de crisis existenciales, recurran a benzodiazepinas y drogas similares. Hemos de comprender que cuando ocurre algo importante como la pérdida de un familiar o una separación o mala noticia de cualquier tipo, se produce un tiempo de crisis y DUELO que también hay que aceptar y gestionar y que si ocurre de forma sana , se irá aceptando y colocando en la vida de cada uno. Si no ocurre así, es mejor -salvo casos extremos- trabajarlo con ayuda y apoyo psicológico que engancharse a un tratamiento del que ser dependiente, a veces, el resto de la vida. Podemos terminar por el principio, definiendo lo que es la salud el AUTOCUIDADO y teniendo en cuenta todo lo hablado. SALUD es el proceso permanente de búsqueda del equilibrio dinámico en todos los factores que componen la vida, capaz de acoger la vida tal y como esta se presenta. AUTOCUIDADO se la capacidad de observarme, conocerme, respetarme, aceptarme y quererme en todos los aspectos que me componen. Para ello es necesario buscar los medios para el mejor desarrollo y expresión de mis potencialidades, habilidades y objetivos.
También será necesario corregir y enderezar los hábitos y situaciones que llevan a un deterioro de mi propia salud en todas mis facetas y realizando la prevención y curación que mi medio me permite para evitar la enfermedad. Pero es muy difícil vivir la vida si estamos en la amenaza o el miedo a enfermar. Es necesario por tanto que comprendamos, que somos seres vulnerables y que no todo lo podemos controlar, aceptando lo que la vida nos trae de la mejor manera posible y no dando la espalda a nuestras responsabilidades y valores. Procuremos en periodo de vacaciones y cada día, buscar momentos de conexión con nosotros mismos, con la naturaleza donde es más fácil ver la esencia, transcender, agradecer por lo que tenemos y disfrutamos. Y preguntémonos, ¿qué necesita mi SER en todas sus facetas para sentirme y funcionar mejor? Y haciendo los cambios oportunos, pongámonos en camino para mejorar nuestro autocuidado y por tanto nuestra persona de forma integral.
3 comentarios:
Que interesante lo que nos cuentas en este artículo reflexión, gracias por ayudarme en el autocuidado, lo pondré en práctica, gracias Esperanza saludos José Luis
Muchas gracias, José Luis, por leer y comentar este artículo. Un cordial saludo y mucho ánimo para trabajar el autocuidado integral! Esperanza
Muy interesante y oportuno artículo. Una reflexión amplia que nos da pautas y nos ayuda a mejor dirigir nuestra mirada hacia nosotros mismos, a trabajar y a identificar la calma, posiblemente los tiempos en los que transitar.
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