jueves, 10 de diciembre de 2020

Renacer en el silencio interior



Carlos López 

Coordinador de talleres del Teléfono de la Esperanza

Y sucedió en este tiempo, que Coca Cola anunció al mundo entero, a través de la televisión, que ya llegó la Navidad. Y así pasamos de la sencillez a la complejidad y al caos.

En esta vida de cambios y ajetreos, quizás, hemos podido olvidar como fue el anuncio oficial y simbólico de la Navidad. Así lo relata el evangelista.

Lucas 1, 28-30

 El ángel se acercó a ella y le dijo:

-¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.

 Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.

 -No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor

Si consideramos el lenguaje simbólico de la Navidad -el s­­­­­­­­­­­ignificado de la palabra símbolo es lo que une- descubrimos que la Navidad nos transmite significados complejos, cuya densidad resulta difícil de resumir en el lenguaje cotidiano. El símbolo no explica los conceptos como lo hace el lenguaje, pero permite que esos conceptos sean comunicables y comprensibles.

Los símbolos permiten mediar entre lo visible y lo invisible, lo tangible y lo intangible. (https://www.significados.com/simbolo/)


                                    Foto:https://www.marialemendez.com/
 

Contemplar en silencio

En el símbolo de la Anunciación nos encontramos con otro proceso de la Navidad, ‘El Misterio’. La palabra misterio es lo inexpresable, lo que no se puede sino “contemplar en silencio”. De este modo, la enseñanza que concierne a lo inexpresable no puede, evidentemente, más que sugerir la ayuda de imágenes apropiadas, que serán como los soportes de la contemplación.

Todo esto me hace reflexionar sobre que imágenes son las que actualmente utilizamos para representar nuestra Navidad y como interpretamos su simbolismo.

No sé si a otros les pasa lo que a mí. Cuando llega la Navidad, bajamos mi mujer y yo al trastero a recoger los adornos para desempolvarlos y actualizar los que se han deteriorado. Esta reflexión me plantea que quizás vivimos una Navidad del pasado. Y de la parte intangible, que son nuestros recuerdos añorados de cuando éramos niños y de las vivencias pasadas de los que ya no están con nosotros, lo guardados en nuestro trastero del inconsciente. Tanto en un caso como otro olvidamos la vigencia y la actualidad del gran anuncio que se nos envía hoy.

Quizás sucede que, con tantas tecnologías tangibles, hemos olvidado lo intangible del misterio. Colocamos muchas luces para alumbrar y no nos damos cuenta con las pocas luces con que estamos viviendo. Situamos la estrella de Oriente que guío a sus majestades y no somos conscientes de lo mal que funciona nuestro GPS interior para guiarnos por la vida. Colocamos el árbol de Navidad y luego acudimos a manifestaciones para salvar la Tierra. Y por último atiborramos a los niños con juguetes para que no nos molesten, y podamos ocuparnos de nuestras distracciones.

En este año de confinamiento, he tenido la experiencia de compartir mucho tiempo con mi nieta, a través de ella, he descubierto todo lo que es importante para la vida. Si miramos bien, hay mucha sabiduría en los símbolos que muestra la vida a través de un niño pequeño. Más eso sólo lo podremos conseguir, si somos capaces de mirar y distinguir entre, el mundo de los hechos y el mundo de los símbolos.

La mirada de un niño pequeño

Al mirar cómo se mueve un niño pequeño, sin utilizar la opacidad que nos produce nuestros conocimientos e ideas, podremos contemplar la vida en su mayor expresión. Descubriremos que sus movimientos y expresiones, no son debido a sus pensamientos ni a sus creencias, sino al impulso de la vida creadora que la conduce.

Cuando vemos nuestra vida, a través del funcionamiento de los conocimientos, pensamientos y creencias, pensando que obtenemos de ellas seguridades, observamos como ellas nos dividen y separan de los demás, creando a nuestro alrededor conflictos y confusiones. Como dice San Pablo (2 Corintios 3:6) ‘….. un nuevo pacto: no de la letra, más del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica’.

Ver más allá de la mente

Pienso que vivir desde las creencias, política, religiosa o de cualquier otro tipo, impide la propia comprensión de la vida, ya que dichas ideas nos anclan, haciéndonos funcionar como un espejo, en el cual solo reflejamos la imagen que hemos creado de nosotros mismos. Tenemos que ver más allá de la mente.

La conclusión de todo el recorrido de nuestra vida, es que somos extraños para nosotros mismos, funcionando de una forma artificial y desconectados de ella. Observamos de forma limitada nuestro mundo, sin ser conscientes de que eso que vemos, es la proyección de nosotros mismos, es lo que uno es en su interior y lo hace visible sobre lo externo. Por lo tanto, uno tiene que empezar por descubrir que sus acciones producen conflictos y dolor, en el mundo exterior y con este descubrimiento modificar nuestro interior, y en ese nuevo proceso de descubrimiento podremos conectar con la capacidad creadora de la vida.

En esta nueva forma de observar el “misterio” que es “contemplar en silencio” la mente ha de abrirse a la realidad, ha de enfrentarse con los hechos del mundo exterior y del mundo interior, sin ideas preconcebidas ni limitaciones de ninguna especie, es preciso que haya un estado mental en el que exista la percepción directa, hay que darse cuenta de las acciones que realizamos. Y para ello hay que estar constantemente en guardia, sin asentarse en repeticiones rutinarias de acciones o de pensamientos. Es descubrir el “como Pensar” en lugar del “Que Pensar”.

Tal vez nos pueda suceder como a María, que tengamos miedo al recibir el mensaje. -No tengas miedo, María-. 

En este punto la Inteligencia Emocional nos dice que el miedo existe siempre en relación a la perdida de lo conocido, no de  lo desconocido. 

Donde hay deseo de autoprotección, hay miedo, la semilla de la defensa engendrara ofensa, todo lo que la mente hace para despojarse del miedo, causa miedo (Krisnamurti). Y lo conocido para nosotros, son personas, cosas o ideas, que poseemos o que creemos que poseemos. Por lo tanto, tenemos que entender que nuestro miedo, se puede producir por el pensamiento de la pérdida que pudiera sobrevenir por algunas de estas cosas físicas o psicológicas- que hemos acumulado y que las utilizamos como soporte para darnos sentido.

¿Si lo pierdo todo “quién soy”?


                             Foto. https://www.comboni.org/es/contenuti/110120

Como cierre del mensaje, es importante resaltar la respuesta tan adecuada que da María:

Aquí tienes a la sierva del Señor.

Es una respuesta que rebosa confianza dentro de la incertidumbre, “no sé, pero acepto” y en ese acto de aceptación y disponibilidad es cuando “comprende”. Pero no un comprender de ideas y pensamientos, sino de un ensanchamiento de conciencia que significa que lo que antes no tenía cabida ahora puede estar.

Debemos ser conscientes, que es un mensaje de actualidad y dirigido personalmente a cada uno de nosotros, por lo tanto, se merece una respuesta nueva y llena de creatividad, profundizando en el símbolo y no en el texto. 

Mi reflexión en estas navidades será, ¿qué respuesta es la que daré a este mensaje?; no con palabras de otras personas, escritos de algún libro, o repitiendo por tradición, sino ensanchando mi mente para que pueda comprender este Misterio que se nos anuncia.

Para finalizar quiero realizar una última reflexión. Se refiere al famoso anuncio de televisión y que tanto nos emociona en estas fechas sobre “volver a casa por Navidad”. En el plano de lo tangible, nos recuerda “nuestro origen”, “de donde partimos”, y en el plano intangible, podría ser “Volver a lo que Somos” y en un sentido espiritual volver a la “Casa del Padre”.

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