Carlos López
Coordinador de talleres del Teléfono de la Esperanza
Y sucedió en este tiempo, que Coca Cola anunció
al mundo entero, a través de la televisión, que ya llegó la Navidad. Y así
pasamos de la sencillez a la complejidad y al caos.
En esta vida de cambios y ajetreos, quizás, hemos
podido olvidar como fue el anuncio oficial y simbólico de la Navidad. Así lo
relata el evangelista.
Lucas 1, 28-30
El ángel se
acercó a ella y le dijo:
-¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor
está contigo.
Ante estas
palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
-No tengas
miedo, María; Dios te ha concedido su favor
Si consideramos el lenguaje simbólico de la
Navidad -el significado
de la palabra símbolo es lo que une- descubrimos
que la Navidad nos transmite significados complejos, cuya densidad resulta
difícil de resumir en el lenguaje cotidiano. El símbolo no explica
los conceptos como lo hace el lenguaje, pero permite que esos conceptos sean
comunicables y comprensibles.
Los símbolos permiten mediar entre lo visible y lo
invisible, lo tangible y lo intangible. (https://www.significados.com/simbolo/)
Contemplar en silencio
En el símbolo de la Anunciación nos encontramos
con otro proceso de la Navidad, ‘El Misterio’. La palabra misterio
es lo inexpresable, lo que no se puede sino “contemplar en
silencio”. De este modo, la enseñanza que concierne a lo inexpresable no
puede, evidentemente, más que sugerir la ayuda de imágenes apropiadas,
que serán como los soportes de la contemplación.
Todo esto me hace reflexionar sobre que imágenes
son las que actualmente utilizamos para representar nuestra Navidad y como
interpretamos su simbolismo.
No sé si a otros les pasa lo que a mí. Cuando
llega la Navidad, bajamos mi mujer y yo al trastero a recoger los adornos para
desempolvarlos y actualizar los que se han deteriorado. Esta reflexión me
plantea que quizás vivimos una Navidad del pasado. Y de la parte intangible,
que son nuestros recuerdos añorados de cuando éramos niños y de las vivencias
pasadas de los que ya no están con nosotros, lo guardados en nuestro trastero
del inconsciente. Tanto en un caso como otro olvidamos la vigencia y la actualidad
del gran anuncio que se nos envía hoy.
Quizás sucede que, con tantas tecnologías
tangibles, hemos olvidado lo intangible del misterio. Colocamos muchas luces para alumbrar y no
nos damos cuenta con las pocas luces con que estamos viviendo. Situamos la
estrella de Oriente que guío a sus majestades y no somos conscientes de lo mal
que funciona nuestro GPS interior para guiarnos por la vida. Colocamos el árbol
de Navidad y luego acudimos a manifestaciones para salvar la Tierra. Y por
último atiborramos a los niños con juguetes para que no nos molesten, y podamos
ocuparnos de nuestras distracciones.
En este año de confinamiento, he tenido la experiencia de
compartir mucho tiempo con mi nieta, a través de ella, he descubierto todo lo
que es importante para la vida. Si miramos bien, hay mucha sabiduría en los
símbolos que muestra la vida a través de un niño pequeño. Más eso sólo lo
podremos conseguir, si somos capaces de mirar y distinguir entre, el mundo de
los hechos y el mundo de los símbolos.
La mirada de un niño pequeño
Al mirar cómo se mueve un niño pequeño, sin
utilizar la opacidad que nos produce nuestros conocimientos e ideas, podremos
contemplar la vida en su mayor expresión. Descubriremos
que sus movimientos y expresiones, no son debido a sus pensamientos ni a sus
creencias, sino al impulso de la vida creadora que la conduce.
Cuando vemos nuestra vida, a través del
funcionamiento de los conocimientos, pensamientos y creencias, pensando que
obtenemos de ellas seguridades, observamos como ellas nos dividen y separan de
los demás, creando a nuestro alrededor conflictos y confusiones. Como dice San Pablo (2
Corintios 3:6) ‘….. un nuevo pacto: no de la letra, más del espíritu;
porque la letra mata, más el espíritu vivifica’.
Ver más allá de la mente
Pienso que vivir desde las creencias, política,
religiosa o de cualquier otro tipo, impide la propia comprensión de la vida, ya
que dichas ideas nos anclan, haciéndonos funcionar como un espejo, en el cual
solo reflejamos la imagen que hemos creado de nosotros mismos. Tenemos que ver
más allá de la mente.
La conclusión de todo el recorrido de nuestra vida, es que somos
extraños para nosotros mismos, funcionando de una forma artificial y
desconectados de ella. Observamos de forma limitada nuestro mundo, sin ser
conscientes de que eso que vemos, es la proyección de nosotros mismos, es lo que uno es en su interior y lo hace visible sobre lo externo.
Por lo tanto, uno
tiene que empezar por descubrir que sus acciones producen conflictos y dolor, en el mundo exterior y con
este descubrimiento modificar nuestro interior, y en ese nuevo proceso de
descubrimiento podremos conectar con la capacidad creadora de la vida.
En esta nueva forma de observar el “misterio” que es “contemplar
en silencio” la mente ha de abrirse a la realidad, ha de
enfrentarse con los hechos del mundo exterior y del mundo interior, sin ideas
preconcebidas ni limitaciones de ninguna especie, es
preciso que haya un estado mental en el que exista la percepción directa, hay
que darse cuenta de las acciones que realizamos. Y para ello hay que estar
constantemente en guardia, sin asentarse en repeticiones rutinarias de acciones
o de pensamientos. Es descubrir el “como Pensar” en lugar del
“Que Pensar”.
Tal vez nos pueda suceder como a María, que tengamos miedo al
recibir el mensaje. -No tengas miedo, María-.
En este punto la
Inteligencia Emocional nos dice que el miedo existe siempre en relación a la perdida de lo conocido, no de lo desconocido.
Donde hay deseo de autoprotección, hay miedo,
la semilla de la defensa engendrara ofensa, todo lo que la mente hace para
despojarse del miedo, causa miedo (Krisnamurti). Y
lo conocido para nosotros, son personas, cosas o ideas, que poseemos o que
creemos que poseemos. Por lo tanto, tenemos que entender que nuestro miedo, se
puede producir por el pensamiento de la pérdida que pudiera sobrevenir por
algunas de estas cosas físicas o psicológicas- que hemos acumulado y que las
utilizamos como soporte para darnos sentido.
¿Si lo pierdo todo “quién soy”?
Como cierre del mensaje, es importante resaltar la respuesta tan
adecuada que da María:
Aquí tienes a la sierva del Señor.
Es una respuesta que rebosa confianza dentro de la incertidumbre, “no sé, pero acepto” y en ese acto de
aceptación y disponibilidad es cuando “comprende”.
Pero no un comprender de ideas y
pensamientos, sino de un ensanchamiento de conciencia que significa que lo que
antes no tenía cabida ahora puede estar.
Debemos ser conscientes, que es un mensaje de actualidad y
dirigido personalmente a cada uno de nosotros, por lo tanto, se merece una
respuesta nueva y llena de creatividad, profundizando en el símbolo y no en el
texto.
Mi reflexión en estas navidades será, ¿qué
respuesta es la que daré a este mensaje?; no con palabras de otras personas,
escritos de algún libro, o repitiendo por tradición, sino ensanchando mi mente
para que pueda comprender este Misterio que se nos anuncia.
Para finalizar quiero realizar una última
reflexión. Se refiere al famoso anuncio de televisión y que tanto nos emociona
en estas fechas sobre “volver a casa por Navidad”. En el plano de lo tangible,
nos recuerda “nuestro origen”, “de donde partimos”, y en el plano intangible,
podría ser “Volver a lo que Somos” y en un sentido espiritual volver a la “Casa
del Padre”.
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