El fútbol base moviliza cada semana a miles de niños que, desde muy pequeños, compaginan sus estudios con los entrenamientos y partidos. Los padres acompañan a los chavales en las competiciones y siguen desde la grada el juego de sus pequeños. Gracias a la popularidad de este deporte y a la extensión de las infraestructuras deportivas en ciudades y pueblos, jugar al fútbol en las categorías de benjamines, alevines e infantiles se ha convertido en un aliciente para los niños y en una magnífica herramienta para su crecimiento físico y el aprendizaje de valores como la disciplina, el trabajo constante y en equipo. Sin embargo, en los últimos años, la televisión nos ha servido imágenes decepcionantes de discusiones, enfrentamientos y agresiones en las gradas e incluso sobre el terreno de juego. Los protagonistas han sido padres y madres seguidores de los equipos que en ese momento estaban sobre el césped. Son momentos vergonzosos en los que la agresividad y la violencia invaden el territorio natural del deporte infantil que es el del juego y la diversión.
El pasado fin de semana un grupo de niños malagueños le dio la vuelta a esta tendencia negativa que parece que se ha instalado en el fútbol base. Los niños, de 10 y 11 años, miembros de un equipo de la categoría alevin pararon el partido al ver que muchos de sus familiares estaban discutiendo enfrentados detrás de una de las porterías. Los chavales se acercaron al lugar de la disputa con sus entrenadores y se pusieron de espaldas a ellos en un gesto de rechazo a la violencia. Después se dieron la vuelta, levantaron sus brazos y dijeron "eso no se hace" con un gesto de sus dedos índices. Fue un movimiento sencillo y directo que pudieron ver todos los espectadores que estaban en el campo de fútbol y los que seguían el partido en ese momento a través de Canal Sur TV.
Este bonita reacción de niños recriminando a sus padres por el mal comportamiento que estaban teniendo se produjo en durante el partido Málaga CF- Sporting Portugal del 'Costa de la Luz Cup' que se celebró en Punta Umbría. Era un partido de semifinales. Los malaguistas ganaron la eliminatoria y también la final al derrotar a los alevines del Betis.
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