El profesor Barraquer con dos de sus hijos y uno de sus nietos en su clínica. Foto: La Vanguardia |
Joaquín Barraquer es un hombre extraordinario. A sus 89 años sigue trabajando cada día en la clínica oftalmológica que fundó su abuelo a principios del siglo XX. Después de intervenir quirúrgicamente a 100.000 pacientes, crear una nueva técnica para la cirugia de las cataratas y promover una titulación de Oftalmología en su clínica, sigue al pie del cañón. El conocido doctor catalán está orgulloso de haber recibido la distinción de Oftalmólogo del Milenio. Participa como profesor honorario en numerosas universidades y sociedades científicas y transmite a sus hijos y nietos la pasión por su labor.
Barraquer recuerda los días lejanos en los que su padre, al que adora, le introducía con sus hermanos en el quirófano. Le transmitió la vocación por la Oftalmología y la generosidad con las personas sin recursos económicos. Años después, el mismo día que Ignacio Barraquer falleció, Joaquín le extrajo las cornéas para trasplantarlas a un paciente pobre. Su clínica siempre ha tenido espacio para los que no pueden costearse las intervenciones quirúrgicas. La Fundación Barraquer opera gratuitamente en países subdesarrollados desde 2003. Joaquín Barraquer, un científico a la usanza de los grandes médicos humanistas, quiere ser recordado "como alguien que siempre estuvo dispuesto a ayudar".
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