Dario Mata. Foto: L.O |
La solidaridad salva vidas. Esta semana hemos tenido un ejemplo claro en Antequera, provincia de Málaga. Dario Mata, un jugador de balonmano antequerano de solo 19 años, se desplomó al suelo del pabellón 'Fernando Arguelles' a causa de una parada cardiorespiratoria. Llevaba diez minutos entrenando con sus compañeros cuando perdió el conocimiento e incluso el pulso durante 25 interminables minutos. Así lo contó Martín González, un médico que estaba en la grada y bajó a asistirle. Cuando llegó donde estaba el chaval, este ya era atendido por sus entrenadores Lorenzo Ruiz y Quino Soler y el conserje del pabellón, Paco García, que llevó el desfribilador instalado en la recepción a la pista deportiva. Todo un trabajo solidario en cadena, que coronó el doctor con las maniobras de reanimación. "Luché hasta el final, no podía dejarle morir. Hice el trabajo que como médico debo saber".
Minutos después, un equipo del Servicio de Emergencias 061 trasladó al chico al Hospital Comarcal de Antequera donde fue atendido y quedó ingresado.
Dario Mata vive para contarlo gracias a personas que, como decía el facultativo, hicieron lo que tenían que hacer. Dicen que las sociedades avanzadas demuestran que lo son en como tratan a los niños, ancianos y a los que sufren en general. Avances científicos y técnicos con enfoque humano ayudan a seguir adelante. Las horas de sufrimiento de Dario habrían sido muy diferentes hace solo veinte años. Cuando él nació la empresa pública del 061 daba sus primeros pasitos en Andalucía, Antequera no tenía hospital y faltaban muchos años para que los desfibriladores se instalaran en las instalaciones deportivas y espacios públicos. Vivimos en una sociedad que ha avanzado mucho, en poco tiempo, aunque a veces los árboles de las grandes dificultades actuales no nos dejen ver el bosque del bienestar conquistado.
'Luché hasta el final, no podía dejarle morir'
No hay comentarios:
Publicar un comentario